Capítulo 4

366 20 5
                                    

Antes de hacer mi examen, repasé algunos apuntes que había hecho con Tsukishima y vaya que me sirvieron

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Antes de hacer mi examen, repasé algunos apuntes que había hecho con Tsukishima y vaya que me sirvieron. Solo me dieron 2 horas para terminarlo, a pesar de que no era muy largo el examen, las preguntas eran más complejas de lo que imaginaba, aunque era obvio al ser un examen extra, pero debía terminarlo y terminarlo bien para que me pudiera ir a Tokio.

Al terminar, salí corriendo del salón a la salida, ahí ya estaban Kageyama y Shōyō, solo teníamos que buscar a la hermana de Tanaka.

—¡Hola fracasados! —esa chica era igual a Tanaka— Suban.

—¿Eres la hermana de Tanaka-san? —preguntó el pelinaranja.

—Llámenme Saeko —para mí estaba mejor—. Los llevaré a Tokio enseguida.

Nos guiñó un ojo y los chicos se pusieron rojos.

«Hombres», pensé negando.

Apenas terminamos de ponernos los cinturones y la rubia ya estaba en la esquina de donde terminaba la escuela.

«Debí haberme ido en el tren bala como siempre», me dije a mí misma al ver como manejaba esa chica.

Si moría, le iba a dejar todas mis pertenencias a Kuroo porque Kenma sabría como producir mejor dinero que él.

Cuando llegamos a carretera, el viaje se hizo más cómodo y fue cuando me quedé dormida. Como iba en la parte de atrás junto a Kageyama, no me molesto subir mis piernas hasta la mitad de los asientos para poder dormir un rato.

Entre sueños, escuché como es que hablaban del Pequeño Gigante y como Shōyō lo admiraba tanto que por ese chico comenzó a jugar vóley, era interesante saber como es que cada uno de ellos se apasionaba por un deporte que muchos consideraban aburrido.

Seguí dormida hasta que sentí el sol en mi cara, abrí los ojos y ya estábamos en Tokio, de hecho, Saeko estaba estacionando la camioneta donde nos había transportado.

—¡Llegamos! —me bajé con todas mis cosas y empezamos a correr tras la Tanaka mayor— ¡Que bien, aún están jugando! ¡Pudimos llegar a tiempo!

La rubia volteó a vernos sonriente mientras tomábamos aire.

—Gracias por traernos, Saeko —agradecí—. No cualquiera nos hubiera hecho este favor.

—No te preocupes, lo haría por una chica tan linda como tú.

Sonreí a más no poder porque el hecho de que una chica linda te dijera linda era lo mejor que una mujer podía experimentar.

—¿Las estrellas esperan hacer su entrada? —abrí la boca porque yo conocía a la perfección esa voz— Que molestia.

Como estaba atrás de Kageyama, moví mi cabeza y definitivamente eran esos dos tontos.

—¡¿______?! —los tres estábamos muy sorprendidos.

Bloqueo en el Amor//Tsukishima y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora