Capítulo 11

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Al otro día, ya estábamos en Sendai siendo apoyados por la que era mi capitana

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Al otro día, ya estábamos en Sendai siendo apoyados por la que era mi capitana. Era gracioso ver como trataba de controlar sus nervios al estar cerca de Daichi, el capitán recibió un amuleto de la suerte y no pude evitar reírme de ambos.

Todos tenían mucha energía de sobra que seguro gastarían en la cancha. Además de que había más gente y ese día sí narrarían el partido, hasta habían llevado cosas para darles animo a los chicos.

Al contrario, los chicos se encontraban terriblemente nerviosos, hasta el profesor Takeda se veía intranquilo.

—Se asustan demasiado —volteé a ver a Tsukishima con una mirada molesta, no podía burlarse de los chicos.

—Mira quien te vino a ver —el rubio al voltear a ver a su hermano mayor, emanaba un aura molesta—. Vamos, no seas tan duro con él.

—¿Y a ti qué te importa el como lo trato? —abrí los ojos con sorpresa porque no me esperaba que me contestara de esa forma.

—Tienes razón, no me importa —respondí y me fui con Shoyō para ayudarlo con los nervios.

Tras darle una pastilla a cada uno, vimos como los del Shiratorizawa remataban, a decir verdad, siempre que veía un remate poderoso como el de Ushijima, me sorprendía mucho, pero no iba a ser problema, podríamos detenerlo.

El juego estaba por comenzar, así que Yachi y yo nos fuimos con los demás a las gradas. Era turno de que presentaran a los chicos y llegué justo a tiempo para ver la entrada de Tsukishima.

—¡______! —sonreí al ver a Akiteru— Será un gran juego.

—Tu hermano ha mejorado como no tienes idea.

Una vez presentados ambos equipos, suspiré y esperaba que las cosas no se les salieran de las manos a los chicos. Y empezaba el juego y había sido horrible, aunque el Karasuno trató de detenerlo, no pudieron hacerlo. Todos estaban muy tensos.

—¡Calmense! ¡No pueden autodestruirse! —antes de que yo les gritara, Suga ya los estaba regañando— ¡¿Los de la tele los ponen nerviosos?! ¡No fastidien!

Me reí muchísimo por los gritos alterados de Suga y porque hasta el arbitro se le había quedado viendo. Y cuando menos nos dimos cuenta habían anotado un punto. En las gradas, Saeko estaba haciendo muchas preguntas y siendo respondidas una a una, parecía que quería aprender si iba a ir a ver los partidos de su hermano.

Y en la cancha, Noya y Kei estaban más tensos que cualquiera, pero el Tsukishima menor se estaba irritando por no encontrar un ritmo que lo ayudara a bloquear a la estrella del Shiratorizawa.

—Por lo menos es lo contrario de los jugadores que actúan por sentimiento —sabía que Akiteru se refería a su hermano—. No confía en su propia fuerza ni en la sensación de levantar el balón.

—¿Y te consideras su hermano? —reí y negué.

—Es un elogio, Saeko —dije—. Él actúa así, siempre que se deprime es mejor calculando las jugadas, no se preocupen por Kei.

Bloqueo en el Amor//Tsukishima y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora