Llegar a una nueva ciudad con el corazón roto no es muy buena idea si lo piensas de manera objetiva, pero para ella fue la mejor decisión que pudo haber tomado.
Empezar de nuevo donde nadie la conocía, no era del todo malo si te ponías en sus zapato...
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Habíamos llegado al gimnasio bastante temprano y Hinata había sido el primero en correr emocionado seguido de Kageyama. Eran unos desesperados, ni tiempo habíamos tenido de decirles en donde íbamos a estar.
—¡Chica de lentes y la que siempre agradece, no se olviden de darme su número después! —volteé mi cara porque no quería ver al chico que me había molestado la última vez.
—No te acerques a ese chico —me susurró Tsukishima—. No quiero que te moleste.
—¿Estás celoso? —pregunté con malicia— Kei esta celoso.
—Cállate —dijo avanzando con los demás chicos. Me reí porque definitivamente estaba celoso.
Después intenté buscar a Hinata y cuando lo hice, estaba en medio de chicos peligrosos. Hasta que vi que Ushijima se alejaba, yo pude acercarme.
—¿Qué le hacen a mi estrella? —pregunté a Oikawa entrecerrando los ojos.
—Pero si es la chica de la última vez —el saludo de Oikawa fue bastante energético y se alejó de Shoyō—. Recordé de donde te había visto, eras novia de alguien muy molesto.
—Es raro, yo no te recuero —contesté.
—Ese chico jamás dejaba que se te acercaran, me alegro verte —sonreí porque realmente era agradable—. ¿Te molesta si intercambiamos números?
—No quiero ser tu fan —él se rio y negó—, pero está bien, pásame tu celular.
Escribí mi apellido seguido de mi nombre y mi número, revisando que todo estuviera bien y se lo devolví.
—Yanobu —dijo viendo el contacto recién agregado—. Oikawa. Es un placer volver a verte.
—Claro, pero si sigues molestando a Shoyō te mataré —él volvió a sonreír y se fue dejándome con el pelinaranja.
—No sabía que conocías al Gran Rey.
—Lo conozco por Kageyama —dije sin darle importancia—. En fin... ¿Ya pasaste al baño?
—¡No te vayas! ¡Ya regreso! —esperé tal y como el pelinaranja me había pedido.
—¿Listo? —el chico asintió una vez salió—Es casi nuestro turno, démonos prisa.
Casi corrimos para llegar donde todos estaban. Les deseé mucho éxito a todos y me detuve en el chico de lentes.
—Que guapo te ves con los lentes que te dio tu hermano —dije viendo al rubio—. Van hasta con tu personalidad.
—Gracias —sonreí—. Vamos a ganar.
—Yo sé que lo harán.
Yachi y yo nos fuimos a las gradas a ver el partido esperando que todo saliera bien. Éramos muy pocas personas apoyando al Karasuno, lo que significaba que teníamos que apoyar a los chicos con todas nuestras fuerzas.
