32.🖤

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Alaia

No quiero abrir los ojos, tengo miedo y me niego a despertar en un hospital, no otra vez. Me mantengo con los párpados cerrados, pero puedo escuchar a las personas a mí alrededor, reconozco la voz de mis papás.

Lo más raro es que no escucho el ruido común de un hospital, no hay pitidos, no capto gritos a lo lejos y no siento el olor a fármacos.

No estoy en un hospital.

Todavía siento una pequeña molestia en la cabeza y los latidos de mí corazón irregular junto a mí respiración.

Hay un pequeño escozor en mi brazo, me aplicaron una inyección que reconozco muy bien porque no me la aplicaban desde que era pequeña. La cama en dónde estoy se hunde cuando mí mamá se sienta a mí lado, reconozco su delicadeza y elegancia. No abro los ojos, no quiero porque no quiero saber nada de lo qué está pasando mundialmente conmigo y con Keler..

Oh Keler..

A él era la última persona que quería salpicar con mí fama, ¿qué dirán de el ahora en adelante?. Eso yo no lo quería porque sé que aunque es de la realeza y por eso también es famoso, el y yo tenemos diferentes tipos de famas. Los medios lo pueden perseguir por estar conmigo y no me parece justo. Tampoco quiero que me persigan a mí, ya vivo con la presión constante de tratar de no cometer malditos errores y seguirá así.

Pero ¿cómo podría alejarme de Keler y arrancarme todo lo que siento?.

No puedo.

Mamá me acaricia la cara.

—Tienes que despertar cariño —deja un beso en mí cabeza—. El doctor quiere hablar contigo.

Suelto un suspiro restregando mis ojos para aclarar mí vista.

Estoy en mí habitación.

Mamá me da un sonrisa pequeña que resulta de cierto modo relajante.

Me incorporo y paso mis manos por mí cabello, dándome cuenta que lo tengo recogido en un moño a medio lado. Lo último que recuerdo fué haberme desmayado, ¿cómo se dieron cuenta que me dió eso?.

Ella hace una seña con la cabeza hacia la puerta, inmediatamente me doy cuando que mí padre se encuentra en el marco de la sin ningúna expresión y sin algún rastro que pueda mostrar sí está enojado o preocupado.

Cuando me vé a los ojos sale de la habitación.

Pero a los momentos entra de nuevo junto al doctor de la familia.

Se me acerca revisando mis signos y les dice a mis padres que por los momentos todo bien.

—¿Por qué ahora? —le pregunta Fernando al especialista.

El hombre guarda sus instrumentos en el maletín.

—Estaban al tanto que podía volver a pasar.

—Después de casi diez años —susurro para nadie en específico.

El doctor me mira.

—Recuerda que siempre has podido tener una vida normal, lo que tú tienes no es algo extremo pero si es de cuidado —miro mis manos entrelazadas—.Has practicado acrobacias, haces ejercicios y otras actividades que requieren resistencia física y esfuerzo que requieren la fuerza completa de un corazón.

—Osea que ahora estaré con cuidado, yo no quiero vivir con miedo.

Levanto la cabeza y lo veo negar.

—No Alaia, puedes vivir tú vida como siempre lo has hecho.Tu problema en el corazón es un leve soplo que afecta tú nivel cardíaco y te da dolor de cabeza, dado tu expediente no se presentaba desde que tenías ocho, lo cuál lo veo raro pero no hay de qué preocuparse.

Soy famosa no princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora