Un poema desesperado

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Había una vez, una bandeja
Que era pendeja
Tenía como novio una almeja
De color almendra.
Su novio se iba y a veces viene
No tiene cara ni peine
Y algunos viernes genera perlas
Como los que en la boca tienes.
Pero un día los novios terminaron
Parece que ambos la cagaron
Ella no trabajaba y era vagaza
Pero después de todo se llevó la casa.
Él, lleno de dolor
Decidió olvidar a su amor
Lléndose en su barco a motor
A una isla donde se quedó sin color.
Quiso matarse
No hallaba razón para estimarse
Hasta que un día
Le detectaron SIDA
Por lo que lloró toda la noche.
Le contó a su ex y no le dio roche
Pero ella, sin importarle
Lo mandó a la mierda.
Como no tenía cuerda para matarse
Fue a un lugar a retirarse y poder acabarse.
Pero antes de lograrlo
Llegó una gaviota
Que lo devoró
Como a todo un idiota.

Créditos: Edgar, Jose y Guille


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