Epílogo

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La explosión fue de una magnitud impresionante, dejó mucha gente ciega. Fue tan pero tan impresionante que algunos negros se volvieron blancos, mientras los chicos del alimón la contemplaba, llorando aún por el Chanca, ese memorable personaje que acababa de dar su vida por el bien del universo, pero él les había dicho que cuando terminaran los "fuegos artificiales" ya no recordarían nada y tendrían vidas normales, como siempre debió ser. Los chicos se vieron unos a otros y en silencio se abrazaron formando un círculo, conscientes de que solo les quedaba un minuto. En ese instante, uno de ellos empezó a reír, acordándose de todos sus momentos juntos, a lo que los demás también lo hicieron. Whinney les dijo: "Chicos, los voy a extrañar", a lo que Guillermo respondió: "Ay, Whinney, ¿por qué siempre la cagas?". Todos rieron aún más, hasta que la explosión los alcanzó...

La campana sonó. Eran las ocho de la mañana de un soleado lunes 13 de abril de 2015. Los alumnos empezaron a llegar. Primero llegó una chica con un extraño moño y una polera roja que se sentó adelante, pero no tanto. A su lado se sentó un chico vestido de negro, quien usaba lentes y estaba ensimismado en su propio mundo, pensando en los cliffhangers de su novela americana. Detrás de la chica, un joven con cara de zonzo y un polo azul de rayas, que parecía tener algún transtorno de conducta se sentó. En un rato llegó una chica rubia o pelirroja o castaña, no tenemos idea, y se sentó atrás. por lo visto, solo le importaba escribir su fanfiction de One Direction y dibujar logotipos para los títulos de todos los que había leído hasta la fecha. 

Más atrás, estaban dos chicos, dos buenos amigos que aparentaban ser más, de nombres impronunciables y compartían extrañamente muchos gustos, entre ellos, el fútbol. Más a la izquierda y adelante, se sentaba una chica de voz delgada, al lado de un joven parecido a Zac Efron, a la que ella miraba con deseo y lujuria. En ese momento, llegó una chica bajita de pelo corto, quien interrumpió la clase para pedir una silla. Para qué, si después se puso a chatear con su enamorado, con quien formaba el portmanteau perfecto. Llegó otro muchacho súper gilero, quien se amistó con el doble de Zac Efron. Éste al conversar con él, dejó de lado a la chica de voz delgada.

Al frente de la chica del moño y la polera roja se sentaba una joven con apellido de hortaliza que adoraba las novelas románticas. Por la puerta del salón, pasó un anciano, diciendo que casualmente tenía que dar clase en el tercer piso.

La hortaliza novelera era Mirella (su segundo apellido era Lechuga); el gilero robaamigos era Luis; la tardona del perfecto portmanteau era Karol; la chica de delgada voz y enamorada del Zac Efron cholo era Whinney; los dos chicos que habrían formado la pareja gay más popular de la Pre tenían nombres impronunciables, por lo que los apodamos (y luego inspiraron) Elver y Larry; la directioner turbada de cabello de color indeducible era Angela, el transtornado con actitud de haber tomado energizantes con Red Bull, valga la redundancia, era Edgar; el antisocial miope acusado de tener un transtorno obsesivo-compulsivo metalero y fanático de Days of our Lives era Guille; y la chica de polera roja, anécdotas raras y gracioso moño era Jose.

Todos estaban callados, copiando la clase. Ya en el receso, el silencio era inquietante. Tan inquietante, que el inquieto del grupo estaba inquietantemente inquieto. Por ello, mientras la chica del moño tomaba algún tipo de bebida (no alcohólica, esperemos), él, turbando el silencio, le preguntó: "¿A qué carrera vas?". Al fondo del salón, Angela dormía y Whinney seguía mirando con lujuria a aquel chico. Jose se volteó y lo miró raro, pero le respondió: "A medicina, ¿tú?". Edgar dijo: "Tecnología médica". Comenzó a sonar "I Want It That Way" de Backstreet Boys de la nada, pero nadie pareció darse cuenta.

"Y..." dijo Edgar. "¿Has escuchado a My Chemical Romance?". Al lado, Guillermo prestaba mucha atención a la conversación. "Sí" respondió Jose. "¿Y a Green Day?" preguntó Edgar. Ella se negó. "¿No has escuchado a Green Day? ¡Pero si es la mejor banda del mundo!". Guillermo sonrió y negó con la cabeza. Al ver que ellos lo habían notado, se unió a la conversación. Poco después, surgió la pregunta: "¿Hacemos una historia?".

Créditos: Edgar y Guille. 



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