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—Ojos Brillantes

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—Ojos Brillantes.

—Me gusta el nombre.

—Adeline, no deberías estar aquí.

—Ya me voy, sólo pasé a dejarte comida, trabajas todo el día...

—¿Cómo te dejaron pasar?

—¿Por la puerta? — Will la volteó a ver—. Les traje comida a ellos también.

—Adi...

—Me gusta estar aquí, obviamente quería saber la evolución de mi proyecto en tus manos.

—Si viene seguridad, no protestas.

—Te amo— se colgó de su cuello.

—¿Están viendo esto?

—Es increíble, ¡lo logró!

—¿En cuántos movimientos lo hizo!

—En veinte.

—Quince...

—Dame el video— exclamó Will antes de salir corriendo de ahí, seguro rumbo a la oficina.

—¿Puedo pasar?

—Ponte protección.

—Estaré bien.

Desde hacía un par de semanas que sufrió tantas pérdidas, después de un intento de suicidio al no sentirse atada a la tierra de ningún modo, ya no le importaba nada, entraba sin protección a las celdas de trabajo, a veces comía junto a ellos o bebía directamente de sus botellas. Will la trató y cuidó, pero debió volver al trabajo y ella intentaba aferrarse a la vida de algún modo. Por más que peleara, ella no tenía pistas de su hija, no había una especie de indemnización por el daño causado y por el intento de robar la fórmula matemática con la que intentó salvar a su difunto esposo. Se paseaba por los laboratorios de su hermano, donde estaban los simios, para darles su bebida, para ayudarlos a bañarse, o simplemente estar.

Se sentó frente a Ojos Brillantes, aquella que vio modificada su genética gracias a la 112, la vio, ambas tenían mirada clara, ambas tenían cierto brillo, el de la recién llegada menguaba con cada día que pasaba y el de la hembra haciéndose cada vez más creciente, llamativo. Adeline se mostraba maravillada con las acciones de la simia, pidió permiso con un leve gesto para tomar de sus uvas. Parecía que disfrutaba de su compañía porque se sentó a su lado, el asistente y ella cruzaron miradas porque parecía no comprender ese lazo que se formó al ir cada tanto y quedarse un par de horas.

—Sólo un primate.

—Con uno basta.

—Se ha invertido mucho dinero, sólo tienes una oportunidad.

—Una oportunidad es todo lo que necesito.

—Bien.

—Pero necesito ver toda la investigación.

La madre del mesíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora