Adeline Rodman tiene un esposo con EPOC, decide entrar a los laboratorios GEN-SYS para encontrar la cura. cuando su padre avanza en Alzheimer, el trabajo presenta una falla y la vida de los hermanos cambia radicalmente al convertirse en protectores...
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Tuvieron que posponer el viaje a la granja porque Brent se puso grave, y debieron ingresarlo de emergencia al hospital. A la hora de estabilizarlo y pasarlo a un cuarto, se escucharon las alarmas y a una de las enfermeras gritar "código azul", Adeline se acercó a uno de los jefes de personal para ofrecerse a ayudar, les pasó el expediente médico y el privado del trabajo para cualquier tipo de percance. Taylor se estaba preocupando y Will no encontraba palabras que pudieran serenarlos.
—Necesito traer la fórmula.
—No es momento.
—Es mejor que nada.
—Es un prototipo apenas.
—Es lo más cerca que he estado de la cura.
—Ada...
—¡No van a intentar convencerme...!
—¡Código oro!
Adeline se había caído cuando intentó sostenerse el costado, Will la subió a la camilla y comenzó a dar los datos médicos mientras llamaba a Doge, el médico que atendió a la madre de ambos durante el parto. La mujer lloraba y llamaba a su hermano, con temor a no salir de ahí, ya que el parto se adelantaba mes y medio. Will se quedó con Taylor en la sala de espera, ahora más tensos que antes.
El parto generalmente se da sin inconvenientes, puede causar riesgo para la madre, para el bebé o para ambos. El trabajo de parto ocurrió gracias a una ruptura prematura de membranas, la fuente se rompió antes de iniciar con la labor, lo cual aumentaba el riesgo de infección, otro de los médicos dijo que podría haber problemas con la placenta, lo cual devenía en más problemas, ya que podría desprenderse del útero o adherirse con demasiada firmeza al útero.
—No está dilatando.
—Aún no está a término.
—La posición no es la más óptima.
—Comenzó el sangrado.
—Necesito que detengan la hemorragia.
—Traigan más sangre.
—AO+.
—Dos litros.
—Comienza nuevo desgarro.
Casi pareciera que no querían ayudarla, sólo escuchaba malas noticias. Quería detenerlos, no podía empezar a pujar porque su cuerpo no reaccionaba, lloraba y balbuceaba. Intentaba llamar a su hermano, a su padre, a su cuñado, daba instrucciones de cómo proceder con su esposo y, casi lejano, vio cómo alguien tomaba nota de las fórmulas y los números que se esforzaba por decir. Sus ojos se abrieron como platos e intentó quitarse a todos de encima, se arrancó la intravenosa y se la encajó a alguien.
Claro que la sedaron, mas no perdió la conciencia, veía el techo y derramaba lágrimas silenciosas. Sentía cómo varias manos maniobraban para sacar al bebé cual tumor, conforme sentía que la anestesia abandonaba su cuerpo, se aferraba a las sábanas para dejar de pensar en el dolor que eso significaba. Le abrieron el vientre y sintió el tirón del bebé dejando su ser. Sin evitarlo, soltó un sonoro quejido, agarró los fierros a cada lado de la cama y arqueó la espalda, aun sin aire, se permitió llorar.
—Niña.
—Déjenme verla.
—Antes debemos hacerle pruebas.
—¿Podrían avisar a mi hermano?
—En cuanto te suturemos, podrás hablar con él.
—¡Adeline!
—¡Will!
—¿Dónde está?
—No me dejan verla.
—¿Verla?
—Es Stwart, quiero llevarla para que Taylor la vea.
—Hay algo que debo decirte...
—¡No!
—Adeline, escúchame.
—¡Código rosa!
—¿Ha nacido otro bebé en estas horas?
—No.
—¡Mi niña!
—¡Código blanco!
Ahora se trataba de la caída de una paciente, se volvió a quitar el respirador, la intravenosa y todo lo que impidiera su carrera en busca de su bebé. Will cuidaba que nadie se interpusiera entre su hermana y la bebé. Para sorpresa de Adeline, Taylor no estaba por ningún lado y sólo le preocupaba más. Llegó al área pediátrica y, efectivamente, su hija no estaba por ningún lado. El guardia intentó detenerla, varios asistentes intentaban llevarla al ala psiquiátrica y Will los frenaba.
—Resuelven lo de mi bebé o iniciaré proceso legal.
—Señorita...
—¡Nada!
—Adeline...
—¡¿Qué?!
—Tienes que ir a despedirte— Taylor apareció por el pasillo.
—No— murmuró por lo bajo, se dejó caer de rodillas mientras el llanto comenzaba a sonar cada vez más estrepitoso. El guardia indicó a los empleados que se retiraran, los alcanzó el médico que llevaba el caso de su esposo para intentar dialogar con Adeline—. No, mi Brent.
Will y Doge llevaron a la mujer hacia la habitación. Brent de verdad estaba en las últimas. Abrió los ojos e intentó alzar la mano buscando la de su esposa. Adeline se sentó a su lado, besó su frente y cerró sus párpados. Apoyó su cabeza en ese delgado pecho que ya no subía ni bajaba. Lloraba por lo bajo, viendo el vaso medio lleno, se alcanzaron a despedir, él resistió lo necesario para verla una última vez. La mujer abrazó a Taylor antes de irse a cambiar y firmar los papeles de salida, habló a la funeraria para que recogiera el cuerpo y lo llevara al panteón familiar, donde estaba su madre, sus abuelos y donde algún día lo alcanzaría.
Y claro que no se quedó de brazos cruzados, demandó al hospital y a todas las personas involucradas en su parto, a las personas a cargo del cuidado de su bebé. Laboratorios GEN-SYS rompió lazos con el hospital y sacó a los médicos de su nómina, ya no recomendaban sus servicios, ni siquiera en el sector privado. Sin embargo, las luchas de Adeline apenas empezaba, pues cerraron el proyecto porque no pudo salvar a una sola persona, en simios sí funcionaba, en las mismas condijo encontró a su esposo.
—No deberías estar aquí.
—Ya sé que no trabajo aquí, mi excusa es que voy a recoger mis últimas pertenencias del despacho.
—Te hará daño volver ahí.
—De hecho, ya fui— le entregó un folder—, no se lo llevaron todo.
—¿Por qué me das esto?
—Cambia los dos dígitos que señalé y has la cura para nuestro padre.
—Adeline, no me puedo quedar con tu trabajo.
—Ponle el apellido, en lugar de tu nombre— sonrió mientras se sentaba en las piernas y él la acunaba como en su tiempo de niños—, estos dos años de esfuerzo no pueden ser en vano. Quiero que nuestro nombre quede inmortalizado en la historia.
—Acaban de capturar diez simios, en tres días inicio las pruebas.