(I)

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Bang Chan había nacido en este mundo como cualquier otro lobo, en una manada grande y con una vida tranquila. Creció como todo un líder, era fuerte y astuto, justo y valiente, pero no era un asesino y cuando tuvo que asesinar al príncipe ángel todo su valor se esfumó, sus ojos suplicantes herían su determinación y nada importó, lo liberó, liberó al único hijo del adversario de su padre, liberó al enemigo. Por cuenta propia abandonó la manada, la última conceción de su padre, la última bondad que recibió. 

Ahora vagaba como un lobo solitario, en peligro de muerte por cada paso que daba. 

― ¡Chan hyung! ―un pequeño lobito se acercó juguetonamente. 

― Hyunjin, largo. 

― No sea gruñón, solo pensaba que ahora que usted no tiene manada y yo tampoco... ¿Tal vez pueda acompañarlo? 

― No, eres un niño, ve con Changbin y Han, y haz el favor de quedarte con ellos, te necesitan mucho más que yo. 

― Créame, Han y Changbin hyung estarán más que bien ellos solos. 

― Como ya dije cientos de veces atrás, eres un niño, no dejaré que vengas, Han y Changbin son más débiles, y aunque sean más agiles que tú y yo, siguen siendo más débiles en cuestión de fuerza física.

― Pero Han puede defenderse solito.

― Ve con ellos, Hyunjin, es una orden.

― Bien, pero llámeme si pasa algo.

― Sí niño, lo haré.

― Bien, me voy, pero que quede claro que detesto a Han.

― No mientas ―con un gesto cariñoso, Chan se despidió de Hyunjin y solo retomó su camino cuando se hubo asegurado que el cachorro regresaba por el camino correcto. 

Chan había observado al pequeño príncipe por una semana, no estaba seguro de que exactamente iba a hacer con él, remediar su error no tenía caso, pero ahí estaba, acechando en el perímetro seguro, esperando una oportunidad para actuar. 

Y esa oportunidad llegó, cuando el primo mayor del príncipe alejó a los otros guardias con un gruñido. 

― ¿Acaso no era tu deber protegerlo? ―la pregunta se quedó sin respuesta, ya que el lobo no había tenido tiempo de reaccionar antes de caer inconsciente. 

― Tú ―el príncipe temblaba, pero no se atrevía a bajar la mirada―. ¿Qué le hiciste? 

― No va a morir, aún, solo es un poco del veneno que tú ya conoces bien. 

― ¿Qué es lo que quieres? 

― Ven conmigo y entonces vivirá, lucha y morirá ¿Qué eliges? ¿Tu vida o la suya? 

― No dejaré que muera. 

Chan volvió a morder al guardia. 

― Tomará tiempo, no te atrevas a cambiar aquí. 

― ¿Qué me harás? ―la respuesta llegó en forma de una mordida en su hombro, suficiente para inmovilizar a un lobo alfa adulto. 

Cuando el veneno empezaba a disiparse, Minho abrió los ojos y vio impotentemente como el lobo enemigo llevaba a su primo inconsciente. 


El cazador | MOON TALES 1 | chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora