(VIII)

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Chan estaba corriendo, como siempre, pero esta vez cambió su ruta y se acercó a su manada. Desde lo lejos, escondido entre los arboles, pudo ver a los niños correr, todo parecía tan perfecto ahí, hasta su padre se veía feliz.

― ¿Qué haces aquí?

― Han, silencio.

― Ok, pero no creo que sea bueno que estés aquí, viendo a esta gente, viéndolo a él.

― Han.

― Te hace mal.

― Por favor.

― Solo digo, eso ya pasó, vive el presente, me preocupas, y bueno, ellos estarán bien, no es como si pudiera venir una manada de por ahí y acabarlos, es imposible, están muy bien preparados.

― Lo sé, pero pude haberles dado un hogar si no hubiera sido tan débil.

― No eres débil, yo creo que eres genial, además, ya tenemos un hogar, no quiero otro, a Bin hyung le gusta esto tal y como está, y a Hyunjin no le importa vivir en una casa así en medio de un bosque.

― Pero.

― Oye, no será la mega mansión ni una manada, pero es nuestra casa y nos gusta así, al estilo humano, sí señor.

― A veces pienso que no merezco tenerlos.

― Ya, no seas tan duro contigo mismo, vamos, no he tenido tiempo de correr, ¿me acompañas?

― ¿Por qué saliste solo?

― Porque quería, además, si viene un lobo, lo despedazo, tranquilo hermano, nadie me va a morder a menos que yo le deje.

― Bien, desde mañana te enseñaré a controlarte mejor.

― ¿De verdad?

― Sí, de verdad.

― Vaya, eso es perfecto, no sé como controlar los impulsos de demonio, ya sabes a que me refiero, es horrible, y su estúpido rostro en mis bellos sueños, ¿cómo se atreve?

― ¿De quién estamos hablando?

― Ah, de nadie, solo un tipo bonito.

― ¿Enamorado y no me enteré?

― Nah, ¿cómo crees?, solo me gustó su rostro y mis impulsos demoniacos me piden verlo, pero yo no quiero, no sé si entiendas, pero creo que sí, o sea, Felix y todo eso.

― Sí, entiendo a que te refieres, pero eres muy chico para caer en eso, así que, aprenderás a controlarlo.

― Eso mismo me dije yo, y por eso salí, cierto, lo olvidé, te lo iba a pedir, es que mi cabeza es un desastre, ya sabes, la mente de Bin hyung es como una biblioteca, recuerda bien las cosas, pero la mía es como una biblioteca azotada por un remolino.

― Bueno, pequeño remolino, se está haciendo.

― No es cierto, ni siquiera se ha ocultado el sol.

― ¿Qué quieres hacer?

― ¿Hay algún lago acá cerca?

― Sí, por allá.

― Vamos.

― Bien, sigueme. 

El cazador | MOON TALES 1 | chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora