(XI)

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Chan estaba corriendo por el bosque, solo, a pesar de que Felix se había ofrecido a acompañarlo y patrullar con él.

― Chan hyung.

― Soobin, ¿qué haces aquí?

― Nada, solo salí un rato, además de que Yeonjun quiere fruta, pero eso no era lo que iba a decir, lo siento, ¿cómo va con lo de la manada?

― Pues, Hyunjin está estable, supongo que no queda mucho tiempo.

― Es bueno oírlo, bueno, ya tengo que irme, hasta luego hyung.

― Hasta luego Soo ―el chico se fue, corrió, pero por la velocidad que empleó, parecía que se hubiera esfumado―. Este chico, nunca pensé que vería a un vampiro con ojeras, y menos a él, se nota que no ha dormido bien estos días ―corrió de vuelta a casa, la misma que ahora tenía un piso más, después de todo eran ocho personas―. Volví, ¿cómo están?

― Changbin está sermoneando a Han.

― ¿Qué pasó?

― Nada, Han estaba molestando a Seungmin, y como Changbin está muy sobreprotector con el niño, pues lo está sermoneando ―Felix sonrió y siguió cocinando, un postre, como todos los días nublados, un poste para subir el animo, claro, Chan sabía que eso solo era una excusa, pero le gustaba verlo embarrado con harina.

― Bueno, iré a ver ―Chan fue a la sala trasera y encontró a Han siendo regañado por Changbin―. Ya, vamos, seguro no fue tan malo.

― Solo le digo que tiene que cuidar de sus menores.

― Bueno, vamos Han, tus clases te esperan

― No me desautorices.

― No te desautorizo, yo sé que Han es tu responsabilidad, pero ahora mismo también es mi alumno, tu autoridad sobre él sigue ahí ―los tres sintieron un tirón en el pecho, los Lee entraron a la sala.

― ¿Sintieron eso?

― Sí.

― ¿Jeongin?

― Está completo.

― Channie hyung ―un pequeño lobito entró a la sala.

― Hyunjin, ya te dije que no entres con las patas sucias, vamos, afuera.

― Minho hyung.

― Afuera.

― Malo.

― Chan, creo que debes hablar con el niño ―Chan cambió, haciendo que Minho quiera lanzarles un sartén―. ¿Qué parte de "no transformaciones dentro de la casa", no quedó clara?

― Lo siento Minho ―Chan y Hyunjin salieron―. Han, ¿qué estás esperando?

― Ah, ¿yo también?

― Sí, date prisa ―el chico cambió y siguió a los otros lobos―. Primero que nada, no aceptaré un juramento de sangre hasta que tengan la edad.

― Sí hyung ―dijeron ambos chicos, que ya se lo veían venir.

― Segundo, Han, ¿es Minho?

― Sí.

― Bueno, resiste, eres muy joven para eso. 

― Sí hyung.

― Channie hyung, esto es extraño.

― Lo sé, pero es normal que te sientas así, no te preocupes, te irás sintiendo mejor.

― Bueno.

― De todas formas, acabas de recuperarte ―escuchó un gruñido, pero lo sentía más en su mente―. Escóndanse.

― Chan, lobos, son dos, un adulto y un cachorro, no son un peligro, están cerca del lago ―se estaban comunicando mentalmente, era una nueva sensación, extraña, pero no desagradable, de todas formas, ya tendrían tiempo para pensar en eso luego. 

― Ya veremos, ¿dónde estás?

― En la casa, Bin quiere salir.

― Dile que está loco, iré yo, quédate con ellos.

― Bueno.

― Bien, se quedan aquí, Han, Hyunjin, cuídense ―los niños asintieron. 

Chan corrió hacia el lugar que Minho había señalado, encontrando a su hermana y un cachorro. 

― Hanna. 

― Channie. 

― ¿Qué haces aquí? ―notó que el pequeño cachorro se escondía tras su hermana, ella estaba en su forma animal. 

― No tengo manada, escapé, papá enloqueció. 

― ¿Te hizo daño? 

― No, la señora Nayeon me escondió y me ayudó a escapar. 

― ¿Qué hay del cachorro? No me fui por tanto tiempo. 

― Sí, bueno, es mío, lo adopté, es decir, estaba solo, herido, sin lazos familiares, no pude dejarlo, es mi hijo en lo que cuenta. 

― Ya veo ¿Cuántos años tiene? 

― Dos años y cinco meses. 

― ¿Estás en posición de unirte a mi manada? 

― Claro ―Hanna suspiró―. Siempre creí que serías un gran líder, no en nuestra manada, claro, pero ahora tienes tu propia manda y un lazo. 

― Olvidaba que no puedo ocultarte nada. 

― ¿Cómo no iba a notarlo? Es reciente. 

― Sí, muy reciente y por conveniencia. 

― Bueno, yo veo que hay sentimientos. 

― Unilaterales. 

― Como digas. 

― Vamos, no te dejaré aquí. 

Chan guió a su hermana y sobrino hacía la casa, donde Minho esperaba. 

― Minho, esta es mi hermana, se unirá a la manada, y el cachorro es mi sobrino. 

― Bienvenida. 

― Hola, supongo que eres Hanna, soy Felix. 

― El lazo. 

― Sí, es él. 

― Aww, ya le hablaste de nosotros ―el cachorro captó toda la atención de Felix en unos segundos―. ¿Cómo se llama? 

― Jay. 

― Aww, es una cosita muy tierna, pasa, no te quedes aquí, pronto lloverá. 

― Iré por los niños, les hice señas, pero ambos con las justas hacen una neurona. 

― Voy yo, ve con tu hermana. 

― Bien, gracias Minho. 

Hanna se unió como sanadora. 

El cazador | MOON TALES 1 | chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora