Capítulo 6. Un pequeño fallo.

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El resto de la semana había ido bien. Álvaro bajaba a la tienda siguiendo lo que había anotado en su calendario evitando así encontrarse con el dependiente rubio. En su lugar siempre había una chica rubia llamada Denna que además de ser tremendamente maja dió la casualidad de que el novio de ésta iba a la misma facultad que el sevillano. Su nombre era Álex y aunque le conocía de vista no habían hablado mucho. Así que con el objetivo de conocerse quedaron en algún día avisar cuando salieran de fiesta para así salir todos juntos.

El viernes a las 6 y media de la tarde y tras una jornada intensa de estudio, a Álvaro le apetecía algo dulce por lo que tras comprobar el supuesto horario de cierto rubio al que llevaba evitando varios días, bajó a la tienda.

Entró por la puerta sin encontrarse a nadie en la zona de la entrada, así que se dirigió al pasillo dónde estaban las guarradas, tal y como él las llamaba y se cogió unos donuts y un pequeño paquete de ositos de goma.

Sonriente se fue hacia la caja mientras contestaba algunos mensajes a su hermana por whatsapp, pero en cuanto levantó la vista y se encontró con unas cadenas de plata que colgaban de un cuello que de hecho conocía bastante bien se puso serio.

Tras un rato levantó la mirada carraspeando, ya que aquella visión le llevó a recordar parte de la noche que ambos chicos habían compartido poniéndole si cabe más nervioso.

Paul le miraba con una sonrisa vacilona. Durante toda la semana se había preguntado que había sido de aquel chico que había abandonado la compra del domingo en la tienda sin avisar.

Viendo que el contrario no parecía romper el silencio, el rubio decidió hacerlo él.

- Vaya, creí que te habían abducido.

Álvaro sin entender por donde iba el rubio frunció el ceño. Y Paul añadió en un tono ¿triste? Álvaro no solo pudo identificar: - como te fuiste sin despedirte...

Álvaro se limitó a decir de manera seria: - me cobras, ¿porfa? tengo prisa.

Paul frunció ligeramente el ceño ante la actitud del contrario ya que siempre que le había visto había sido muy amable e incluso en su segundo e inesperado encuentro muy cariñoso. Pero sin decir nada, le cobró su compra y vió como sus rizos desaparecían por la puerta de la tienda.

Dejando en ella un leve olor a lavanda que le recordó a la poca distancia que hubo entre ellos aquella noche de jueves.

Álvaro salió de la tienda preguntándose qué hacía el rubio allí, pues su calendario de plan infalible le daba la tarde libre y con nerviosismo se decidió a entrar en su piso pensando en mil y una formas en las que podía haberle contestado a aquel rubio para exigir explicaciones. 

Au Polvoron. Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora