Capítulo 8. Sábado.

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Era la mediodía del sábado cuando Paul cerraba la tienda. Debido a que aquel Domingo era festivo en la ciudad de Granada había completado ya sus horas de trabajo esa semana y no sería hasta el Lunes cuando tuviese que volver.

Decidió pasar la tarde en el estudio de grabación preparando diversos temas, aunque solamente uno propio, ya que le gustaba más producir para otra gente. Aunque había decidido pasar del tema con cierto chico moreno de rizos, lo cierto es que su mente le traicionaba trayendo a cada rato recuerdos de su encuentro en el baño del pub. Aunque el calentón le duraba poco y se traducía luego en enfado por las últimas interacciones que habían tenido donde casi ni le había mirado o dirigido la palabra.

Estaba terminando precisamente de producir uno de los temas para la discográfica cuando recibió un mensaje de Lucas en él que le invitaba a una cena de picoteo entre amigos para luego salir un rato de fiesta.

Aunque estaba cansado decidió apuntarse al plan que ofrecían sus amigos ya que al día siguiente no tendría que trabajar.

En cuanto salió del estudio fue a casa a ducharse y prepararse un outfit. Se decidió por un total denim con una camiseta de manga larga y holgada y las cadenas de cani, según su hermana Elena, que tanto le caracterizaban. Después de despedirse de su hermana y sus padres salió de casa rumbo al piso de sus amigos.

Cenaron entre risas y enseguida pusieron camino a una discoteca bastante poco conocida en la zona dónde les esperaban ya Denna y Álex, su compañera de trabajo y amiga y su novio.

En cuanto llegaron Paul se fue hacia la barra buscando un poco de tranquilidad ya que el ambiente era aquella noche más que de normal y había mucha gente. Se pidió una cerveza y cuando quedaba solo el culín de la misma vió una figura que se le hizo familiar en medio de la pista.

El chico de rizos que había ocupado parte de sus pensamientos aquella semana bailaba a ritmo de Unholy mientras otro chico le acompañaba y no le quitaba la mirada de encima.

El rubio sintió entonces algo de ¿celos? Lo cierto es que aquel chico despertaba en él dos sensaciones: desquicie absoluto no solo por su torpeza sino por la forma de actuar que había tenido la última vez que se habían visto. Pero al mismo tiempo le desesperaba para bien, le ponía.

Cuando se terminó la canción vió precisamente como esa figura reconocida para él se dirigía al baño de la discoteca y como por inercia fue detrás siguiéndole.

Como el local era pequeño, los baños también de tal forma que consistían en una pequeña zona de lavamanos y una puerta que cerraba la zona de aseo.

El rubio nada más entrar cerró la puerta tras de sí y echó el pestillo. 

Au Polvoron. Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora