Capítulo 16. Encontrarte.

95 7 0
                                    

Habían pasado 3 días 2h y 37 minutos exactamente desde que había leído el cartel en la tienda de abajo que anunciaba vacaciones del personal. Y habían pasado 5 días 12h y 4 minutos desde la última vez que había visto a Paul.

Un Álvaro ya desesperado enloquecía a Bea diciendo que necesitaba encontrarle. Por dios, ¿cuántos Paul hay en instagram? Pensó. Y al parecer había muchos pero ninguno se correspondía con el cani que ocupaba sus pensamientos.

Bea, intentando que su amigo pensase en otra cosa decidió que sería buena idea salir de fiesta. Un poco, solo a tomar algo y al final con algo de insistencia terminó convenciendo al sevillano.

Álvaro se había arreglado poco y con desgana. Se decidió por algo de rubor en las mejillas y un poco de contorno además de un simple crop top blanco y una cazadora de cuero. No tenía ganas de salir pero Bea, su mejor amiga, como siempre tenía razón. Buscar desesperadamente al granadino no iba a servirle de nada, además de que todo esto nada más que hacía crecer sus pensamientos intrusivos: ¿y si no quiere verme otra vez? ¿cómo de fácil es hacer que tu jefe ponga vacaciones para que tú simplemente pases de un tío?

Álvaro trataba de recordar la mirada sincera del granadino. Sus ojos hablaban más de lo que aquel chico moreno podía decir y cuando le miraba notaba que le brillaban los ojos. Estaba seguro: entre ellos existía algo más que simple atracción y tensión. Tenían que sentirlo los dos. Estaba seguro. Pensaba tratando de autoconvencerse.

(...)

Por su parte un granadino antes rubio y ahora moreno tampoco pasaba una buena semana. Tras salir de casa de Álvaro confiando en el destino o mejor dicho en que el sevillano volviese a comprar a la tienda leyó el grupo de whatsapp del trabajo dándose cuenta de que de hecho tendrían vacaciones y la tienda permanecería cerrada unos días.

Suspiró con fastidio cada día que pasaba pensando en el sevillano e incluso pensó, sabiendo que esto era una locura, en ir a su portal y timbrar a su casa simplemente para verlo. No se lo sacaba de la cabeza y el hecho de haberlo dejado todo en manos del destino y que el destino le hiciese la jugarreta de que su jefe le diese vacaciones no le estaba gustando.

Decidido a calmarse y dejar de sobrepensar habló con Denna, Álex, Nai y Lucas para salir de fiesta por el centro.

Habían quedado todos en el piso del uruguayo y la de Zaragoza para picar algo. Mientras cortaban en trozos la tortilla y preparaban una tabla de embutidos y picoteos varios, sus amigos escuchaban atentamente la historia de Paul con el chico de rizos.

Y eso es todo - dijo Paul cuando terminó de poner al día a sus amigos.

Lucas, que veía la inseguridad de su amigo contestó: - Confiá en el destino wacho. Estoy seguro que en cuando menos te lo esperes coincidirán.

Nai que escuchaba atentamente añadió: - Exacto Polito. Y a las malas en unos días volvéis a abrir la tienda y estoy segura de que le verás.

La conversación había calmado en parte sus pensamientos intrusivos así que Paul tomó otro rumbo y se decidió a dejar que el destino hiciese su parte.

Y si el destino escuchase, había en aquel momento en las calles de Granada dos mentes que pensaban lo mismo: ¿Qué tengo que hacer para volver a encontrarte? 

Au Polvoron. Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora