Capítulo 7. Paul

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Domingo. 6 y media de la tarde.

Paul estaba teniendo un buen día a pesar de que le tocaba trabajar un domingo por la tarde. Lo cierto es que llevaba teniendo unos días estupendos desde el jueves por la noche. Había salido de fiesta con sus amigos con intención de olvidar el comienzo horrible que había tenido en el trabajo. No le gustaba eso de trabajar cara al público pero necesitaba un trabajo que le permitiese seguir ahorrando para invertir en su carrera de productor musical.

El caso es que aquel jueves por la noche había salido sin expectativas de ningún tipo ya que, en el último momento recordó que tendría que trabajar al día siguiente y con resaca. Estaba en la discoteca ya deseando irse de la misma cuando se tropezó con alguien y enseguida sintió como un líquido frío y pegajoso le mojaba parte de la camisa y el pecho, por llevar la prenda ligeramente abierta.

En cuanto subió los ojos le vió. Otra vez el petardo que le había tirado botes de café en la tienda. No sé lo podía creer. El destino tenía que estar intentando gastarle una broma.

Se fue visiblemente enfadado hacia el baño sin darse de cuenta de que el causante de todos sus males en aquel momento, el chico de rizos, le seguía.

No sabe exactamente cómo pasó ni por qué, quizás el alcohol junto con las luces del baño del pub y aquel chico tan cerca suyo limpiando su pecho le confundieron pero lo cierto fue que su enfado pronto se convirtió en un calentón.

En eso estaba precisamente cuando escuchó el timbre que anunciaba que alguien había entrado a la tienda. Asomándose entre las estanterías pudo ver al chico de rizos y aunque se acercó a él con intención de conseguir su número, Ruslana, su amiga aunque bien podría considerarse su hermana pequeña había entrado gritando en la tienda tras 6 meses viviendo en el extranjero.

Se abrazaron con efusividad y cuando quiso darse cuenta el chico de rizos ya no estaba en la tienda y su cesto de la compra se había quedado abandonado en medio de uno de los pequeños pasillos.

Lo que no se imaginaba Paul es que la marcha apresurada de aquel chico tuviese algo que ver con él.

(...)

Los días pasaban y el sevillano no aparecía por la tienda. Paul comenzó a pensar que quizás solo estaba en Granada de vacaciones y ya se había ido, aunque le parecía raro ya que aquella zona donde se encontraba la tienda estaba cerca del campus universitario. ¿Quién iba a pillarse allí un airbnb?

Como no sabía su nombre no podía buscarle en redes sociales, aunque con un solo nombre jamás lo hubiese encontrado y preguntarle a Denna, su compi de trabajo si había visto a un chico de rizos no parecía ser una opción, ya que derivaría en preguntas incómodas de las que ni él sabía la respuesta.

¿Por qué no se sacaba los rizos de la mente?

En eso estaba pensando cuando justo le vió aparecer por la tienda, aunque él no se percató de su presencia. El muy goloso estaba en la sección de comida basura cogiéndose unos donuts y también chucherías.

Paul se miró en el reflejo del teléfono móvil y comprobó que su pelo estuviese correcto mientras el chico se acercaba con una sonrisa mirando su teléfono a caja.

Cuando le vió la cara del chico pasó a ser seria y la interacción que duró unos minutos se hizo eterna de lo incómoda que había sido.

En cuanto el de rizos salió por la puerta, un Paul confuso solo pudo pensar: "¿En serio va a hacer como si no nos conociéramos?

Au Polvoron. Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora