Capítulo 10. Destino.

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Lunes.

El lunes tras el fin de semana había llegado y Álvaro seguía pensando en el encontronazo con cierto granadino en el baño. A pesar de que aquel chupito le había sentado fatal recordaba cada segundo en su mente y lo repasaba mentalmente. Estaba dándole vueltas cuando Bea entró en su cuarto con una taza de café.

Amor, conozco esa cara. ¿En qué piensas? - le preguntó su amiga.


Maldita sea aquella chica le conocía demasiado bien y sabía leerlo como nadie jamás lo había hecho. Se habían conocido por casualidad al sentarse juntos en el primer día de presentación en la facultad para posteriormente descubrir que el destino les habría unido de cualquier manera ya que también eran compañeros de piso. Durante aquellos años Bea había sido su máximo apoyo y su persona en la ciudad granadina y no tardó más que unos meses en considerarla su mejor amiga.

No sé, Bea. Estoy dándole vueltas a la situación del sábado - contestó Álvaro.

Nada más salir del baño de aquella discoteca buscó a su amiga para irse a casa y le contó con todo detalle lo que había pasado. Lo cierto es que Bea se había sorprendido mucho con la actitud del granadino aunque para bien, ya que no le cuadraba que aquel chico tuviese novia, pero no sabía como sacar aquel tema con el chico de rizos.

Amor, quizás has leído mal la situación. Tú y yo también somos muy cariñosos y no somos pareja. Quizás era una amiga. - dijo Bea.

Álvaro comenzó a darle vueltas a las palabras de la chica y consideró que quizás sí, quizás había leído mal la situación pero lo cierto es que aunque fuese el caso, ¿cómo iba ahora a hablar con el granadino? Se había montado un escenario en su cabeza que puede que no fuese real y lo peor de todo es que, aunque no se lo había reconocido a nadie y quizás tampoco a él mismo no solo había sentido decepción sino también ¿celos?

Decidido a despejar de su mente todas las dudas que se habían instalado en ella se fue a dar una vuelta por la ciudad.

(...)

En otro lugar no muy lejos de allí un chico rubio no dejaba de pensar en su encuentro con el de rizos y tal y como hacía cada vez que se comía la cabeza con algo durante demasiado tiempo se cambió la cabeza. Bueno, no literalmente. Salía de la barbería de su amigo Lucas donde había abandonado el rubio con el objetivo de volver a ser moreno y así por fin quitarse de la cabeza al chico de rizos que llevaba en sus pensamientos más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Sí, puede que fuese un cani pero también tenía sentimientos. En eso iba pensando cuando de hecho al girar una calle se tropezó con un chico. Subió los ojos para ver la cara de aquel torpe que había interrumpido sus pensamientos y le reconoció al instante.

Parece que estamos destinados a encontrarnos - dijo Paul.

Y Álvaro ante aquella imagen del chico antes rubio y ahora moreno solo pudo asentir mientras tragaba nervioso. 

Au Polvoron. Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora