Capítulo 11. Ojos.

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¿Parece que estamos destinados a encontrarnos? ¿En serio, Pablo? No se te ocurría algo mejor por favor acabas de dejarte 40 euros en la peluquería solo para volver al moreno creyendo que así te olvidarías de esos ojos y esos rizos y ... NO. Maldita sea, ¡centrate!

Actúa normal quizás un poco borde puedes hacerlo. Pero es que esos ojos... Venga ya Pablo tío.

Esto entre otras cosas era lo que como un torbellino pasaba por la mente de Paul tras el encontronazo con el chico que ocupaba sus pensamientos desde las últimas semanas.

Álvaro por su parte aunque trataba de decir algo sentía que no podía. La vergüenza de quizás haber malinterpretado la situación con aquella chica tatuada en la tienda, sus celos, su enfado consigo mismo y con el rubio si es que en realidad tenía novia no le dejaban pensar con claridad. Pero había algo más. Lo cierto es que el moreno le daba un toque más cani al chico que tenía enfrente y esto hacía que no pudiese concentrarse pues lo único de lo que tenía ganas era de invitarle a su habitación.

Cuando por fin calmó su nerviosismo, Álvaro solo acertó a decir: - ¿Te apetece un café?

Paul que seguía hablando consigo mismo acerca de cómo y cómo no actuar con el chico de rizos levantó la mirada para conectarla con la suya y le miró sorprendido. El cambio de actitud del contrario era notable. En su primer encuentro no había notado nada, en el segundo sus ojos mostraban deseo, la tercera vez que se vieron sin embargo mostraban indiferencia y la última una mezcla de deseo y ¿enfado?

Pero hoy, allí en aquella esquina de calle de Granada los ojos del chico de rizos brillaban de más.

Y Paul tan solo asintió ante la respuesta del contrario.

Au Polvoron. Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora