Álvaro caminaba de la mano de Bea hacia la barra. Llevaban en el pub cerca de una hora y el sevillano no dejaba de quejarse a Bea diciendo que quería irse a casa.
Bea, en serio, estoy cansado no sé creo que no me encuentro bien. Prefiero irme a casa. - dijo el de rizos a su amiga.
Bea, que conocía a este mejor que la palma de su mano solo respondió: amor, estar en casa pensando en verle no va a hacer que os encontréis antes. Deja que el destino haga su trabajo.
Álvaro hizo un puchero triste. Sabía que su amiga tenía razón pero no comprendía por qué cuánto más quería ver al cani moreno que le había robado la razón durante las últimas semanas, más obstáculos parecían presentarse.
Estaba apoyado en la barra mientras su amiga pedía una segunda ronda de copas cuando notó una mano en su cintura.
(15 minutos antes)
Paul había llegado hacía dos horas a la fiesta y a pesar de estar divirtiéndose e incluso notando ciertas miradas de una chica morena en la barra que parecían indicar que había ligado, esa noche no le apetecía. No es que él y Álvaro hubiesen hablado de exclusividad, de hecho no habían hablado del tipo de relación que tenían en absoluto pero desde que había estado con el chico de rizos no le apetecía otra cosa. Sólo tenía ojos para él. Y mente para él y cuerpo para él. En fin el chico de rizos desaparecido del cual solo sabía el nombre y dónde vivía pero no su teléfono o redes sociales estaba presente en su cabeza todo el tiempo.
Decidió irse a la barra para coger la segunda cerveza de la noche y parar así de sobrepensar tanto.
Cuando estaba en la barra notó a la chica de las miraditas a su lado. Ésta le dijo hola y se presentó. Suzete se llamaba. Paul lo cierto es que aunque no se sentía incómodo con la presencia de la chica no le apetecía charlar aquella noche. Aunque pensándolo bien podría ser una buena distracción mantener una conversación, así que se quedó con ella.
Suzete le hablaba mientras posaba su mano en el hombro cuando Paul desvió su mirada hacia la entrada tras haber visto una cabellera de rizos entrar por la puerta del local. Siguió ese pelo tan reconocible para él y lo vió parar al otro lado de la barra junto con una chica, Bea, que conocía porque también compraba en la tienda.
Suzete vió la mirada perdida del chico y se giró a ver que era lo que el moreno miraba con tanta atención. Y fue entonces cuando se encontró con qué la deseada aquella noche por el chico no era ella, sino un chico de rizos alto que llevaba un crop top blanco y un pantalón holgado. Qué guapo, pensó. Y tras esto ambos se despidieron a la vez, Suzete se fue a pasar una noche divertida y quizás posar sus ojos en otra conquista y Paul, bueno Paul se acercó a la única persona de aquel pub con la que deseaba pasar la noche.
- Hola, qué guapo estás - susurró Paul en su oído mientras le tomaba por la cintura, haciendo contacto piel con piel gracias a la piel descubierta que dejaba el crop top.
Pero Álvaro ante la sorpresa siquiera le escuchó. Toda su atención se dirigía ahora a ver al chico moreno que estaba frente a él y el eyeliner cuidado que llevaba en los ojos. Además del tacto de la mano de éste en su cintura baja que le despertaba de aquella tristeza en la que había estado sumido durante esa semana.
Paul ante el silencio del otro volvió a hacerse notar y apretando levemente el agarre en su cintura le dijo:
- Estás guapísimo.
Álvaro con cierto nerviosismo solo acertó a decir rápidamente: - tu también estás muy guapo. - mientras cogía la mano libre del chico y le dirigía hacia un lugar más apartado en la discoteca.
Paul tan solo se dejó llevar.
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Au Polvoron. Tenías que ser tú.
FanfictionDónde una serie de encontronazos y la torpeza de Álvaro desquician a Paul. O dónde una serie de encontronazos y la torpeza de Álvaro llevan a que dos almas destinadas a estar juntas se enamoren.