Capítulo 12. ¿Te apetece subir?

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Acordaron ir a un bar donde habitualmente trabajaba una amiga de Paul para poder costearse los estudios. Ambos iban sumidos en un silencio incómodo que Álvaro no sabía cómo romper. En parte quería dar explicaciones al exrubio acerca de su comportamiento con él la última vez que se vieron, pero no sabía cómo sacar el tema o preguntarle si en realidad tenía novia. Pero lo cierto es que tampoco hizo falta ya que cuando entraban por la puerta de la cafetería se encontró de frente con la chica de tatuajes que efusivamente había saludado a Paul en la tienda.

De nuevo presenció un abrazo efusivo entre ellos hasta que Paul le sacó de sus ensoñaciones presentándole a su amiga Ruslana que llegaba tarde a clase y no se paró mucho rato.

Así que era su amiga - pensó Álvaro. Genial, soy imbécil. - volvió a pensar.

Entraron en la cafetería e hicieron su pedido para posteriormente un Álvaro más relajado preguntarle por el cambio de pelo, a lo que Paul respondió con un: "simplemente quería dejar de pensar". Pero había algo en la mirada de aquel chico que hizo que Álvaro pensase que se refería a pensar en él. ¿Realmente quería dejar de pensar en él? ¿Le habría pasado lo mismo y seguiría pensando en aquella noche? Cortó el torrente de sus pensamientos diciendose a sí mismo: - Álvaro por dios estás delulu.

La conversación siguió de manera natural. Lo cierto es que se parecían mucho y ambos se sorprendieron de la cantidad de cosas que tenían en común y de lo fácil que era coexistir a pesar de apenas conocerse.

Una vez comenzaron a hablar no pararon de contarse cosas, acerca de su pasado, los sueños que tenían y aquellos que ya eran imposibles de cumplir. Entre risas Paul acompañó a Álvaro a su casa y una vez en la puerta del edificio ambos intentaban despedirse sin saber muy bien cómo.

Fue Álvaro quien rompió la tensión acercándose al contrario a darle un abrazo que Paul correspondió y mientras se separaba el chico de rizos dejó un pequeño beso en el hombro del moreno.

Se dirigió a la puerta de su edificio y cuando ya estaba dentro se giró y haciendo caso del impulso llamó a Paul que ya se había alejado unos metros.

Cuando Paul se giró y conectaron miradas, éste se dirigió al encuentro del chico de rizos que simplemente dijo:

- ¿Te apetece subir?

Au Polvoron. Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora