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Título: Explosiones de Cariño
El día había sido largo y agotador en la U.A., especialmente para Bakugo Katsuki, quien siempre daba lo mejor de sí mismo en los entrenamientos. Mientras los demás estudiantes de la Clase 1-A se dispersaban para disfrutar del resto de la tarde, Bakugo caminaba hacia los dormitorios con una expresión de concentración en su rostro. Sabía que alguien especial lo estaba esperando: ____.
Al entrar al dormitorio, encontró a ____ sentado en su cama, leyendo un libro. Al escuchar la puerta, ____ levantó la vista y sonrió ampliamente. No importaba cuán duro fuera el día de Bakugo, esa sonrisa siempre lograba desarmarlo un poco.
-¡Hey, Kacchan! -saludó ____, dejando el libro a un lado y acercándose a él-. ¿Qué tal el entrenamiento?
Bakugo gruñó suavemente, pero no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara en sus labios.
-El mismo de siempre. Mucha acción, pero nada que no pueda manejar.
____ se acercó más y, con una ternura que siempre sorprendía a Bakugo, lo abrazó fuertemente. Bakugo se tensó al principio, como solía hacer, pero pronto se relajó y envolvió sus brazos alrededor de ____.
-Me alegra que hayas terminado bien -dijo ____, apoyando su cabeza en el hombro de Bakugo-. Te extrañé hoy.
Bakugo sintió cómo el calor se expandía en su pecho ante esas palabras. A veces no entendía cómo alguien tan cariñoso y amable como ____ podía estar interesado en alguien tan explosivo como él, pero no podía negar cuánto disfrutaba esos momentos de intimidad y afecto.
-Yo también te extrañé, idiota -murmuró Bakugo, sin ninguna de las durezas habituales en su voz.
____ se separó ligeramente para mirarlo a los ojos, y sin previo aviso, plantó un beso suave en los labios de Bakugo. Este beso, a diferencia de sus explosiones, era delicado y lleno de amor, y Bakugo no pudo evitar corresponderlo con la misma intensidad.
-¿Tienes hambre? -preguntó ____, acariciando la mejilla de Bakugo con suavidad-. Puedo prepararte algo de comer.
-No necesito que me mimen, ____ -respondió Bakugo, aunque sus palabras carecían de verdadera protesta.
-Lo sé, pero quiero hacerlo -replicó ____, sonriendo-. Me gusta cuidarte.
Bakugo suspiró, sabiendo que era una batalla que no iba a ganar. Y, en el fondo, no le importaba perder esta vez.
-Está bien, haz lo que quieras -dijo, intentando sonar desinteresado, pero no pudo evitar la sonrisa que se formaba en sus labios.
Mientras ____ se dirigía a la pequeña cocina para preparar algo, Bakugo se sentó en la cama, observando con una mezcla de curiosidad y aprecio. No podía evitar sentirse afortunado de tener a alguien tan dedicado y amoroso a su lado.
Cuando ____ regresó con una bandeja de comida, Bakugo lo recibió con una sonrisa genuina. Se sentaron juntos, compartiendo la comida y disfrutando de la compañía del otro. Bakugo no era alguien que mostrara abiertamente su cariño, pero con ____, se sentía seguro para hacerlo.
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