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Título: "Renacer en Japón"
Habían pasado muchos años desde la última vez que pisaste Japón. Después de una larga temporada en Guatemala, ayudando a combatir el crimen y entrenando a jóvenes héroes, decidiste que era hora de regresar a tus raíces y compartir tu experiencia con la prestigiosa U.A. Academy, donde habías comenzado tu carrera como héroe.
El reencuentro con antiguos compañeros y amigos fue cálido y emotivo. Sin embargo, había una persona en particular que esperabas ver: Shota Aizawa, también conocido como Eraser Head. Habían sido amigos cercanos durante tu tiempo en la U.A., y aunque nunca lo habías confesado, siempre habías sentido algo más profundo por él.
El primer día de tu regreso, te encontraste con Aizawa en los pasillos de la academia. Sus ojos se abrieron un poco más de lo usual al verte, y por un momento, su expresión estoica se suavizó.
—____, has vuelto. —dijo, su voz tranquila pero con un tono de sorpresa.
—Sho, Aizawa, qué onda. Sí, decidí que era hora de volver y ver cómo estaban las cosas por aquí. —respondiste con una sonrisa, extendiendo la mano.
Aizawa estrechó tu mano, su agarre firme y cálido. —Es bueno tenerte de vuelta. Mucho ha cambiado desde la última vez que estuviste aquí.
Pasaron los días, y te adaptaste nuevamente a la vida en Japón. Trabajar junto a Aizawa fue como los viejos tiempos, pero notaste algo diferente en él. Había una cercanía que no habías sentido antes, una especie de conexión que parecía crecer con cada día que pasaban juntos.
Una tarde, después de un agotador día de entrenamiento con los estudiantes, Aizawa te invitó a su casa. Aceptaste, curioso por ver más de la vida del hombre que siempre habías admirado.
Cuando llegaste, te recibió con una simple cena. La conversación fluyó de manera natural, hablando de viejos tiempos y de tus experiencias en Guatemala.
—Realmente hiciste un gran trabajo allá. Escuché muchas cosas buenas sobre ti. —dijo Aizawa mientras terminaban de cenar.
Te sentiste halagado por sus palabras. —Gracias, Aizawa. Pero debo decir que también extrañé mucho este lugar y... a ciertas personas.
Aizawa te miró, sus ojos serios pero llenos de una emoción que no podías identificar del todo. —También te extrañé. Más de lo que esperaba.
Ese comentario hizo que tu corazón latiera más rápido. Decidiste que era el momento de ser honesto.
—Aizawa, hay algo que he querido decirte desde hace mucho tiempo. —empezaste, sintiendo los nervios en tu voz—. Siempre has sido alguien muy importante para mí, y durante todos estos años en Guatemala, no dejé de pensar en ti. Creo que... me he enamorado de ti.
