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Título: Chispas y Raíces
El campus de la Academia U.A. bullía de actividad. Los estudiantes de primer año corrían de un lado a otro, algunos entrenando en los campos, otros estudiando en la biblioteca. Entre ellos, Denki Kaminari y ____, un estudiante de intercambio guatemalteco, disfrutaban de una pausa en el patio central. La relación entre ellos era conocida y aceptada por sus compañeros, quienes siempre los apoyaban.
—Vos, Denki, no me vas a creer —dijo ____ con una sonrisa pícara—.Que te tengo una sorpresa.
—¿Sorpresa? —preguntó Denki, levantando una ceja—. ¿Qué clase de sorpresa, amor?
—Vamos al centro comercial después de clases y lo verás —respondió ____, manteniendo el misterio.
Denki sonrió, emocionado. Las sorpresas de ____ siempre eran emocionantes y llenas de cariño. Desde que habían hecho pública su relación, cada día juntos se sentía como una nueva aventura.
—Está bien, pero si me haces esperar mucho, me voy a chispar de la curiosidad —bromeó Denki, riendo.
El resto del día pasó rápidamente. Después de las clases, ____ y Denki se encontraron en la entrada principal de la academia, listos para su cita.
—¡Listo para la aventura! —exclamó Denki, tomando la mano de ____.
—Vos siempre tan emocionado, cerote —dijo ____, riendo mientras caminaban juntos.
Llegaron al centro comercial y ____ guió a Denki hacia una tienda de música.
—Mirá, mano, sé que siempre has querido aprender a tocar guitarra, así que pensé que podríamos empezar hoy —dijo ____, señalando una guitarra eléctrica en el escaparate.
Denki quedó boquiabierto, sin palabras. Siempre había querido aprender a tocar la guitarra, pero nunca se había atrevido a dar el primer paso.
—____, esto es... ¡esto es increíble! —exclamó Denki, abrazando a su novio con entusiasmo—. ¡Eres el mejor!
—Solo quiero verte feliz, patojo —respondió ____, devolviéndole el abrazo—. Vamos, entremos y elijamos una.
Dentro de la tienda, pasaron un buen rato eligiendo la guitarra perfecta. Denki estaba como un niño en una tienda de dulces, probando diferentes modelos y emocionándose con cada una.
—Esta es —dijo finalmente, sosteniendo una guitarra eléctrica negra con detalles en dorado—. Es perfecta.
—Entonces es tuya —respondió ____ con una sonrisa, acercándose al mostrador para pagar.
Después de comprar la guitarra, se dirigieron a un parque cercano, donde se sentaron en una banca bajo la sombra de un árbol. Denki no podía dejar de mirar su nueva guitarra, sus ojos brillaban de emoción.
—Yo, de verdad, no sé cómo agradecerte esto —dijo Denki, mirando a ____ con gratitud—. Eres increíble.
—No tenés que agradecerme nada, Denki. Ver tu sonrisa es suficiente —respondió ____, dándole un beso suave.
Pasaron el resto de la tarde en el parque, con Denki practicando sus primeros acordes mientras ____ lo animaba y le daba consejos.
—Mirá, así —dijo ____, colocando los dedos de Denki en las cuerdas—. Solo tenés que practicar, y te vas a volver un experto en nada de tiempo.
Denki sonrió, asintiendo mientras seguía las instrucciones de ____.
—Con un maestro como tú, seguro lo lograré —dijo Denki, guiñándole un ojo.
Con el paso de los días, Denki mejoró notablemente en la guitarra, y su relación con ____ se fortaleció aún más. Compartían risas, momentos de aprendizaje y amor, y sus compañeros de clase los apoyaban en todo momento.
Un día, durante una de las prácticas de guitarra, Denki miró a ____ con una expresión seria, aunque sus ojos brillaban de emoción.
—Amor, quiero darte algo en agradecimiento por todo lo que haces por mí —dijo Denki, sacando un pequeño paquete de su mochila.
—Sho, ¿y eso? —preguntó ____, tomando el paquete con curiosidad.
—Ábrelo —respondió Denki, sonriendo.
Dentro del paquete, ____ encontró una pulsera hecha a mano, con pequeños charms que representaban momentos especiales que habían compartido juntos.
—Denki, esto es hermoso —dijo ____, emocionado—. No tenías que hacerlo.
—Quería que tuvieras algo que te recordara siempre lo mucho que te amo y lo agradecido que estoy por tenerte en mi vida —dijo Denki, tomando la mano de ____.
—Vos sos el mejor, cerote —respondió ____, con lágrimas de felicidad en los ojos—. Yo también te amo, más de lo que las palabras pueden decir.
Se abrazaron bajo la luz del atardecer, sintiendo que, a pesar de cualquier obstáculo, su amor era lo suficientemente fuerte para superarlo todo. Sabían que, juntos, podían enfrentar cualquier desafío y seguir creando recuerdos inolvidables.
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725 palabras
Regalito 🌌
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