*Disculpen las faltas, he revisado el cap una sola vez*
|TAN "BELLA" MI NÉMESIS|
Quizás el problema no eras tú. El problema soy yo. Yo soy el que arrastra sus miedos, yo soy el que tiene que cambiar; yo soy el malo. Siempre lo he sido, por más que me esfuerzo por mostrar mi mejor versión solo verán la mala. Así son, juzgan sin llegar a conocer porque esa persona es así, porque tiene ese comportamiento. A veces solo se necesita de un abrazo para poder calmar la tormenta que amenaza con destruirte.
Conozco a Jaelyn desde que tengo once años.
Es de ese tipo de chicas que te saca de tus casillas rápido. Fue en primavera cuando ella llegó a la mansión Marchetti, yo dibujaba en el jardín trasero cuando vi el auto ingresar. Bajó junto a Verónica que era un torrente de emociones, nunca pudo quedar embarazada y su conexión con la mariposa va más allá de un lazo hija/madre adoptiva. No era muy habladora, es más se podía considerar una niña tímida. Yo dibujaba y ella era como un imán para encontrarse conmigo, la cual la evitaba a toda costa.
Quiso ganarse mi confianza, cada que llegaba del colegio corría donde me hallaba a parlotear, sus coletas bailaban en el aire y me sonreía. No me cabía en la cabeza como una cosita tan gruñona podía ser tan tierna a su vez, en silencio la observaba interactuar con mi padre. No lo niego, me dieron celos. Nací con unos padres que se amaban y de un día para otro mi padre le pidió el divorcio a mi madre. ¿Donde quedó su amor? ¿O sus miradas felices? Después de eso, solo fue un resentimiento que se instaló en ambos. ¿Qué pasó con mis padres? Incluso el trato de Aurelio hacia mí cambió bruscamente. Empezó a ignorarme, a tratarme mal y hacerme sentir menos. Solo por ella, por ellas:
Verónica y Jaelyn.
O eso era lo que el pequeño Azrael, ese niño de once años se quería meter en su cabeza para convencerse que había un culpable.
Entré en depresión cuando mamá por su trabajo comenzó a ser una madre ausente, muchas veces llegaba del instituto y tenía que recalentar la comida porque ella no estaba. Comida desabrida y sin sabor. Solo, estaba solo. Y tantas cosas más; cuando era el día del padre ahora Aurelio lo pasaba con ella, con Jaelyn; pequeños detalles que fueron llenando mi corazón de amargura.
Quería entender que sucedió para que nuestro vínculo de padre e hijo se quebrara así.
Éramos unidos.
Él me quería.
Jaelyn no tiene la culpa.
Si la tiene.
No la tiene.
Si la tiene.
No la tiene.
La culpa es tuya.
Tuya y solo tuya.
Soy un estúpido.
ESTÁS LEYENDO
Sonrisa rota de cristal
Novela JuvenilDespués de la pérdida de sus padres, Jaelyn es adoptada por una familia de millonarios. Es ahí donde conocerá a Azrael, ese encantador chico de sonrisa angelical. Lleva el nombre del ángel de la muerte y Jaelyn descubrirá porque él lleva ese nombre...