Abismo

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AVISO: En el vídeo que os he dejado al inicio del capítulo hay una canción. En el momento exacto, os diré cuándo escucharla a la vez que la protagonista =)

          Antes de entrar en la ducha y fundirse con el agua fría, la hija del doctor volvió a encontrarse con su reflejo, que le sostenía la mirada cansada desde el espejo que tenía enfrente. Estaba más delgada, sus costillas empezaban a marcarse bajo su piel pálida y sus labios habían perdido color. Su mirada también había cambiado esos últimos días, ahora sus ojos estaban más hundidos, rojos, y sus párpados más hinchados de llorar a escondidas. Tan solo había dejado pasar tres días desde que recibió la puñalada de Fred, y de verdad había llegado a pensar que podría ocultarlo más tiempo, pero el veneno que corría por sus venas la asfixiaba en sueños, provocándole pesadillas que la hacían parecer un espectro por las mañanas. Le sorprendía a si misma lo mucho que había cambiado en tan poco tiempo, y todo por culpa de quien seguía sonriéndole al verla, ajeno a todo. Ella se obligaba a aparentar normalidad tanto con Fred como con su padre, pero algo así no se le podía escapar al doctor.

          En tres días preguntó al menos diez veces qué le pasaba, incluso llegó a creer que estaba enferma, pero no recibió más que respuestas contradictorias por parte de su hija. Y ella lo sabía, estaba claro que el doctor sospechaba algo más, y en parte deseaba que lo averiguara de una vez sin que ella hubiera tenido que delatar a Fred. Por una parte quería soltarlo todo, que lo despidiera y ya está. Sería rápido, acabaría antes de que terminara de contarlo. Pero por otra parte deseaba que se alargara más, encontrar tiempo para enfrentarse a Fred, conseguir una explicación, que se arrastrara por haberla herido... Eso es lo que más la hubiese complacido, ver como se arrastra como un gusano pidiendo perdón... y luego su padre lo echaría, fin, pues jamás perdonaría una traición así. Sí, primero lo humillaría ella, y después su padre zanjaría el asunto. Pero para eso tenía que resistir unos días más hasta quedarse a solas con Fred, cosa que sería casi imposible, el doctor no dejaría a su hija sola sabiendo que algo malo le estaba pasando.

          Finalmente, casi una semana después, el doctor decidió interrogar a su hija y averiguar la verdad de una vez. No lo haría en casa, había mil formas de que ella se escabullera de la conversación, como ya había pasado antes. Tenía que ser en un lugar donde no pudiera huir y se viera forzada a enfrentarse a él y confesar lo que la atormentaba. Lo meditó unos segundos mientras caminaba de un lado a otro en su despacho personal con la mirada perdida y las manos cruzadas sobre el pecho. Solo había un lugar al que ella querría ir... y el trayecto en coche hasta llegar era lo suficientemente largo como para que consiguiera arrancarle alguna respuesta a su hija.

          Al salir del despacho se plantó frente a la puerta del estudio de su hija en varias zancadas y la golpeó con los nudillos tres veces. Al no obtener respuesta, probó otra vez. Sabía que estaba allí, así que se ahorró el tercer intento y entró, descubriendo a su hija sentada en su silla de escritorio mientras se trenzaba el pelo en una larga y oscura trenza lateral con los ojos a punto de soltar lágrimas acumuladas. Se quedaron unos instantes mirándose, al doctor le partía el alma ver a su hija llorar y le reventaba no saber por qué.

- Vamos a ir a tu propiedad. – Dijo con voz calmada. – Así ves los avances.

Sin decir más salió del estudio y fue a por las llaves del coche. Ella le observó marcharse mientras repetía mentalmente las palabras del doctor. No se creía que fueran a ver los avances, ¿qué avances? Tan solo habían pasado dos semanas desde su cumpleaños, como mucho el arquitecto habría terminado de evaluar los daños y habrían empezado a reforzar la estructura o lo que hiciera falta. Sin embargo, aunque se olía la "trampa" de su padre, necesitaba salir de esa casa. Nunca le había parecido tan pequeña como hasta ese momento, no había forma de no cruzarse varias veces todos los días con Fred, y eso la agobiaba. Además, empezaba a sentir que era mejor que su padre acabara ya con aquello, comenzar a recuperarse cuanto antes sin tener que verle la cara al traidor cada vez que saliera de su estudio.

Mientras llueva©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora