El comisario intentó aparentar normalidad, ya tocaba estabilizar su situación familiar. Era viernes por la mañana, así que aquella misma tarde podría empezar a recuperar la confianza de sus hijos y su esposa, sobre todo la de su esposa... Pero antes tenía que acudir a la inspección programada de la casa del doctor y comenzar a tomar cartas en el asunto. Si algo se torcía en aquella investigación todo se iría a pique y, ahora más que nunca, era consciente de que, si caía él, haría caer a toda su familia consigo... Y eso no podía pasar.
Desayunó con su esposa simulando naturalidad, pero lo cierto era que por dentro estaba hecho un saco de nervios. Quería largarse cuanto antes, meterse en su coche y llegar a la escena del crimen para comenzar su misión imposible, pero la mirada atenta de su esposa, que analizaba con detalle cada uno de sus movimientos por encima de su taza humeante de café, forzó a que se ralentizara todo el proceso más de lo que al comisario le gustaría.
- ¿Tienes que irte? – Inquirió ella, aún despeinada y envuelta en su batín morado deshilachado por las mangas.
- Sí, me están esperando en la escena del crimen. – Respondió el comisario, haciendo como si se abrochara los botones ya abrochados de su camisa.
- En la casa de tu amigo. – Afirmó ella, lejos de preguntar. El comisario asintió y apuró la taza de café que le esperaba medio vacía sobre la mesa del comedor. – Te esperaremos esta tarde, tus hijos quieren ir de excursión.
- ¿Sí? – Preguntó el comisario mientras se colocaba en su sitio la chaqueta de su traje, la cual había permanecido colgada del respaldo de una de las sillas del comedor toda la noche. - ¿Y dónde quieren ir?
- No lo han dicho, pero podrías darles una sorpresa. – Hizo una pausa incómoda. - Hace tiempo que no vamos a la montaña, por ejemplo... Podríamos pasar la tarde allí.
El comisario sintió que el aire se negaba a entrar en sus pulmones, dejándolos al vacío. A la montaña... sin cobertura, sin posibilidades de recibir novedades de la investigación sobre el caso del doctor... Genial. Como el comisario tardó en contestar, su esposa levantó una ceja y le miró directamente a los ojos con semblante sombrío, como si estuviera leyendo sus pensamientos y esperara una nueva decepción.
- Por supuesto. – Acabó respondiendo él antes de que a ella le diera tiempo de acusarle.
Probablemente ir de excursión a la montaña era la mejor forma de reconciliarse con su familia y a la vez la mejor forma de echar a perder sus planes. Si el equipo de agentes encontraban alguna prueba que lo incriminara directamente durante su ausencia, no podría detener esa nueva línea de investigación y los agentes indagarían en ella hasta descubrirle... eran muy buenos en lo suyo, puede que tardaran horas en descubrir el pastel, pero ¿cómo iba a negarse? Demasiado había arriesgado ya durante su trato con Hunks y sus aliados, necesitaba el apoyo moral de su familia más que nunca y no podía perderlos justo en ese momento... así que tendría que arriesgarse y desaparecer toda la tarde, lo que suponía que tendría que dejar los cabos bien atados aquella mañana.
Tras despedirse de su esposa con un corto beso, bajó con prisa las escaleras de su edificio hasta la calle y entró en el coche que había dejado aparcado justo en la puerta. Condujo a la máxima velocidad permitida con el corazón latiendo a mil por hora hasta llegar a la calle donde se encontraba la casa del doctor y aparcó justo detrás de un coche patrulla y un furgón policial que permanecían estacionados en la puerta del jardín delantero. Los agentes ya estaban allí, pero no comenzarían su trabajo hasta que él diera la orden. Por eso tomó aire y lo soltó de golpe en forma de un profundo suspiro antes de abrir la puerta de su coche y encaminarse hacia la entrada de la casa.
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Mientras llueva©
Mystery / ThrillerAVISO: PUBLICACIÓN ESTANCADA. La historia continuará, pero por ahora permanecerá en stand-by mientras dure su edición :) Tras el día de su decimoctavo cumpleaños la vida de la hija del doctor cambiaría para siempre. El regalo de su padre sobrepasarí...