NOTA: Más adelante encontrarás un vídeo, reprodúcelo si quieres escuchar la canción a la vez que los personajes. Disfruta del capítulo =)
Sentía el calor del fuego arder bajo la palma de su mano y recorrer su cuerpo con un hormigueo de escozor que le hacía encogerse y desear que aquello no fuera más que una pesadilla. Pero en algún lugar de su subconsciente se abría una pequeña puerta hacia la realidad que le revelaba que no lo había soñado, Ruth había vuelto a sobrepasar el límite de la violencia verbal para entrar en el terreno físico. No reconocía a su propia madre en ese nuevo cuerpo que seguía inundando con alcohol tibio y negro humo de tabaco. Bueno, de tabaco y del resto de porquería que contienen los cigarrillos convencionales.
El dolor que recorría su mano era palpitante, pero peor era la sensación de no poder mover los dedos con la misma libertad de siempre como si los tuviera atados, como si alguien le hubiera encadenado para poder continuar haciéndole daño. Por mucho que trataba de moverse aún inmerso en el mundo de los sueños, no lograba librarse de la cálida presión que le inmovilizaba el cuerpo entero y le hacía sudar. Entonces, cuando el agobio comenzó a ser extremo, la imagen de Sebas tirado en el suelo y la agresividad liberada a través de la expresiva mirada de Ruth hizo que abriera los ojos de golpe y que la intensa luz del amanecer que lograba filtrarse por las ranuras de las cortinas le cegara. Al alzar el brazo para cubrirse los ojos con la mano, un fuerte pinchazo de dolor le taladró el cuello e hizo que sus músculos faciales se contrajeran. Con la respiración agitada y la certeza de que seguía en su casa a las afueras del pueblo, trató de abrir los ojos poco a poco para asegurarse de que Ruth no estaba allí, preparada para volver a cargar contra él. Sin embargo, en cuanto los abrió no pudo hacer más que observar con detenimiento y las dudas inundando sus ojos castaños el vendaje que cubría cuidadosamente cada centímetro de su mano, limpio y bien atado a su muñeca.
Lo siguiente extraño que captó fue el agradable olor a suavizante que emanaban las mantas que lo cubrían... En su casa hacía años que no olía así. Sus ojos, más acostumbrados al consistente velo de luz amarillenta que se esparcía por toda la habitación desde la ventana, inspeccionaron el lugar intentando identificarlo, pero no lograron ubicarse.
Con la mano sana, retiró las mantas que le cubrían el cuerpo y se descubrió a sí mismo llevando puesta una chaqueta de chándal marrón que tampoco reconocía y una especie de toalla o tela gruesa con lo que parecían pequeñas manchas de sangre envolviéndole la cintura. ¿Esa sangre era suya? Al retirar la tela descubrió que no llevaba puesto nada más y el pánico le contrajo el alma por unos instantes: ¿Qué había pasado? En cuanto se movió para bajar los pies de la cama, un nuevo pinchazo de dolor le llevó la mano sana al cuello, donde pudo acariciar el suave tacto de las gasas que cubrían desde su clavícula hasta su nuca. Entonces fue cuando recordó el momento en el que huyó de Ruth y se adentró en el bosque buscando la carretera de la montaña para volver al pueblo y pedir ayuda... Aquella afilada rama le provocó una seria hemorragia y el frío era insoportable... Pero no lograba recordar nada más. ¿Dónde estaba? ¿Quién le había curado y/o llevado hasta allí?
Sin poder soportar más la falta de respuestas, salió de la cama y caminó descalzo hacia la puerta, la cual abrió tratando de no hacer ruido, descubriendo así un largo pasillo plagado de puertas cerradas, algunas limitadas por marcos de época con ornamentos de estilo victoriano y pequeñas lámparas de aspecto antiguo sujetas a ambas paredes. Mirando hacia los dos extremos del pasillo, divisó uno oscuro y demasiado siniestro como para transmitir confianza y, en el lado opuesto, otro luminoso cubierto de largos ventanales que iluminaban el comienzo de unas escaleras descendentes y mostraban desde las alturas el espectacular paisaje nevado del bosque al amanecer. Tras comprobar por última vez que no había nadie más a lo largo del pasillo, se reajustó el fragmento de tela polar que le cubría de cintura para abajo y salió en busca de respuestas, caminando con paso desconfiado hacia el comienzo de las escaleras. Entonces, al acercarse más a la luz que lo alcanzaba desde los ventanales, la escuchó.
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Mientras llueva©
غموض / إثارةAVISO: PUBLICACIÓN ESTANCADA. La historia continuará, pero por ahora permanecerá en stand-by mientras dure su edición :) Tras el día de su decimoctavo cumpleaños la vida de la hija del doctor cambiaría para siempre. El regalo de su padre sobrepasarí...