Pequeño obsequio.

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Tocó la puerta frente a él, escucho los pasos dentro de la casa y en unos pocos segundos Sylvia estaba frente a él dándole la bienvenida a casa.

Algunas decoraciones ya estaban, habían globos en el piso, un mantel rojo cubría la mesa y habían algunos platos de comida servidos sobre la mesa. Se acercó a Goofy para darle un apretón de manos, pero este se negó para luego abrazarlo, bradley sonrió por eso.

—¿Dónde está roxi? — la estuvo buscando con la mirada, pero no la encontraba.

—Está arriba cambiándose de ropa.

Asintió. Subió la escalera hasta llegar a la habitación de max, estaba por abrir la puerta, pero recordó que se estaba cambiando. Un golpe en la puerta; nadie respondió. Un segundo golpe y la puerta se abrió dejando ver a roxanne con un vestido de color crema.

—Te ves hermosa, ¿Te harás algo en el pelo? — le dió un beso en la mejilla como saludo.

—Eso estaba pensando, pero no se me ocurre que. — se sentó sobre la cama, para luego caer de espalda sobre está.

—Deberías hacerte unas ondas, se te vería lindas. ¿Trajiste una plancha de pelo? — se acercó a la maleta con las cosas de la pelirroja.

—Si mal no recuerdo, si. — se acercó a bradley y abrió la maleta, basto solo buscar unos segundos para encontrarla.

—Genial. — camino hasta la silla que max mantenía con ropa "sucia", tiro todo lo que había sobre ella. —Siéntate aquí y yo te las hago. Trae el cepillo.

No tuvo que decirlo dos veces, roxanne tomo el cepillo. Le entrego todo a bradley y se sentó rápido. —¿Lo hiciste antes? Sabes hacer muchas cosas, me parece lindo.

—Vi a mi madre unas cuantas veces y también tome un curso a escondidas de mi padre. Me encantan este tipo de cosas. — empezó a cepillar el cabello, primero las puntas con total suavidad.

—¿Puedo preguntarte algo personal? Solo si te sientes cómodo, no es tu obligación responder. — no quería hacer sentir presionado al chico, pero tenía mucha curiosidad.

—No te preocupes, me generas mucha confianza y si eres mejor amiga de max es por algo, así que pregunta todo lo que quieras. — dijo mientras aún cepillaba el cabello, prestando atención a la mujer sentada frente a él.

—¿Cómo era tu mamá? La has mencionado dos veces y siempre te notas algo triste por eso, quiero ser tu amiga, conocer que te preocupa, no me gusta cuando pones esa carita triste. — no sabía si se estaba pasando con su sinceridad, esperaba que no lo tomara a mal.

—Yo igual quiero que seas mi amiga, así que supongo que debo confiar en ti. — tomo unas ligas de pelo que le estaba ofreciendo roxanne y empezó a hacer algunas divisiones en el cabello, para trabajar con más comodidad. —Mi madre era una mujer hermosa, siempre se preocupaba de su apariencia para no hacer quedar mal a mi padre. Ella me arreglaba, me bañaba, me ponía mi ropa y esas cosas, a pesar de que mi padre siempre le decía que habían sirvientes para eso, ella siempre prefirió encargarse. Todos decían que mi madre y yo éramos como dos gotas de agua, ella amaba ese comentario, por eso a veces jugábamos a escondidas a vestirme, maquillarme y peinarme como ella; yo tenía mi pelo hasta los hombros cuando era pequeño, mi madre lo peinaba siempre. Mis momentos con ella eran los mejores, era la única persona que me amaba, que me miraba sin asco, era la única que era capaz de verme más allá de mi apellido. Ella era mi refugio. — con cada palabra que decía sentía un peso en su pecho, su garganta se cerraba cada vez más.

—Suena como una mujer hermosa, una gran madre, ¿Qué pasó con ella? — levantó su rostro para mirarlo. Noto la expresión de profunda tristeza en su cara. —Bradcito, no es necesario que hablemos de esto ahora, ¿Que te parece hacerlo luego? — se levantó solo unos momentos de la silla para luego abrazarlo, intentando trasmitirle seguridad. Se sentó nuevamente.

Perdidos y Encontrados. • maxley •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora