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Cambios.

Siempre tenemos cambios en nuestra vida, y yo tuve muchos después de la batalla.

Fue difícil aceptar que Evans ya no estuviera con nosotros, pero teníamos que superarlo, y lo más importante, teníamos que recuperar la daga.

Marco y yo tardamos un poco en recuperarnos, pero después de dos semanas ya sólo teníamos cicatrices, hasta teníamos un cambio completo de look, todavía me costaba creer que tenía fleco, y también teníamos vestuario nuevo, todo esto gracias a Linda.

Linda y yo nos unimos más durante ese tiempo. Ella había perdido a Lucía y yo a Evans, nos apoyamos la una en la otra y juntas empezamos a aceptar la cruda realidad.

Pero aunque me estaba recuperando, sabía que no podíamos seguir así mucho tiempo. La daga estaba en manos del bando oscuros y aunque habían desaparecido en cuanto tuvieron la daga, sabía que podían aparecer en cualquier momento y empezarían a matarnos. Para dominar al mundo primero tenían que eliminar al enemigo, y el enemigo eramos nosotros.

Todos las noches me dormía hecha un manojo de nervios, y en mis tiempos libres aprendía métodos de defensa. No quería matar a nadie, pero en muchas de mis clases, recibía el mismo discurso.

-No quiero matar a nadie.

-Si aprendes a defenderte bien, tal vez sólo deberías dejar a tu contrincante inconsciente, con eso bastará, pero si eso no basta, tendrás que matarlo Emily-. Me decía Marco o Adam que me enseñaban a defenderme.

Cuando ya me había recuperado de la batalla, le dije a mis amigos que necesitaba aprender métodos para defenderme y aprender a usar mejor mis poderes. Ya sabía que era poderosa, pero si ellos lograron quitarme la daga, tal vez necesitaba hacer un mejor esfuerzo.

Tardé una semana y media en ser igual o mejor que todos mis compañeros. Tenía todas las formas de defensa dominados, me sabía todos los hechizos de memoria y era perfecta controlando mis poderes, pero me faltaba algo muy importante que se nos había olvidado a todos, mi fuerza física.

No tenía nada de musculo. Era fuerte, pero no lo suficiente como para una pelea física. Y si no nos hubiera faltado ese mínimo detalle, tal vez las cosas hubieran sido más fáciles.


Todo comenzó unos cuantos días después de todo el entrenamiento. Mentalmente estaba mucho mejor, ya ni siquiera me mordía las uñas. Un martes por la mañana estaba haciendo un proyecto cuando una nota se deslizó debajo de mi puerta. Yo no la había visto ni oído y la descubrí una hora después, cuando, con una mano adolorida y la cabeza apunto de estallar, vi la nota.

No era grande. Era un pedazo de cartulina y sólo había tres palabras. Tres palabras que cambiaron mi mundo, mi vida y mis propósitos. Tres palabras que hicieron que todo cambiara, y que hicieron que el sueño en el que habíamos estado llegó a su fin. Tres palabras que hicieron una gran aventura.

                                                                                   "Nos vemos pronto"


La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora