IX

7 0 0
                                    

Al final nos quedamos dormidos. Hubo gran silencio por la noche y tuve un sueño tranquilo.

Adam se levantó antes que yo, y me despertó con el ruido de sus movimientos.

-Buenos días, ¿dormiste bien?

-Si gracias- me tallé los ojos- ¿y tu?

-También, también. Voy a buscar algo para desayunar, vuelvo en 5 minutos.

-De acuerdo.

Adam se fue y yo me propuse utilizar esos minutos para darme un baño. Me di un baños de 10 minutos tratando de apurarme, pero por alguna razón nunca había podido ser de esas personas que se bañan en 5 minutos.

Mi ropa no tenía mucha variación, pero después de rebuscar encontré una blusa blanca y un pantalón de mezclilla azul claro con converse blancos. No me gustaba hacerme algo en el cabello porque simplemente cepillar todo mi cabello me costaba trabajo, pero para la ocasión me hice trenza.

Cuando salí del baño Adam estaba sentado con el cabello húmedo, una camisa verde con otra de cuadros y pantalón azul marino.

-Al parecer hoy es día de pan francés. No tengo ni idea de qué es eso.

-¿Nunca has probado el pan francés?

-No.

-Bueno Adam, hoy es un día de aventuras para ti, y probar el pan francés es la primera.

Reímos y empezamos a comer. Los panes estaba deliciosos, con un toque de vainilla como los hacía mi madre.

-Están buenísimos- dijo Adam con la boca llena.

-Lo se- dije una vez que tragué.

Nos devoramos el desayuno en cuestión de minutos y no sobró nada. 

Adam y yo desalojamos la habitación y bajamos. Eran las 9:15 y ya varios estaban abajo. Estaban Mia, Linda, Claire, Andrew y Rafa, todos nerviosos.

-¿Qué pasa?- Pregunté empezando a ponerme nerviosa.

-Carlos está por decirnos como está Xareni, si está en condiciones de ir, o si se tendrá que quedar.

De repente me puse tan nerviosa que me mordí de más una parte de la uña, y me salieron puntitos de sangre. Adam se dio cuenta.

-Emily, tu dedo.

-Está bien, creo que me pasé un poco.

-¿Un poco?

-Ja- ja.

-Emily, deberías de dejar de lastimarte, algún día te podría pasar algo...

-Al menos el dolor me distrae de mis preocupaciones.

-Em, eso no está bien...

-Hasta la fecha me ha funcionado perfectamente Adam.

-Chicos- era Carlos- me temo que Xareni no tiene fuerzas para seguir hoy, podría alcanzarnos en cuanto se recupere pero hoy no puede, y Mily se queda con ella.

Hubo silencio, silencio incómodo. ¿Dos menos?

-De acuerdo, no se puede hacer otra cosa, más vale tarde que nunca- dijo Andrew.

-Supongo que tienes razón. No tenemos el lujo de tener más tiempo, los del bando Oscuro se irán- dijo Claire.

-Bueno, bueno, ¿a qué hora nos vamos? 

-Dentro de media hora los quiero todos aquí- dijo Carlos- no lleguen tarde por favor.


Faltaban 10 minutos para que nos fuéramos, decidí ir a despedirme de Xareni y de Mily. Xareni estaba dormida, pero parecía muerta. Con la piel medio grisácea, los labios medio morados, medio azules y parecía que no respiraba, por un momento creí que en serio estaba muerta, pero luego vi que su pecho se hinchaba ligeramente, así que me tranquilicé.

-No es bonito verla así, me desespera pensar que tal vez nunca despierte.

Mily estaba sentada a lado de Xareni, y tenía una mano agarrando la de Xareni.

-Se recuperará, Mily.

-Lo se, pero con este aspecto...

-No pienses en eso. Piensa que ella no te abandonaría. 

-Creo que eso es algo bueno.

-Háblale. De seguro te escucha.

-Eso haré. Gracias Emily, eres la mejor.

-Jaja, no soy la mejor, pero si puedes contar conmigo- le guiñé un ojo y me dispuse a salir cuando Mily volvió a hablar.

-Emily, espera.

Volteé y Mily me dio un abrazo.

-Gracias, por ayudar.

De repente una oleada de cariño me invadió y le devolví el abrazo.

-No hay de qué.


Para las 9:50 ya habíamos alzado vuelo. Todos estábamos preocupados por Xareni, pero teníamos esperanza en que se recuperaría. Además teníamos que ponernos de acuerdo, prepararnos para cuando llegáramos a Ottawa, aunque no podíamos hacer mucho.

-Las pruebas serán difíciles, macabras, despiadadas, los tentarán, les dirán que tienen una oportunidad para irse, pero ustedes no deben permitir que los manipulen, deben seguir adelante, tienen que superar todo- Carlos nos estaba alentando con lo que más podía, pero se veía que no era de esos que demuestran sus sentimientos- cuídense.

-¿Cuánto falta para que lleguemos?- Pregunté.

-No mucho Emily- dijo Mia- no mucho.





La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora