Dolió. Creí que no iba a doler tanto pero si lo hizo. La habitación empezó a girar después de que me clavara la daga y caí al suelo, en una oscuridad profunda.
No soñé nada. También sabía que no estaba muerta porque de vez en cuando escuchaba sonidos. Trataba de abrir los ojos, pero simplemente no podía, y cada vez que escuchaba algún sonido, fuera una voz, o algo moverse, el dolor me recordaba que seguía herida justo en el estómago.
Pero no estaba muerta. No era la verdadera daga. No había sentido lo que sentí cuando la toqué por primera vez, como si estuviera unida a ella. Simplemente no sentí nada.
Desperté. Después de varios intentos de abrir los ojos, un día, lo logré. Pensé que en cuanto me despertara iba a ver un desastre total, creí que iba a estar atrapada por los del bando oscuro, o creía que iba a seguir estando en la prueba, que nunca iba a salir, pero fue todo lo contrario.
Estaba en una cama chica pero cómoda. Atrás tenía como tres almohadas y tenía una pesada cobija. Al principio no lo sentí pero me vino un dolor fuerte en el abdomen y recordé que me había clavado lo que al parecer fue una daga falsa. Tenía toda mi panza vendada por un vendaje grueso, pero eso no calmaba el dolor.
Gemí y ya sentía lágrimas de dolor en mis ojos. Estaba perdiendo el sentido otra vez, pero no lo quería perder. Me había costado mucho despertarme, no quería volver a caer dormida, pero el dolor fue demasiado.
Desperté. Seguía en exactamente la misma cama, sólo que sentía algo diferente. Ya no tenía tantas almohadas y el vendaje ya no era tan grueso. Giré la cabeza, al menos no tenía ganas de vomitar, pero me daba miedo incorporarme.
-Creo que ya despertó- dijo alguien... una chica.
-¿En serio? Porque no es la primera vez que mueve la cabeza.
-Simplemente... ve a revisarla.
Las identifiqué como Anastasia y Claire.
Anastasia llegó y se sentó en la cama de a lado.
-¡Despertaste!
-¡Nooo! Sigo en estado de coma. ¡Por supuesto que ya desperté!
-¡Oye! No hay que ser tan sarcásticas- dijo aguantándose la risa- okay... Carlos me dijo que si despertabas te dijera que no te movieras, no te levantes, ni siquiera te sientes, espera, voy a llamarlo.
-De acuerdo...
Anastasia y Claire abandonaron la habitación y me quedé sola. No escuchaba ni un solo ruido, absolutamente nada, bueno, hasta que varios llegaron a la habitación.
Carlos, Anastasia, Claire, Mia, Edwin y Adam. Cuando miré a Adam, sentí una ola de tranquilidad.
-Adam.- Se acercó y me tomó la mano.
-Emily, Dios... me tenías muy preocupado.
-¿Qué demonios pasó?
-¿No recuerdas nada?
-Lo último que recuerdo es clavarme una daga y caer al suelo, eso es todo.
-Bueno- empezó Carlos- todos pasamos nuestra prueba, fuimos apareciendo de la nada, pero cuando apareciste tu, estabas inconsciente y sangrando en el suelo. Nos dividimos en dos, la mayoría fueron a buscar a los del bando oscuro y unos cuantos nos quedamos a atenderte. Por un momento nos dio miedo de que en serio te hubieras clavado la daga verdadera, pero vimos que respirabas, te costaba trabajo pero lo hacías. Me gasté mucha energía tratando de curarte la herida, pero la daga que te clavaste tenía una especie de polvo, que hace que la herida tarde mucho en sanar. MUCHO.
-¿Cuánto tiempo estuve...?
-Llevabas una semana sin despertarte, luego como que recuperaste la conciencia, pero la herida seguía muy abierta y volviste a dormir... tres semanas.
-¡¿Tres semanas?! ¡En total fueron cuatro! ¡Un mes completo!
-Emily, Emily, tranquila, se te puede romper la cicatriz, apenas hoy te empezó a cicatrizar, pero se te puede caer.
Me tranquilicé, respiré hondo.
-El otro grupo alcanzó a los del bando oscuro, pero no a todos. Pudimos retener a unos...- vaciló un poco- son solamente tres, pero uno de ellos es... es Evans.
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La elegida
General FictionEmily no parará hasta recuperar la daga, aunque eso signifique dejar atrás toda su vida. Emprenderá un viaje con sus amigos, en el que no sólo arriesgan su vida, sino la posibilidad de no poder salvar al mundo de la destrucción. Descubrirás en esta...