XIV

8 0 0
                                    

No se qué me daba más coraje. Si el hecho de que la mayoría del bando oscuro haya escapado o que Evans estaba muy cerca. Me daba cierta sensación de... culpa.

No podía hacer nada. No podía comer, ni dormir sabiendo que estaba él, era peor que una ruptura, y es que había tenido varias.

-No puedes seguir así- me dijo Adam un día- parece que vas a explotar.

-Siento que voy a explotar. Necesito hablar con él.

-Lo se, pero todavía no.

-¿Por qué no?

-Porque... porque no estás lista.

-¡Si estoy lista!

-A ver, ¿qué piensas decirle una vez que lo veas?

Oh. Eso no lo tenía pensado.

-Bueno... bueno pues... yo...

-Ahí está. Lo único que te va a hacer es daño, juegan con la mente.

-Bueno, eso si...

-Además, te acabas de levantar.

Hace unas horas me habían permitido salir de la cama, pero no me podía mover mucho, pues me dolía, y la herida todavía no sanaba por completo.

-Creo que tienes razón...

-Y es hora de comer.

-Ay...

-Ay nada. Vas a comer.

-De acuerdo- dije con una mueca.

Tienes un problema con la comida.

Reí.

-¿Crees que no lo se?


La comida supo muy rica, resulta que Livvy tenía talento para cocinar unas tortas deliciosas. Me devoré la mía en cuestión de 5 minutos.

Después de la comida, decidí ir a descansar, pero lo que en realidad quería (y me lo estaba negando a mi misma) era hablar con Evans. Estaba pensando en qué decirle cuando alguien tocó la puerta.

-Pase.

Entró Emma, no me había dado cuenta cuanto la extrañaba cuando la vi otra vez.

-¡Emma!

-¡¡Emily!! ¡Estás bien!

-¿Dónde estabas?- le pregunté mientras cruzaba la habitación y la abrazaba, ella también lo hizo.

-Me quedé en Naufragos para hacer hechizos de memoria, para que nadie se diera cuenta de la ausencia de tanta gente, ya había acabado, y pensaba que ya iban a regresar, pero Carlos me llamó y me dijo lo que te pasó, así que vine lo más rápido que pude, aunque tuve que parar para ver a Xareni, ella y Mily están abajo.

-¿Se ha recuperado?

-Está como nueva.

-¿Pues qué hacemos aquí?- pregunté- vamos abajo.

-¡Claro!

Estaba tan contenta de estar con Emma, después de que el bando oscuro se llevara la daga, Emma me dio todo su apoyo incondicional, y ya me hacía falta hablar con ella.

-Me gustó como quedó tu copete- dijo Emma mirándome la cara- qué te parece si ahora te corto las puntas y te lo retoco- dijo mientras me movía el copete.

-De acuerdo.

Al llegar con los demás, vi a Xareni como la vi cuando la conocí, con tanta energía que parecía que iba a explotar.

-Eeeemily he llegaaadoo.

-Mírate- dije riendo- parece que no te pasó nada.

-Carlos prácticamente me había curado- dijo dándole un codazo.

-Wow Emily- dijo Edwin- quien diría que te veríamos sonreír.

Es cierto. Estaba tan feliz de que Emma estuviera con nosotros, de que Xareni se hubiera recuperado, de que por fin estábamos todos juntos, que decidí no pensar en Evans por un instante, solo para disfrutar ese momento.

-Lo seee.

Todos reímos.

Nos pasamos la tarde platicando, le contamos todo a Emma, pero no quisimos hablar tanto de eso porque nos deprimía, así que Xareni empezó a contar chistes y todos estábamos muertos de la risa. Adam estaba sentado a lado de mi y me tomaba la mano, no me soltaba.

Al final quedamos cansados y nos dolía el estómago de tanto reír, pero estábamos felices. Cenamos pizza de peperoni y Rafa le puso una bola de helado a su refresco, puso una cara muy chistosa cuando se lo tomó y dijo que estaba demasiado dulce. Nos atacamos de la risa otra vez.

Al final Emma y yo dormimos en la misma habitación y Adam durmió con Rafa y Edwin. 

Emma estaba nerviosa cuando estábamos subiendo.

-¿Estás bien?- le pregunté.

-Me enteré de que tienen a Evans.

Suspiré.

-Si, lo se.

-Es que después de todo lo que pasó...

-Lo se. Pero... pero no deberíamos dejar que nos afecte. A mi también me cuesta asimilarlo, pero... no es nuestra culpa.

-Eso si...

-Entonces no hay por qué preocuparte- le dije mientras le daba un apretón en la mano- necesitamos apoyarnos y superar todas las pruebas.

Cuando dejé de hablar, Emma estaba llorando, yo también tenía ganas de llorar, pero sabía que una de las dos debía de ser la fuerte.

-Vente, retoca mi cabello.

Eso la hizo sonreír, lo que me hizo sonreír a mi.

Me cortó el cabello y me dio más ropa.

-Ya tengo mucha- protesté.

-No impooortaaa.

Nos desvelamos, y sin que nos diéramos cuenta, ya eran las dos de la mañana y estábamos horriblemente cansadas.

Justo cuando ya nos estábamos quedando dormidas, Emma balbuceó algo, que apenas escuché, pero que no entendí en absoluto.

-Ya entiendo por qué eres la elegida.


La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora