IV

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Llegué justo cuando Edwin y Amber terminaban. Amber fue la que quedó inconsciente y Edwin no terminó tan mal como Adam, así que pudo ir solo a su habitación.

-Veamos... quiero pelear contra Nick así que Emily y Marco, ¡van!

Suspiré. No me gustaba la idea de tener que pelear contra Marco, pero tampoco podía dejar que el me ganara.

Fuimos al centro y esperamos la señal de Xareni, y en cuanto lo hizo, no perdimos ni un segundo. 

Marco empezó con fuego, no me sorprendió, los hombres tienen algo con el fuego, así que yo empecé con agua, es cosa de lógica.

Después empezaron los golpes y ahí no tuve tanta ventaja, y Marco se aprovechó de eso. Me levantó y me dejó caer, dejándome sin aire, y de inmediato llegaron las patadas, logró darme dos, una en las costillas y en en el brazo, pero en la tercera copié lo mismo que hizo Mily, le agarré la pierna, y con una mueca de dolor le jalé la pierna y logré tirarlo. Aproveché que le faltaba el aire para golpearle el estómago, y mi técnica funcionó, pero Marco logró agarrarme las manos y doblarlas lo más que pudo, sentía un dolor horrible, y creo que el objetivo de Marco se cumplió porque sentí que se rompió algo, no fue el hueso, pero sentía demasiado dolor y la muñeca izquierda no reaccionaba.

Marco se zafó de mi y me dio un golpe en la mandíbula, lo que hizo que se me nublara la vista. No, no podía dejar que me ganara. Marco me paralizó, de pronto ya no pude mover nada, eso era lo que me dijo Adam que debía evitar por completo, una vez paralizada, las oportunidades de salir ilesa eran horriblemente escasas. 

Marco ocupó la misma técnica que siempre me volvió a cargar, pero esta vez lo hizo mentalmente, lo que malo porque me podía levantar más arriba y me podía dejar caer muy fuerte.

Mierda, no tenía escapatoria... 

Marco me alzó hasta que toqué el techo una vez ahí, no me dejó caer, sino que me mandó directamente a la pared, que estaba a unos 10, tal vez 15 metro lejos, choqué y sentí punzadas de dolor por todo el cuerpo. Me dejé caer, y una vez que caí, sentí que ya no estaba paralizada. Y luego se me ocurrió algo. Para ganar, sólo me quedaba una oportunidad.

Cerré los ojos y esperé a que llegara Marco.

-Creo que gan...

No terminó la frase. Me levanté de un salto con todo mi cuerpo protestando y le di una patada en la cara lo más duro que pude. Le di justo en la barbilla y Marco cayó al suelo. Tenía la cara igual o incluso más hinchada que la de Adam y ya no se movía.

La adrenalina se fue yendo poco a poco de mi cuerpo, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba gimiendo de dolor.

Mi muñeca izquierda me dolía tanto que me sorprendió no estar llorando, mis costillas le ardían y cuando traté de dar un paso apreté tanto los dientes que creí que me los iba a romper. En el brazo tenía un moretón más grande que una dona, sentía horribles punzadas de dolor en la mandíbula, en en labio y en el ojo derecho, y mi vista se estaba empezando a nublar, respirar me costaba demasiado.

-Ven Emily- dijo una voz, y después de concentrarme un poco me di cuenta de que fue Linda la que me habló.

Linda. No la había visto en la sesión, y tampoco la vi cuando nos juntamos todas las chicas. Junté toda la fuerza que tenía y a pesar del dolor hablé.

-¿Dónde estabas? 

-Shh! No hables. Hablaré contigo una vez que hayas descansado.

Llegamos a mi habitación más rápido de lo que pensé y Linda hizo lo que yo le hice a Adam. Me limpió la cara mientras yo trataba de no gruñir, gemir o hacer muecas, y tuve un poco de éxito hasta que me tocó la muñeca, en cuanto lo hice gruñí y tuve que morderme el labio para no gritar.

-Creo... creo que algo está roto en mi muñeca.

-Si ya me di cuenta. Te rompiste un ligamento. Tranquila, para el próximo domingo ya estará como nueva.

-Ok.

Linda me vendó la muñeca, me puso unas gazas en las costillas y me dijo que no serviría de nada que me las vendara, que para el domingo solo tendría unos moretones gigantes, pero que estaré bien para el viaje.

Me puso una pijama y con cuidado me ayudó a acostarme.

-Te explicaré todo mañana, lo prometo, pero ahora debes descansar, tienes muchas razones para levantarte mañana, aunque te damos permiso de levantarte hasta el domingo, pero no tan tarde ¿de acuerdo?

Asentí e hice una mueca de dolor.

-Cuídate Ems.

Y yo me dejé llevar por la oscuridad.


Desperté el sábado como por las 8 o 9 de la noche. En mi habitación estaba Mia, nadie más.

-Hola dormilona, creí que no despertarías hasta mañana, te tuvimos que meter agua por la garganta.

-Cielos, eso suena... raro. ¿Dónde están Adam y Marco? Y todos los demás.

-Todos están en sus respectivas habitaciones, queremos que tengan fuerzas suficientes para mañana, y que se recuperen, las que no jugamos nos hemos encargado de todo. Aquí está tu maleta- dijo enseñándome un bolso lo bastante pequeño como para que sólo me quepa mi celular.

-¿Qué metiste ahí? ¿Un paquete de chicles?

-No. ¿Has leído los libros de Harry Potter o visto las películas?

-Si, las dos cosas.

-Bueno, en las Reliquias de la Muerte Hermione tiene un bolso como este.

-¿Existen?

-¡Pues claro! Son muy prácticos.

-Cielos, a veces olvido que la magia si existe.

Mia se rió.

-Vamos Em, tienes que descansar un poco, mañana en la noche emprendemos nuestro viaje, y ayer te dieron una buena paliza.

-Quiero ver a Adam.

-Lo verás mañana.

-Pero...

-Pero nada. ¡Ah por cierto! Ten, tienes que comer- dijo mientras me entregaba una ensalada césar, una barra de chocolate y agua natural. Después de comerme todo (lo que fue un gran trabajo porque mi mandíbula dolía horrible), Mia me ayudó a volverme a acostar, me cambió el vendaje de mi mano, y me dijo que se iba a quedar hasta que yo me durmiera.

Puse los ojos en blanco, pero lo agradecí en silencio. Justo antes de quedarme dormida, Mia habló por última vez, y yo medio balbuceé. 

-¿Em?

-Si...

-Adam te extraña mucho, prácticamente lo tuvimos que paralizar para que no se parara de la cama. A lo que quiero llegar con esto es que tienes suerte de tener a gente que te quiere, no estás sola.

-Lo se... y yo los quiero... a todos ustedes...

-Descansa Em.

Y yo me volví a dejar llevar por segunda vez. 

La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora