Epílogo

10 1 0
                                    

Primer día en la universidad... quién lo hubiera imaginado. Después de tanto trabajo en la preparatoria y después de unas largas vacaciones era hora de una nueva aventura.

Conseguir una beca fue lo más fácil del mundo, y eso que en la secundaria no era la mejor que digamos. Y menos después de haber despertado del pequeño coma de 5 días que tuve cuando hubo un incendio en la escuela y Milton murió.

Al despertar me sentía muy rara. Como diferente... más grande. 

Tuve nuevas habilidades, no sabía que un pequeño coma podía cambiar todo. Pero desde entonces tuve facilidad para absolutamente todo.

Entrar a Cambrige con beca ha sido mi mayor logro. Y no fui la única a la que aceptaron.

Aceptaron a Emma y a Mia también, y solo a unos cuantos minutos de Cambrige está la universidad donde estudia Adam. Adam se esperó a que terminara la preparatoria para que los dos nos viniéramos a Londres.

-¡Emily!- Emma me pidió que fuéramos compañeras de habitación y de inmediato le dije que si. Mia está solo a unas cuantas habitaciones, compartiéndola con una chica nueva que acabábamos de conocer llamada Linda.

-¡Mande!

-Apúrate- dijo mientras señalaba mis maletas y cajas- te dije que te iba a ayudar pero no es para que me traigas de chacha.

Las dos nos reímos y empezamos a subir mis cosas.

El campus era enorme y tenían un buen programa. Esperaba poder graduarme en literatura y poder llegar a tener éxito.

La habitación estaba para reírse. Tenía dos camas individuales y una rechinaba muy muy feo cada vez que te sentabas o acostabas y la otra se le hundía un montón el colchón. Al final Emma perdió contra mi y se quedó con la que rechinaba. Tenía un escritorio que al parecer teníamos que compartir, y Emma se quejó de que traje absolutamente todos mis libros.

-¡Vamos a vivir aquí durante MÍNIMO cuatro años que duran nuestras carreras! No iba a dejar a mis bebés.

-Emily, tienes un serio problema con tus libros. Algún día los quemaré.

-Sobre mi cadáver.

Me quedé con más espacio del escritorio, pero ella se quedó con más espacio del armario porque ella tenía más ropa y más zapatos que yo.

Al final estábamos muy cansadas, pero habíamos quedado con Mia, Adam Linda y Anastasia para comer una pizza. 

Anastasia iba en la misma universidad que Adam, solo que a ella solo le faltaba un año para acabar su carrera. La habíamos extrañado por los dos años que me faltaban, pero por fin íbamos a estar en el mismo país, por decir en el mismo continente.

-Vamonos, ya vamos atrasadas.

-Ya voy yaaa vooooy.

Llegamos al restaurante y encontramos a los chico en una mesa trasera. Faltaba Anastasia, pero no se nos hacía raro su tardanza, ella siempre llegaba tarde.

-¡Emma! ¡Emily!- Mia se levantó de la mesa y se vino dando saltitos a la entrada, donde estábamos nosotros. 

Nos quitamos las chamarras que traíamos, afuera hacía mucho frío y adentro estaba calientito. Me rugió el estómago. La mudanza me dio hambre.

Fui hacia Adam, el se levantó y me dio un beso en la frente.

-¿Todo bien?

-Si, solo que fueron muchas cajas.

-Me hubiera gustado ayudarlas, pero yo también necesitaba llevar mis cosas.

-Está bien, nos ayudó a hacer ejercicio- dije con risa.

-Ya ordenamos, 3 pizzas, aunque conociendo a Ana, creo que vamos a necesitar otra.

Todos nos reímos, Anastasia era la más comelona, un día de acabó 2 pizzas ella sola.

Me comí tres pedazos, aunque una terminó en mi pantalón, gracias a Dios solo se notó una pequeña mancha de aceite en el muslo.

Anastasia no tardó tanto en llegar y tuvimos que pedir otra pizza.

Al final nos quedamos hablando y hablando en el restaurante hasta que nos pidieron que nos fuéramos, ya que tenían que cerrar el establecimiento.

Fuimos a nuestro campus, ya que era más grande que el de Adam y entramos a la habitación de Mia, que no era muy diferente a la nuestra.

Tenía un decorado que me pareció familiar, como si ya lo hubiera visto, pero lo saqué de mi cabeza. Desde que había despertado, muchas cosas se me hacían conocidas, como cuando mis padres propusieron un viaje a Canadá, sentía que ya había estadio ahí. Y cuando conocí a mis maestros y amigos de la preparatoria, sentía que ya los había visto, pero nunca en mi vida los había conocido, y ahora eran mis mejores amigos.

-Emily, ¿emocionada por las clases?

-Si, solo no espero que sean una gran tortura como las de la preparatoria, esas se me hacían eternas.

-Bueno- dijo Ana- estas se te van a pasar super rápido, te lo aseguro.

Eran las dos de la mañana, y ya nos queríamos dormir porque a la mañana siguiente empezaban las clases. 

Acompañé a Adam a la salida del campus. Hacía mucho viento, y me pegó de inmediato. Me froté los brazos.

-¿Tienes frío?- me preguntó mientras me ofrecía su chamarra. La acepté.

-Gracias. 

-¿Nos vemos mañana después de tus clases?

-Claro.

Una ráfaga de aire nos golpeó. Pero esta fue de las fuertes. Adam y yo caímos al suelo, él intentó cubrirme la cabeza pero fue demasiado tarde y se me azotó de inmediato.

Ráfagas de dolor me recorrieron la cabeza y por un momento sentí que no podía respirar. Pero pude respirar. Eso fue lo que más se me hizo raro. Alguien normal ya se hubiera desmayado, si no es que muerto, pero yo seguía consciente. Con un dolor insoportable pero consciente.

De repente, así de repente... lo recordé todo. Absolutamente todo.

Lo que en realidad pasó con Milton. No quedé en estado de coma, recibí sus poderes. Me enviaron a un reformatorio. Conocí a absolutamente todos,  conocí a Evans. Elegí a Adam. Evans se cambió de bando, fallé en esconder la daga. La misión, Xareni y Mily, el viaje, mi depresión, mis amigos, las pruebas. Evans. Las despedidas, Adam... la caída...

Todo. 

Adam se arrodilló junto a mi.

-Em, Em, ¿me escuchas? Tranquila, solo fue un pequeño golpe en la cabeza.

Me secó los ojos, estaba llorando, llorando de haber despertado. De haber salido de la fantasía.

-Adam... 

-Mande.

-He vuelto.

Se le vio la alegría en el rostro y empezó a llorar de felicidad. Lo que me hizo llorar más.

-¿Emily?

La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora