48. Seguirem somniant

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La aventura a bordo del ferry terminó y todos subieron de nuevo a la furgoneta de los Pulseras para comenzar su travesía por Mallorca. Bea condujo prácticamente sin rumbo, dejándose llevar por las risas de sus amigos en el interior del vehículo y por el paisaje casi desértico, aunque de ensueño, que abundaba por aquellos lares. Todos alucinaban ante las islas, pues exceptuando a Chiara y a Ruslana ninguno había salido nunca de la península e ir visitando lugares nuevos se les hacía toda una experiencia repleta de ilusión.

Gracias a lo que recordaba Chiara de la última vez que estuvo allí y preguntando a la gente al azar que se iban encontrando por el camino, los cuales siempre acababan embriagándose por la felicidad y las risas que se escuchaban desde el interior de la furgoneta, lograron llegar hacia la que era una de las mejores costas de la zona.

-¡Para aquí, Bea!

La madrileña obedeció a la orden de Chiara y echó el freno en una zona llena de otros vehículos que estaba justo al lado de una playa de arena blanquecina, marea baja y aguas azules. Los chicos saltaron de la furgoneta con ansias, queriendo saborear cada gota de aquel lugar con el que siempre habían soñado visitar en grupo. Por el camino y sin querer perder más tiempo, todos se fueron quitando camisetas y pantalones que sobraban para quedarse con los bañadores que por suerte decidieron ponerse en el ferry.

Los más adelantados, como Chiara y Martin, corrieron más que nadie para llegar cuanto antes a la orilla, recibiendo las quejas por parte de Ruslana y Violeta, quienes no podían esforzarse más para llegar antes debido a su ausencia de pierna derecha y quienes, entre carcajadas varias, iban reprochando al resto la 'discriminación' que les hacían.

-¡Cabrones! ¡Que nosotras vamos más lentas! –gritó Ruslana, riendo a carcajadas cuando Violeta casi se tropezó por querer adelantarla. –Sabes que no puedes ganarme en una carrera, Violet, no te piques.

-¿Qué no? Madre mía, te digo yo a ti que sí.

Acto seguido, Violeta adelantó a Ruslana y esta la sujetó de los brazos, haciendo que cayesen las dos a la vez entre risas y llenándose de arena blanca por doquier. Chiara acudió al rescate de las chicas ante los gritos de socorro de su novia y tiró de su mano para llegar antes a la orilla y ganar la carrera a la ucraniana. Violeta ganó, pero Ruslana contraatacó empujándola al mar cuando estaban en la orilla haciéndola desaparecer durante un par de segundos entre las olas. Acto seguido, también persiguió a Chiara nadando y consiguió su objetivo hundiendo su cabeza en el mar.

-¿Quién ha ganado ahora, petardas? —se pavoneó cuando la pareja salió del agua derrotada.

Bea y Martin también se acercaron a las tres amigas que buscaban la revancha y se unieron al juego. Los cinco soñaron juntos, como siempre acostumbraban a hacer, pero esa vez en la vida real. Se hundieron todos bajo las olas aprovechando que el mar estaba revuelto y juguetón y recrearon aquella adolescencia y aquellos veranos puberales que les habían sido arrebatados al haber estado ingresados.

Al final, el mar siempre era el punto donde todo comenzaba y donde todo acababa.

Empapados de felicidad y calados hasta los huesos, salieron del agua y decidieron secarse al sol del atardecer sentados en fila y pasando los brazos por encima de sus hombros con una sonrisa que nada ni nadie podría arrebatarles en ese momento. Notaban una sensación de libertad tan plena que los elevaba al Olimpo.

Unos minutos más tarde, mientras que los Pulseras Rojas decidían qué sería lo próximo que querían hacer en la isla, Violeta se alejó unos metros de ellos para admirarlo todo mejor y en soledad, para respirar y contemplar tranquilamente el movimiento coordinado e imperfecto de las olas que rompían en la arena húmeda de la orilla. Se sentó sobre unas rocas y suspiró varias veces, viéndose obligada a entornar los ojos al tener al Sol justo enfrente de ella y queriendo esconderse por el horizonte, aunque aún le quedasen unas horas más de trabajo.

Pulseras Rojas (KIVI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora