En el mundo, no todo lo que se ve es real. Hay situaciones que son producto de la imaginación, la mente juega demasiadas malas pasadas. Especialmente, cuando estás enfermo. Aún más, cuando tienes Alzheimer. La planta de neumología estaba desierta. El descansillo completamente vacío. No había médicos, enfermeros o celadores. Era un lugar fantasma. Juan Carlos, asustado y confuso, miraba hacia todas partes, sin saber cómo había salido de su habitación o cómo volver a ella. Muchas voces se expandían por su cabeza, muchos recuerdos se agolpaban en su mente como una gran marea creciente que amenazaba con arrasar con toda su cordura en cuestión de poco segundos. No sabía qué hora sería, pero lo que sí veía era una luz cegadora y de color blanco impoluto que entraba por los grandes ventanales de los pasillos del hospital.
Y, de pronto, estaba en la planta de traumatología infantil. Las paredes llenas de pegatinas le recordaban a las ocasiones en las que había pasado por esos pasillos para visitar a Violeta. Aunque aquella planta ahora también estaba totalmente desierta.
Juan Carlos, girando sobre sí mismo para buscar una explicación a aquel confuso paisaje y escuchando el sonido lejano de cristales rompiéndose a su alrededor, comenzó a respirar con fuerza. No sabía qué estaba pasando, él solo quería volver a su habitación, quería que se terminase ya esa pesadilla.
Entonces escuchó una voz desconocida a sus espaldas. Era la voz de una niña. Una chica cuyo rostro no registraba su memoria. Se trataba de una muchacha castaña y con flequillo, bastante delgada y menuda que se acercaba a él lentamente.
-¿Se ha perdido? –dijo ella, con voz aguda y tendiéndole la mano. –Yo le ayudaré a llegar a su habitación. Sígame. Mi nombre es Aitana.
Juan Carlos, sin decir absolutamente nada y sin cuestionar a la chica, comenzó a seguirla de la mano y esta lo guio hacia su habitación del hospital, donde lo tumbó y arropó en la camilla. El catalán no comprendía nada, pero no hizo ninguna pregunta.
-Ahora tiene que descansar. Cuando se despierte se encontrará mejor. –le dijo Aitana, mirándolo al costado de su camilla. –Seguramente cuando se despierte no recuerde esto, pero lo que no quiero que olvide es lo que le voy a decir: el miedo puede frenar, pero también puede ser un motor.
-¿Cómo sabías que esta era mi habitación? –fue lo único que le salió decir a Juan Carlos, quien ni siquiera la miraba al estar al borde del profundo sueño.
La chica solo se encogió de hombros sin dejar de sonreír.
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Ya había amanecido en el hospital y el nuevo día acababa de comenzar. Habían sido días eternos, pero apresurados. Desde que murió Juanjo, el tiempo era relativo en el hospital. Las horas pasaban de forma que parecían días enteros y los Pulseras Rojas parecían estar más perdidos que nunca. En el Sol del edificio, Chiara, Violeta, Martin y Ruslana estaban reunidos a la sombra de la copa de unos árboles.
-¿Y dices que nunca te ha pasado?
-No, Bea siempre me hablaba, a todas horas. Diría que nunca callaba. –respondió Martin a la pregunta de Chiara, después de confesarles a sus amigas lo que estaba sucediendo con la madrileña del grupo desde que salió de la operación que le habían hecho la tarde anterior.
-¿Y ahora ya no habla nada de nada? –intervino Ruslana, que jugueteaba con las ruedas de su silla. Martin negó con la cabeza. —¿Y qué explicación puede tener eso?
-No lo sé, Rus. –respondió el vasco notablemente preocupado.
-Tenemos que decírselo a la doctora Galera. –aportó Chiara con decisión.
-Sí, claro, es una idea maravillosa. –dijo sarcásticamente Violeta, que no atravesaba su mejor momento desde el día anterior, desde el momento en que Chiara había comenzado a ignorarla. –Vamos y le decimos: mira, Noe, es que nuestro amigo Martin dice que ya no oye hablar a nuestra amiga Bea, que lleva dos años en coma, y estamos seguros de que le pasa algo. Estoy segurísima de que nos van a creer
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Pulseras Rojas (KIVI)
FanficAdaptación de Pulseras Rojas a Kivi. La historia sigue la trama de la serie, pero contendrá escenas y cambios realizados por la autora. // *Reedición de mi historia "Forelsket" (no son idénticas)*