22: Distracciones

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Mi padre se ha encargado de que estuviera bien despierta por la mañana cuando me ha quitado la sábana de encima y me ha arrastrado hacia abajo, donde los botes de pintura y la escalera están preparados

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Mi padre se ha encargado de que estuviera bien despierta por la mañana cuando me ha quitado la sábana de encima y me ha arrastrado hacia abajo, donde los botes de pintura y la escalera están preparados.

Evelyn ha tenido el detalle de hacerme un café y creo que he sido demasiado agradecida. Solo me ha faltado echarme a llorar. Cuando acabo la primera capa en la pared de las escaleras, la zona más complicada porque tengo que utilizar un rodillo, me entero de que hay que dar una segunda. Los brazos me tiemblan al coger el pincel para arreglar las esquinas. Esto es peor que entrenar un domingo con resaca.

Entonces veo alguien a mi lado. Al principio pienso que es uno de los gemelos, pero no es tan alto como ellos, sino un poco más baja que yo.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto a Evelyn, desconcertada.

—Me gusta mucho pintar —responde ella mojando el maldito rodillo en el cubo.

Sorprendida, observo cómo se sube a la escalera y empieza a empapar la pared para una segunda capa. Lo más posible es que me haya mentido, pero me alegra que esté aquí. Con ella de ayudante, tardo mucho menos en completar la entrada.

Después de comer, Gabi y Carol vienen a ayudarme con el salón y, por fin, los gemelos aparecen. Mientras que David trae un aspecto como si un camión le hubiese pasado por encima, su hermano está completamente normal. Ya podía haber bajado a pintar mucho antes.

Al oler la pintura, David se lleva una mano a la boca y va corriendo al baño. Todos escuchamos a la perfección cómo llena el váter de vómito. Qué asco.

Evelyn nos deja a solas mientras Carol y yo apartamos un mueble pequeño para poder acceder mejor a la pared sin mancharlo.

—¿Te ayudo? —pregunta Gabi al otro lado del salón. Mi otra amiga y yo la miramos. Está hablando con Álvaro, quien lleva una gran caja blanca cargada en los brazos.

—Aparta —le responde con un gruñido y la deja justo frente a la televisión.

Esbozo una sonrisa al ver lo que se le viene encima.

—¿Qué crees? ¿Que por ser bajita no puedo montar un mueble? Pues que sepas que he montado muchos. Ikea es mi segunda casa.

Álvaro la mira y nosotras nos quedamos expectantes, como si una película de acción se tratara. Él resopla, la da la espalda y nos sorprende a todas cuando le da un destornillador. Es pequeña, pero tiene un carácter arrollador, cualquiera que le lleve la contraria lo tiene claro para sobrevivir.

—Pero sin chillar.

—¡Hecho!

Se sienta a su lado y abren la caja. Carol me da un codazo para que coja el rodillo pequeño y empezamos a empapar la pared de color marrón claro. De fondo, Evelyn nos ha puesto la música de la radio.

Mi padre se pasa un par de veces para ver nuestro progreso y, cuando pienso que va a venir una tercera vez, en realidad se marcha de casa.

—Tiene cena con los profesores —me comenta Evelyn al darse cuenta de que me he quedado observando la puerta—. ¿Podéis ocuparos del resto o necesitáis mi ayuda?

Only You © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora