Mi mirada se encuentra con la de Aiden Stone. Estaba sentado en una butaca en el patio. Dejaba el vaso con whisky en la mesa y al ver la botella y otro vaso supongo que me estaba esperando. Estaba cómodamente sentado en la butaca, con los dos botones de su camisa desabrochados y remengada hasta los codos.
Camino hasta él porque creo que la conversación es justamente ahora.
—Siéntate —demanda mientras vierte whisky en el vaso sin utilizar.
Ocupo asiento y me hace una seña de que el vaso con whisky es para mí. Tomo el vaso y tras ingerir el primer buche, dejo mi mano descansando en el reposabrazos de la butaca.
— Esta historia ya me la sé, Reese. Lo que intentas hacer con mi hija, yo también lo hice. Tienes treinta malditos años y ella dieciocho pero si te soy sincero la edad de ambos y la diferencia es la mierda que menos me importa. Jugué con las mujeres a mi antonjo y no ofrecí nada más que sexo, sin embargo, no por ello dejaré que mi hija sea utilizada. A Keira, mi mujer, la hice sufrir y créeme no permitiré que un gilipollas que se niega a sentir y solo quiere follar la haga sufrir a ella.
—Aiden...
—Cuando termine de hablar, tendrás tu oportunidad de hacerlo. Porque está claro que lo harás. La conversación entre tú y yo no se alargará más —me interrumpe Aiden—. Cuando Keira me lanzó en la mano la prueba de embarazo positiva me perdí. La dejé solo por varias horas, sin ni siquiera darle una respuesta. Me quería volver loco y dentro de todos los pensamientos que jodían mi mente estaba el de « ¿Cómo un hombre que solo sabía comprometerse con el trabajo podía tener a cargo un hijo?» Me hice responsable y conocí un amor más grande que el puto mundo. Conocí a la persona que pondría como prioridad siempre. Conocí a la chica que con una sola palabra movería la jodida tierra para acompañarla, escucharla, apoyarla, entenderla y cuidarla. Si te cuento esto es por dos razones. Yo fui un maldito imbécil con Keira y solo actúe a su altura después que no la protegí. Creo en el cambio de un hombre por la chica que lo logre volver loco y también considero que el «solo vamos a follar» puede convertirse en «mucho más» pero no permitiré que te des cuenta en el momento en el que «no la protejas». A Keira la amo, pero Keira no era mi hija, Kimberly sí y eres padre, sabes que la palabra «papá» te vuelve un jodido protector capaz de acabar con quién sea cuando te la lastiman.
—Kimberly es una cría y para mí los años de diferencia si han sido una locura. Quiero repetirme más veces que tendría que lidiar con otros chicos y no con un hombre como yo que solo se enfrasca en su hija y en el trabajo, pero no te voy a mentir, no me lo estoy repitiendo. Me imagino que la jodida energía y alegría que transmite siempre ha sido una inyección placentera a mi aburrida vida. No voy a engañarte hablando de amor, ni a primera vista, ni ahora; pero te puedo asegurar que cuando nos acercamos no pensé «voy a follármela». Tampoco puedo asegurarte que no tenga deseos de hacerlo ahora. Tal vez los momentos que pasamos juntos como Reese y Kimberly, en circunstancias de lo más comunes donde ella no hacia más que disfrutar de pequeñas cosas que yo no hago, como cantar una canción que le guste a todo volumen o bailar porque lo desea en el medio de una heladería, fueron actos suficientes para querer tenerla cerca ahora más que el tiempo de trabajo. Sabes perfectamente todo lo que podemos hacer con ellas, sabes de las caricias, de los toques, de las palabras y sabes también que el simple hecho de no querer enamorarla o tener una relación formal no son motivos suficientes para detenerse. Entre todo lo que puedo asegurarte también está el que no quiero dañarla y no porque tú seas su papá, a pesar de que el respeto te lo ganas a pulso, sino porque no quiero hacerlo, no podría hacerlo.
— ¿Qué me asegura que no llegará un día llorando a casa porque no supiste cuidarla o tratarla? —indaga él y le da un sorbo al whisky.
—Mi palabra —respondo dejando el vaso en la mesa y moviéndome ligeramente hacia alante apoyando las manos en mis muslos—. Estoy seguro que si representara para tu hija todo el mal del que intentas protegerla día a día no estuviese sentado aquí contigo y tampoco me hubieses permitido seguir al lado de ella.
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Siénteme [Primera parte de la Trilogía Irresistible]
Romance[Primero que nada te informo que si leíste Inmune a sentir esta historia te encantará es de Kimberly la hija de Aiden Stone y Keira Buckett] Kimberly Stone nació para brillar y lo sabe. La primera hija de Aiden, la niña de la gran familia que han cr...