28. Kimberly

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Las palabras de mi padre removieron el suelo bajo mis pies. A pesar de que me explicó más de una vez, él y Julen como pintó todo, mi mente y mi corazón sufría en demasía ese movimiento.

Tenía loco a mi padre viendo como podíamos buscarlo, pero no había ninguna manera. No sé sabía de su paradero. La maldita Janeth hizo las cosas sabiamente.

Lo llamé más de una vez y todas las malditas veces me dio apagado.

Lloré unas cien veces y aunque me repetía frente al espejo que esto es debilidad, ese no era un punto importante para dejar de hacerlo.

Las palabras de mi padre, asegurando que Reese encontrará la manera de resolver o llamar, fueron el único motor impulsor a no caer nuevamente, como lo estuve por semanas con nuestra ruptura.

Tenía ganas de matar a Janeth y si los días pasaban al punto de volverme loca, lo haría en verdad. La mataría.

Fui a la escuela por mi padre, que intentaba que no callera nuevamente en aquel estado.

Justin me interceptó en pleno parqueo. Llegaba un poco tarde, puesto que Melo no estaba en la escuela, no tendría con quien conversar en la cafetería.

Fue directo a besarme, así que me moví ágilmente.

— ¿Qué haces? —indagué y no de la mejor forma.

—Quiero que volvamos a intentarlo cariño. Sé nuevamente mi novia —pidió.

—Para cómo terminaste esto, esta forma es bastante poco romántica. Esfuérzate más —dije y seguí caminando hasta mi salón.

Aguanté la mañana de clases, incluso me tocó lidiar con las preguntas constantes de los profesores, que si no estuviesen sobre mí en todas las clases por eso de ser la alumna más integral, no hubiese atendido una mierda.

Cuando terminé, caminé hacia la salida. Tomé mi teléfono para escribirle a Melo un mensaje sobre si está disponible para verla y automáticamente recibo un sí.

Choqué con alguien y cuando levanté la mirada, me encontré con un tumulto de estudiantes. Volvieron a abrirme paso y en ese segundo en cuestión pensé en Reese.

No, joder.

—Están todos invitados a la fiesta que le haré a mi novia —anunció en alta voz Justin y Erika da pasos hacia él—. Lamento mucho todo lo que te he hecho pasar cariño. He cometido un gran error, te he fallado, después de que lo tenía todo, solo tenía que esperar un poco más. ¿Vienes Kim? O necesito lanzarme de un paracaídas por ti.

La expresión de asombro de los demás fue evidente. Erika quedó a nada de él, siendo rechazada y burlada. No sabía dónde demonios meterse, si hubiese tenido la oportunidad hubiese abierto un hueco en el piso.

Caminé a paso firme hasta él, cruzándola a ella sin mirarla y aunque no era lo indicado, esta era la venganza de lo que un día ella provocó. Besé a Justin delante de ella, delante de todos. La mojigata, la que fue drogada y burlada, le devolvía toda la envidia y malas vibras que un dia esparció para mí.

Le puse como excusa a Justin ir a ver a Melo que estaba enferma y aunque intentó ir, le aseguré que tenía que preparar esa fiesta. Le di falsas intrigas para la noche y como hombre que solo espera probar un coño, aceptó.

Al visitar a Melo, me rompí un poquito más. No era la chica alegre, divertida y loca con la que trataba. Tenía un semblante distinto. Julen estaba ahí cuando llegué, pero dijo que iría a resolver asuntos de trabajo en el tiempo que yo estuviese acompañando a Melo.

Melo me contó como iban las cosas y aseguró que más que el aborto, le ha dolido enormemente ver cómo Julen ha estado después de ello. Quizás para ella era algo tarde, pero empezaba a creer en él. Aseguró que no había remedio pues Julen solo la cuidaba, no había la más mínima intención de él de volver a algo más.

Siénteme [Primera parte de la Trilogía Irresistible]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora