17. Kimberly

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Vestía de negro, con una camisa remangada hasta los codos y abierta en los tres primeros botones. Brillaba una cadena en su cuello, que no había visto antes.

Estaba extremadamente guapo y aunque ya lo había tenido desnudo sobre mí, me sentía con las hormonas revueltas.

—Es Kimberly Stone —gritaron a lo lejos pero yo no podía atender a nadie más que no fuese él.

Los flashes y murmullos nos empezaban a cubrir desde lejos, pero Reese hacía como que le importaba bastante poco.

Cuando se detuvo ante mí, sacó de su bolsillo una cadena igual a la que tiene en su cuello y me la colocó a mí. Me empezaba a derretir y no, no era aún el momento para ello.

Se acerca a mi cuello y lo besa como le gusta hacerlo. No podía alejarme, no porque imagino que todos nos miran, sino porque me tenía embaucada su olor. Sí, eso, le echaré la culpa a su perfume.

—Tienes una jodida habilidad para  que te mire, necesite y desee que me acojona —susurra a mi oído—. Dame el placer de una noche más, mi pequeño terremoto; que si aún no consigo que me perdones, seguiré corriendo por ti cada puto día.

La carne es débil sí, el corazón más. Temblaba y no por fobia a la atención, sino porque aunque mi cabeza repetía que debía correr más, mi cuerpo lo necesitaba y deseaba conmigo.

Retomó su posición y me observó.

—Tienes otra noche, Reese Collow. Aprovéchala —comento para los dos y este me sonríe, haciendo que el gesto se reflejara en mi rostro.

Me extiende la mano y, el hecho de que se reprodujera a lo lejos canciones suaves, pasaban desapercibido para mí, hasta que sonó esa canción: Untitled (How does it feel). Lo miré, con su mano esperándome mientras sus ojos me recorrían con una lujuria que no podía evitar. Tampoco podía evitar yo, recordar esa canción, en dónde baile para él casi desnuda como ly.

Intento no mostrar fascinación sobre la canción, pues la Kimberly que está delante de él no sabía de ella, sin embargo, mi mente seguía reproduciendo aquellas imágenes. Me acerco a él, sin poder controlarlo, ubicando mi mano en su cuello y mis labios contra los de él. El beso fue cuando menos tranquilo. Él también se estaba dejando llevar por esa canción. Me estaba quemando por dentro y él se estaba mostrando perdedor del control.

Me separé de pronto, porque dada la situación, ya ni yo sabía dónde pararíamos.

Volvió a extenderme su mano y la tomé sin vacilar. Empezamos a caminar por la alfombra siendo atacados por muchos flashes nuevamente.

— ¿Desde cuándo están juntos? ¿Hay una relación de amistad ahora con tu ex novio? —me grita uno de los reporteros.

Su pregunta me hace mirar a Erika y su prometido, quién en esta posición ya puedo verlo sin problemas.

Era Justin.

Todo lo que pasó antes, se repite en mi mente. Veo el cabello de la chica en el baño y veo a Erika. Joder. Cómo no me di cuenta. Recuerdo el trato de Erika conmigo, sin yo hacerle nada.

Mierda.

Por estas amigas es que muchas chicas ya consideran que la palabra amistad es una estafa. Por estas amigas es que ya la confianza está degradada. Por estas amigas es que debemos preguntar ¿Por qué cojones tuve que coincidir con ella? Por estas amigas es que decimos «mejor convivir con enemigos»

No sabía cómo me sentía, pero ver a Justin con otra, no me provocaba nada. Tal vez, ya Reese empezaba a más que «solo gustarme». Sin embargo, cuando veo a Erika me duele. Porque aunque ya no pueda lidiar con ella, fue mi amiga durante muchos años y sí me duele que haya sido la chica con la que mi novio esperaba que yo me decidiera a follar, por decirlo bonito.

Siénteme [Primera parte de la Trilogía Irresistible]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora