10. Kimberly

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Salí a la cocina en búsqueda de Lia y la escena que me encuentro me hace detenerme. Reese tenía a Lia en sus muslos mientras ella apoyaba la cabeza en su hombro.

―No la presiones, princesa. Es muy pequeña, aunque sea mayor que tú. Tener una familia no es tarea fácil…

―Por eso mamá se fue, porque es difícil criarme ―interrumpe ella.

―No pequeña, no tiene que ver contigo. Es difícil tener una familia porque cada uno de los integrantes tiene un carácter, cada uno tiene sus gustos. Los hijos dependen de los padres y los padres de ellos mismos. Nosotros debemos velar por ti, porque no te falte nada, porque estés bien y por nosotros mismos. Muchas veces los adultos se rinden rápido, se ciegan a lo que solo quieren ellos y toman una decisión que puede influir en los otros. Tu madre tomó su propia decisión. No podemos hacer nada para cambiarlo, pero si puedo darte mi palabra de que una decisión así nunca tendrás que vivirla por mi parte. No hay nada en este mundo a lo que ame más que a ti.

―También te amo ―comenta la pequeña y como boba me veo emocionada por ello y no voy a mentir siento una admiración por Reese grandísima. Sé que Lia será tan afortunada como lo he sido yo con Aiden. Creánme, tener un padre cómo lo tiene ella, como lo tengo yo es lo mejor. Y la madre de Lia, hizo algo jodidamente bueno, lo único seguramente, pero ¡qué validez!, darle como papá a Reese.

―Mi abuela también se ha ido. No la he visto más. ¿No va a volver? ―indaga Lia.

―Tu abuela tuvo que ir a cuidar a tía Melanie que está enferma, pero regresará ―comenta Reese.

― ¿Me lo prometes?

―Te lo prometo princesa.

―No quiero que se vaya más nadie papá. No quiero que se vaya Kimberly tampoco. Seré una buena chica ―comenta y de pronto me veo aún más emocionada.

Me acerco a ellos sin pensarlo y una vez delante, ambos reparan en mí. Le sonrío a Lia y me siento frente a ellos, en la mesita frente al sofá.

―Tú no necesitas ser una buena chica, porque ya lo eres. Eres maravillosa peque. En cuanto a mí, desde que te conocí no he podido separarme de ti. Así que el día que no me veas, no pienses que me fui también, puede que esté haciendo cosas, pero llámame. Hazlo siempre que quieras y me necesites. Yo vendría corriendo. ¿Recuerdas lo que te dije en el cuarto? ―pregunto y ella asiente―. No lo olvides. ¿Buscaste la película? ―cuestiono y ella asiente―. Dile a tu papá que te la ponga, que yo traeré el pastel.

Cuando me levanto, que voy a encaminarme a la cocina, ella se suelta de su padre y me abraza. Fue con tanta emoción que yo tardé en reaccionar algunos segundos.

Finalmente le sigo y una sonrisa se apodera de mis labios. Sin dudarlo mis ojos se encuentra con los de Reese. No sonríe, solo nos observa desde su posición.

Traje las rodajas de pastel, vimos la película y Kimberly se quedó dormida en los brazos del papá. Reese camina con ella en brazos hasta la habitación de ella y yo recojo los platos para fregarlo.

Terminé de fregar y pasaban minutos en los que Reese no apareció. Así que decido irme. Tal vez la conversación con Lia…

― ¿Dónde vas? ―pregunta haciéndome da un respingo en el mismo sitio.

―A mi casa…

―Recuérdame de que va mi premio ―pide cerca de mi boca.

―Quedarme a dormir, pero Lia…

No me dejó terminar de hablar, me cargó y caminó hasta su habitación.

―Desnúdate ―ordena y se sienta en una butaca frente al ventanal cubierto por cortinas.

Siénteme [Primera parte de la Trilogía Irresistible]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora