27. Reese

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Apresurado conduzco hasta el almacén. Le haré caso a Kimberly y descartaré lugares. Siento que me asfixio. No logro pensar con claridad. Me estoy ahogando en un maldito vaso de agua.

Me detengo y bajo prácticamente corriendo. Doy vueltas en el puto almacén no hay nada. Sin embargo, el suelo está inundado de algo. Toco y huelo, es combustible.

Algo aquí está mal.

Mi móvil suena y cuando tomo la llamada, otra vez es Janeth.

—Te iremos a recoger, esposo —dice y cuelga.

La locura de Janeth se está pasando de los límites. Me tiene harto esto, que se cree que tenga derecho sobre Lia, que intente tenerme. Yo, a pesar que madre nunca ha sido, le di la oportunidad de ver a Lia si esta así lo quería, pero ha roto la posibilidad. O termina en el manicomio o muerta. A pesar de que se le murió una hija, no está buscando darle amor a Lia, no le importa en lo absoluto. Así que no tendré piedad con ella.

Un auto frena de pronto y se baja con Lia en brazos corriendo. Lia se suelta y corre hasta donde estoy y la cargo de inmediato, abrazando a lo mejor que he hecho en toda mi vida.

Está mojada. Janeth la ha empapado de combustible.

—Se ha acabado esta gilipollez. No vamos a ir a ningún lado contigo...

Me muestra en su mano como prende el encendedor. Maldita loca. Estamos los tres sobre combustible. Si deja caer el encendedor nos vamos a quemar.

—Janeth ¿Qué cojones haces? —cuestiono.

—Recuperando lo que es mío, amor —contesta sacándome de quicio—. Si no son míos, no lo serán de esa chiquilla, que por cierto, ya no es un problema.

Me extiende su teléfono que muestra a Kimberly amarrada en una silla mientras una bomba indica la cuenta regresiva.

Me pongo tenso, me quiero volver loco.

Joder.

Tenía que haberle hecho caso a Kimberly.

Maldita sea.

Miro a todos los sitios, buscando una forma de salir de aquí, pero un movimiento y dejará caer el encendedor, es una puta loca.

—Tengo un avión privado y mucho dinero. Así que no necesitas tu trabajo aquí. No iremos a vivir nuestra vida en familia.

Los hombres que venían con ella caen al suelo y son arrastrados. Sigo pendiente de lo que dice esperando alguna señal.

—Tú no nos quieres —digo con fingido dolor. Aunque el dolor realmente lo tengo de ver a mi chica ahí y yo sin poder hacer nada.

—Ustedes son míos, de nadie más —dice otra vez—. Me los llevaré lejos. Si no quieren irse conmigo, moriremos juntos aquí.

Veo a Julen, Steven y Aiden en la puerta, así que intento darle pistas a Aiden para que encuentre a Kim.

—Kimberly viene hacia acá —digo en alta voz.

—Tienes en la mano la prueba de que no podrá —comenta—. En la puta casa donde te la follaste, ahí mismo va a morir.

—Suéltala, ella no vendrá —digo—. Filmore st hasta Lombard st. Richardson ave. Brightwords School. Cruzando la Hitchcock. La casa está apartada —digo en alta voz para que Aiden escuche—. Ella no podrá venir.

—Claro que no lo hará, faltan minutos para que explote —dice y se rompe a reír—. Y si ustedes no se van conmigo, nos quemaremos juntos —dice mostrando el encendedor prendido.

Siénteme [Primera parte de la Trilogía Irresistible]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora