Benjic invitó a Alyssane a comer juntos, buscando un momento de calma y compañía tras la tensión de la mañana. Se sentaron en una mesa junto a una ventana que daba al jardín, la luz del sol iluminando suavemente la habitación.
—Gracias por la invitación, Benjic —dijo Alyssane, tomando asiento.
—Siempre es un placer compartir una comida contigo —respondió él, esbozando una sonrisa.
Mientras comían, Alyssane decidió abordar un tema que había estado rondando su mente.
—Benjic, ¿cómo están las cosas políticamente? ¿Y cómo te encuentras tú? —preguntó, mirándolo con preocupación y cariño.
Benjic suspiró, dejando el tenedor a un lado.
—La situación es complicada. El rey Aegon ha enviado cartas, preocupado por la seguridad de todos y el bienestar del reino. Nuestro consejo se alargó más de lo esperado, tratando de encontrar soluciones y estrategias. Pero, sinceramente, es difícil no sentir frustración cuando las cosas parecen salirse de control.
Alyssane tomó su mano, dándole un apretón de apoyo.
—Sé que estás haciendo lo mejor que puedes. Confío en ti.
Hubo un momento de silencio mientras compartían una mirada de entendimiento y apoyo. Luego, Alyssane decidió preguntar algo que siempre le había intrigado.
—Benjic, he oído que durante la Danza de los Dragones te apodaban "Bloody Ben". Siempre he querido saber más sobre eso. ¿Por qué te llamaban así?
Benjic se tensó ligeramente, los recuerdos de la guerra volviendo a su mente. Tomó un sorbo de vino antes de responder.
—Ese apodo... no es uno del que esté particularmente orgulloso. Durante la Danza de los Dragones, tuve que tomar decisiones difíciles y hacer cosas que preferiría no recordar. Fui implacable en el campo de batalla, sin mostrar misericordia a nuestros enemigos. Era necesario para proteger a nuestra casa y nuestras tierras, pero las acciones que tomé me ganaron ese apodo. "Bloody Ben" representa una parte de mí que preferiría dejar atrás.
Alyssane acarició su mano, mirándolo con comprensión y amor.
—Eres un hombre valiente, Benjic. Has hecho lo que has tenido que hacer para proteger a tu gente. Pero también sé que eres mucho más que ese apodo. Eres mi esposo, mi protector, y te amo por todo lo que eres, tanto lo bueno como lo malo.
Benjic la miró con gratitud, sus ojos suavizándose.
—Gracias, Alyssane. Tus palabras significan mucho para mí. Prometo que, sin importar lo que venga, siempre lucharé por ti y por nuestra casa.
Compartieron un momento de silencio, disfrutando de la compañía del otro mientras continuaban con su comida.
Alyssane, después de un rato de silencio, habló de manera espontánea, su tono un tanto nostálgico.
—¿Sabías que estaba comprometida con mi hermano Lucerys? Es común en nuestras casas casarnos entre hermanos para mantener nuestra sangre pura. Es algo que las demás casas consideran espeluznante.
Benjic la miró con curiosidad, atento a sus palabras.
—No lo sabía. Lo siento, Alyssane.
Alyssane asintió, continuando su relato.
—Después de la muerte de Luke, mi madre pensó que sería bueno comprometerme con Forrest Frey, pero no lo hizo. Cuando a sus oídos llegó tu lealtad, entonces decidió casarme contigo. Envió un cuervo con la propuesta, pero nunca fue respondida, y mi madre asumió que habías rechazado la propuesta.
Benjic frunció el ceño, claramente sorprendido.
—No tenía idea de esa propuesta. Si lo hubiera sabido...
Alyssane sonrió con tristeza, apretando suavemente su mano.
—No importa ahora. Luego, mi hermano Aegon me presentó opciones para elegir al lord que quisiera, pero no estaba abierta a la idea del matrimonio. Sin embargo, sabía que debía hacerlo por el bien de nuestra casa. Entonces te vi desde lejos en King's Landing y pensé que serías la mejor opción.
Benjic la miró con una mezcla de sorpresa y ternura.
—¿De verdad pensaste eso?
Alyssane asintió, sonriendo.
—Sí. Vi en ti la misma lealtad y fuerza que mi madre vio. Sabía que podríamos ser felices juntos, y no me equivoqué.
Benjic llevó la mano de Alyssane a sus labios, besándola suavemente.
—Te prometo que siempre estaré a tu lado, Alyssane. Haré todo lo posible para que seas feliz y protegida.
Alyssane miró a Benjic con curiosidad mientras compartían la comida juntos en un rincón tranquilo del castillo. Después de un momento de silencio cómodo, decidió romperlo con unas preguntas que habían estado rondando en su mente.
—Benjic, ¿qué pensaste cuando tu hermano te envió aquel cuervo proponiendo casarte conmigo? —preguntó Alyssane con una sonrisa leve, pero con genuina curiosidad en sus ojos.
Benjic tomó un sorbo de vino antes de responder, sus ojos encontrando los de Alyssane con sinceridad.
—Fue una sorpresa, la verdad. Sabía que era un matrimonio político necesario, pero nunca imaginé que... —se detuvo un momento, buscando las palabras adecuadas—. Nunca imaginé que podría encontrarme con alguien como tú, Alyssane.
Ella asintió, comprendiendo la complejidad de la situación.
—Y sobre Lady Jane —continuó Alyssane, con una mirada directa pero respetuosa—. ¿Estabas enamorado de ella antes de nuestro matrimonio? ¿Cómo era tu relación?
Benjic suspiró, reflexionando antes de responder con sinceridad.
—Lady Jane y yo tuvimos un breve cortejo antes de que tú llegaras al castillo. Era una amistad cercana que... quizás podría haberse convertido en algo más, pero todo cambió con tu llegada, Alyssane. Desde entonces, mi corazón solo tiene un lugar —dijo, mirándola con ternura—. Contigo.
Alyssane sonrió cálidamente, sintiéndose más cerca de él con cada palabra.
—Gracias por ser honesto conmigo, Benjic. Quiero que sepas que... —sus palabras se vieron interrumpidas por la llegada de un criado, quien informó sobre asuntos urgentes que requerían la atención de Benjic.
Benjic la miró con disculpa, pero Alyssane lo detuvo con una mano suave sobre la suya.
—Ve, mi señor. Entiendo. Pero antes... ¿podríamos repetir un poco de anoche? —dijo con una sonrisa traviesa, provocando una risa suave de Benjic.
—Por supuesto, mi lady —respondió, su mirada brillando con deseo y amor.
Se despidieron con un beso lleno de promesas antes de que Benjic partiera hacia sus deberes. Alyssane se quedó un momento más en silencio, saboreando la calidez que había entre ellos, antes de reunirse con Elinda para continuar con su día.
Alyssane se quedó pensativa sobre su conversación con Benjic. Decidió explorar el castillo y, como de costumbre, se dirigió a la biblioteca. Era su lugar favorito: silencioso y con pocas personas, un refugio donde podía leer y dejar volar su imaginación. Los días pasaban y, con ellos, algunos meses. Se volvió una costumbre que Alyssane y Benjic se entregaran a la pasión y el deseo todas las noches. La guerra se había apaciguado gracias a la intervención del rey, pero la situación seguía siendo tensa, con ambos bandos manteniéndose alertas.
Una noche, después de una apasionada unión con Benjic, Alyssane se encontraba en su cama, todavía sintiendo el calor de su amor. Elinda, sonriendo con complicidad, hizo una pregunta que inquietó a ambas.
—Mi lady, ¿hace cuánto tiempo que no sangras? —preguntó Elinda, casi como una afirmación, sugiriendo la posibilidad de un embarazo.
Alyssane negó rápidamente, atribuyendo su falta de sangrado al estrés. Sin embargo, Elinda tenía sus dudas y sugirió ver al maestre.
El maestre confirmó el embarazo de Alyssane, algo que la dejó conmocionada. Elinda estaba feliz, pero Alyssane pidió guardar discreción por ahora y regresó a sus aposentos.
A pesar de su promesa de confidencialidad, el maestre de la casa Blackwood no dudó en comunicar al consejo el embarazo de Alyssane. Benjic se enteró mediante la felicitación de un miembro del consejo. Sorprendido y sin poder creerlo, se dirigió al cuarto de Alyssane, encontrando a Elinda preocupada.
—No he visto a Alyssane en horas —dijo Elinda, visiblemente nerviosa—. Algunos indican que montó su caballo, pero no ha regresado.
La preocupación en el rostro de Benjic era evidente. No podía soportar la idea de perder a Alyssane, especialmente ahora que estaba esperando un hijo.
—Tenemos que encontrarla —dijo Benjic con determinación, llamando a varios guardias—. No descansaremos hasta saber que está a salvo.
Los guardias se dispersaron rápidamente para buscar a Alyssane, mientras Benjic y Elinda aguardaban con el corazón en un puño, esperando noticias de su paradero
Alyssane se encontraba bajo un árbol, perdida en sus pensamientos. El parto le daba miedo; temía morir como lo hizo su abuela Aemma. Y si no podía dar un varón, ¿qué dirían de ella? Sabía lo difícil que era ser mujer en Westeros. Estaba aterrada, caminando compulsivamente alrededor del árbol hasta que escuchó una voz familiar. Era Ser Lucan.
—¿Qué haces aquí, mi lady? —preguntó Ser Lucan con suavidad.
—Pensando un rato —respondió Alyssane, intentando ocultar su preocupación.
Ser Lucan se acercó y, con un gesto gentil, apartó un mechón del pelo de Alyssane de su cara y le sonrió. Alyssane no pudo evitar sentirse sorprendida ante el gesto. Ser Lucan se sentó debajo del árbol y, después de un momento, Alyssane se unió a él. Ambos quedaron en silencio por un tiempo, disfrutando de la tranquilidad del entorno.
Lucan comenzó a hablarle de su casa y sus costumbres, haciendo que Alyssane se sintiera más relajada. Luego, comenzó a hacerle preguntas sobre su propia casa, y Alyssane respondió, sintiéndose cada vez más cómoda. Sin darse cuenta, anocheció y era hora de regresar.
—Debemos volver, mi lady. —dijo Ser Lucan, levantándose y ofreciéndole la mano para ayudarla a ponerse de pie.
Alyssane asintió y juntos se dirigieron de regreso al castillo. Al llegar, vieron que todos estaban buscándola y la preocupación en los rostros de los presentes era palpable. Benjic, que había estado desesperado, la vio llegar con Lucan y sintió una ola de alivio seguida de ira.
—¿Dónde has estado? —preguntó Benjic, su tono duro, mientras se acercaba a Alyssane.
Antes de que ella pudiera responder, Benjic se volvió hacia Ser Lucan con furia.
—¿Y tú qué hacías con mi esposa?
—Solo la acompañaba de regreso, mi lord. —respondió Ser Lucan, manteniendo la calma.
La tensión entre los dos hombres creció rápidamente, y antes de que nadie pudiera intervenir, Benjic lanzó un golpe. Ser Lucan se defendió, y pronto ambos estaban enfrascados en una pelea a golpes. Los guardias intervinieron rápidamente para separarlos, evitando que la situación se saliera de control.
Alyssane, preocupada y molesta, se interpuso entre ellos.
—¡Basta! —gritó, mirando a ambos hombres con severidad—. Esto no ayuda a nadie.
Benjic, respirando con dificultad, miró a Alyssane con un atisbo de culpa en sus ojos, mientras Ser Lucan se enderezaba, su rostro mostrando una mezcla de confusión y respeto hacia Alyssane.
—Vuelve a tus aposentos, mi lady —dijo Benjic, tratando de recuperar la compostura—. Necesitamos hablar en privado.
Alyssane asintió, todavía molesta, y siguió a Benjic hacia sus aposentos, mientras Ser Lucan se retiraba con una última mirada hacia Alyssane. La tensión en el castillo era palpable, y Alyssane sabía que debía manejar la situación con cuidado para proteger tanto a su familia como a su posición.Alyssane y Benjic se encontraban en su habitación, la tensión en el aire era palpable. Benjic estaba molesto, sus cejas fruncidas y su expresión severa, mientras Alyssane trataba de explicarle la situación.
—No puedes simplemente desaparecer así, Alyssane. ¡Me tuviste preocupado! —dijo Benjic, levantando la voz sin poder contener su frustración.
—Lo sé, Benjic, y lo siento. Necesitaba un momento para mí, para pensar. —respondió Alyssane, con voz tranquila pero firme—. No tenía intención de causarte preocupación.
Benjic tomó un profundo respiro, tratando de calmarse, pero su preocupación y enojo seguían presentes.
—¿Y qué hacía Ser Lucan contigo? —preguntó, su tono aún tenso.
—Solo me encontró en los jardines y me hizo compañía. No hubo nada inapropiado, te lo juro. —respondió Alyssane, mirándolo directamente a los ojos.
Benjic asintió lentamente, tratando de procesar sus palabras. Luego, cambió de tema, preguntando lo que más le inquietaba.
—El maestre dijo que estás embarazada. ¿Es verdad?
Alyssane tomó la mano de Benjic y la colocó sobre su vientre, mirándolo con amor y esperanza.
—Sí, es verdad. Vamos a tener un hijo.
Por un momento, ambos se miraron en silencio, dejando que la noticia se asentara entre ellos. Los ojos de Benjic se suavizaron, y su expresión cambió de enojo a una mezcla de alegría y alivio. Sin poder contenerse, la atrajo hacia él y la besó con pasión, un beso lleno de amor y esperanza por el futuro.
—Alyssane, mi amor —murmuró Benjic entre besos—. Esto es maravilloso.
—Sí, lo es —susurró Alyssane, aferrándose a él con fuerza, sintiendo el calor de su amor envolviéndola.
Por un momento, todas las preocupaciones y tensiones se desvanecieron, reemplazadas por la promesa de una nueva vida y un futuro juntos.
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Nota: me dejan saber en los comentarios si les gusta la historia
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Cenizas del amor/ alyssane velaryon & benjic Blackwood
FanfictionDespués de los devastadores eventos de la Danza de los Dragones, Westeros se tambalea en busca de estabilidad bajo el reinado de Aegon III, hijo de Rhaenyra Targaryen. Entre los pocos supervivientes de la casa Targaryen se encuentran Alyssane Velary...