Después de los devastadores eventos de la Danza de los Dragones, Westeros se tambalea en busca de estabilidad bajo el reinado de Aegon III, hijo de Rhaenyra Targaryen. Entre los pocos supervivientes de la casa Targaryen se encuentran Alyssane Velary...
La noticia del nacimiento del bebé de Alyssane llegó a Desembarco del Rey y a todo Westeros, cuando Alyssane envió un cuervo con una carta relatando el suceso. —————————————————————— Carta de Alyssane:
Con inmensa alegría, les informo del nacimiento de mi hijo. Hemos decidido llamarlo Samwell, en honor al padre fallecido de Benjic. Nuestro pequeño es fuerte y sano, llenando nuestro hogar de felicidad y esperanza.
Les agradecemos por su apoyo y buenos deseos durante este tiempo. Espero que pronto puedan conocer a Samwell y compartir en nuestra dicha.
Con todo mi cariño, Alyssane ———————————————————————— Aegon se sintió feliz por la noticia y compartió la buena nueva con su esposa Daenera. Pronto, su hermano Viserys se enteró, junto con Rhaena y Baela, quienes también se alegraron por el nacimiento de Samwell. Baela y Rhaena enviaron cartas con sus buenos deseos, que pronto llegarían a Raventree Hall. ——————————————————————— Carta de Baela y Rhaena a Alyssane:
Querida Alyssane,
Nos llenó de alegría recibir la noticia del nacimiento de tu hijo Samwell. Qué hermoso nombre has escogido en honor al padre de Benjic. Estamos emocionadas por tu felicidad y esperamos conocer pronto al pequeño.
Nuestros mejores deseos para ti y tu familia.
Con cariño, Baela y Rhaena ————————————————————————
Samwell crecía con rapidez a pesar de su corta semana de vida. Elinda comentaba que era debido a su alimentación. Alyssane se rió ante el comentario y dijo:
—Es cierto, es un pequeño glotón.
Alyssane se encontraba en la cama, dándole cariño a su bebé.
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Elinda comentó:
—Esta noche se celebrará una fiesta en honor al nacimiento de Samwell. Toda la corte de Raventree Hall estará presente.
—Sí, lo sé —respondió Alyssane, no muy animada.
Elinda comprendió y le dio una sonrisa de consuelo. Alyssane miró a su bebé por unos segundos y luego se dirigió a Elinda:
—Elinda, ¿crees que me veo bien después de dar a luz? Siento que he perdido mi belleza.
Elinda se sorprendió por el comentario y le hizo saber:
—Mi princesa, se ve aún más hermosa. La maternidad le ha dado un brillo especial. No debería dudar de su belleza ni por un momento.
—Lo pregunto en serio, Elinda —dijo Alyssane, mirándola con preocupación.
Elinda se acercó a la cama y tomó la mano de Alyssane con ternura.
—Mi princesa, nunca he visto a una madre tan hermosa como usted en este momento. La maternidad le ha dado un resplandor que ninguna joya o vestido podría igualar. Su belleza no solo sigue intacta, sino que se ha multiplicado por el amor y la fortaleza que emana. Créame, no ha perdido nada de su belleza.
Alyssane asintió y respiró profundo. Elinda, para desviar a Alyssane de sus pensamientos, sugirió desayunar, recordándole que era importante que comiera para poder cuidar a su bebé. Alyssane asintió y dejó al pequeño Samwell al cuidado de Elinda mientras comía. En ese momento sonó la puerta; era Benjic. Elinda miró a Alyssane y supo que no quería verlo. Sin abrir la puerta, le dijo a Benjic que Alyssane se encontraba descansando.
—Me gustaría ver a ella y al bebé —respondió Benjic, su voz teñida de esperanza.
Alyssane, con un gesto, le indicó a Elinda que no. Luego, se acercó a ella y le dijo en voz baja:
—Llévale al bebé a Benjic.
Elinda obedeció y salió con el bebé en brazos. Benjic trató de entrar, pero con una mirada, Elinda le hizo saber que no era el momento. Benjic comprendió y sostuvo a su hijo, hablándole cariñosamente. Un guardia le indicó que el consejo ya había comenzado, y con mucha pena, Benjic puso al bebé en los brazos de Elinda.
—Despídeme de Alyssane —dijo en voz alta para que ella lo escuchara.
Elinda hizo una reverencia y regresó a los aposentos. Al entrar, vio a Alyssane con los ojos llorosos, pero solo pudo mirarla con ojos de consuelo.
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Alyssane, luego de lo sucedido, decidió dormir sola. Ella y Benjic habían estado distanciados, algo que les afectaba a ambos, pero Alyssane no sabía si creerle o perdonarlo.
