Después de los devastadores eventos de la Danza de los Dragones, Westeros se tambalea en busca de estabilidad bajo el reinado de Aegon III, hijo de Rhaenyra Targaryen. Entre los pocos supervivientes de la casa Targaryen se encuentran Alyssane Velary...
Benjic y Alyssane viajaban en el carruaje en dirección a Raventree Hall, el silencio entre ellos se hacía cada vez más pesado. Benjic no sabía cómo romperlo, y la tensión era palpable. Elinda, percibiendo la incomodidad, decidió intervenir.
"¿Cómo se siente, princesa?" preguntó Elinda con suavidad. "Espero que el viaje esté siendo placentero para usted."
Alyssane, con una leve sonrisa, respondió: "Sí, me siento bien, Elinda. Muchas gracias."
Después de varias horas de viaje, la caravana se detuvo para descansar. Elinda aprovechó la pausa para ir a buscar un poco de agua y comida para Alyssane, dejándolos a solas en el carruaje.
Benjic vio su oportunidad y decidió intentar romper el silencio. Se acercó a Alyssane con cautela y, con un gesto temeroso, acarició su vientre. Temía que ella lo rechazara, pero Alyssane no hizo nada para impedirlo. Al sentir su toque, la tensión entre ellos comenzó a disiparse.
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"Alyssane", comenzó Benjic con voz suave, "siento mucho lo que pasó. Nunca quise traicionarte. Solo quería protegerte."
Alyssane lo miró a los ojos, su expresión suavizándose. "Lo sé, Benjic. Entiendo tus motivos, pero fue difícil para mí sentir que no confiaste en mí para tomar mis propias decisiones."
Benjic asintió, su mirada llena de arrepentimiento. "Prometo que a partir de ahora confiaré en ti, en tus decisiones. Solo quiero que estés a salvo, tanto tú como nuestro hijo."
Mientras todos se preparaban para descansar esa noche, Alyssane se encontraba en su carpa, intentando concentrarse en la lectura de un libro. Sin embargo, los síntomas del embarazo la molestaban, y se sentía aburrida. Benjic estaba fuera, vigilando que todo estuviera en orden en la caravana.
Elinda, fiel a su lado, cepillaba suavemente el cabello de Alyssane y se disponía a hacerle una trenza para dormir. Notó la tensión en su señora y decidió hablar para aliviar el ambiente.
"¿Estás bien, mi señora? Pareces preocupada," comentó Elinda con suavidad.
Alyssane suspiró, rompiendo el silencio. "Solo estoy un poco incómoda y aburrida. Pero dime, Elinda, ¿hay alguien que ames?"
Elinda se detuvo un momento, sorprendida por la pregunta. "Bueno, sí, mi señora. Hay alguien especial en mi vida."
Alyssane se volteó, sus ojos brillando con curiosidad. "¿De verdad? ¿Quién es? Cuéntame más."
Elinda sonrió tímidamente, pero antes de que pudiera responder, Benjic entró en la carpa. Elinda se despidió con una reverencia, dejando a Alyssane con la curiosidad latente.
Benjic comenzó a quitarse la capa y la armadura, sus movimientos seguros y metódicos. Alyssane lo observó en silencio por un momento antes de hablar.
"¿Todo está en orden?" preguntó, buscando consuelo en su presencia.
Benjic asintió, acercándose a ella. "Sí, todo está bien. ¿Cómo te sientes?"
