Sombras en Raventree Hall

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Alyssane y Elinda se encontraban en los jardines. Alyssane no tenía mucho que hacer después de mudarse a Raventree Hall, pero encontraba consuelo explorando el castillo, leyendo los libros en la biblioteca, montando a caballo, paseando por los jardines y a veces solía escaparse para explorar Riverlands. Sin embargo, Benjic había sido muy claro en que era peligroso. También disfrutaba volando en Furia Nocturna y ahora cuidando de su bebé.
Alyssane sacó a Elinda de sus pensamientos se volteo rápidamente y le preguntó:

—¿Crees que debería volver a entrenar como solía hacerlo? Hace tiempo no tomo una espada o un arco

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—¿Crees que debería volver a entrenar como solía hacerlo? Hace tiempo no tomo una espada o un arco. Me encantaba entrenar en Rocadragón. —Alyssane dijo la última palabra con nostalgia—. Me gustaría visitar Rocadragón de nuevo.
Elinda la miró con comprensión.
—Creo que sería una buena idea, princesa. El entrenamiento siempre es bueno y da mucha fortaleza. Además, le ayudará a despejar tu mente.
Luego, volteó a ver a Ser Gawen y, con una sonrisa, le preguntó:
—¿Qué piensas, Ser Gawen?
Ser Gawen le respondió:
—Sería una buena idea, princesa. Aún recuerdo sus días de entrenamiento, era muy buena. Pero debería esperar a recuperarse del todo.
Alyssane asintió, dándole la razón, y luego volteó de nuevo hacia Elinda. Ser Gawen aprovechó el momento para mirar a Elinda, pero rápidamente desvió la mirada cuando ella lo notó.
A lo lejos, Alyssane pudo ver a Ser Lucan. Hacía tiempo que no lo veía desde que él y Benjic pelearon, realmente fue un escándalo. Elinda respiró profundo mientras volteaba a ver a Ser Gawen.
Alyssane se paró y Ser Lucan se dirigió hacia su dirección.
Alyssane lo saludó alegremente:
—¡Ser Lucan! Hace mucho que no te veía. ¿Cómo te encuentras?
Miraba a todos lados, pendiente de que nadie la estuviera observando demasiado.
Ser Lucan sonrió y respondió:
—Me encuentro bien, princesa. Gracias por preguntar.
Alyssane, curiosa, le comentó:
—Escuché rumores de que te habías casado con una linda chica de la casa Tully.
Ser Lucan soltó una risa suave.
—Sólo son rumores, princesa. No hay nada de cierto en ellos.
Alyssane, interesada, preguntó:
—¿Y qué haces por aquí?
Ser Lucan respondió con una sonrisa resignada:
—Soy hijo de un miembro del consejo, así que mi lugar está aquí, quiera o no.
Alyssane sonrió ante el comentario y dijo con sarcasmo:
—Pensaba que lo hacías porque no podías estar lejos de Benjic.
Ser Lucan soltó una carcajada sincera.
—No lo había pensado de esa manera, pero quizás tengas razón, princesa.
Ambos rieron, aliviando un poco la tensión del momento.
Un relinche de un caballo llamó su atención. Era una hermosa yegua blanca como la luna. Alyssane quedó maravillada por la belleza de tal animal. Ser Lucan lo notó y le dijo:
—Es mía. Es una hermosa yegua, pero algo caprichosa. Se rehúsa a salir en malas condiciones y no es buena para la guerra.
Ser Lucan la miró y, con una sonrisa y un tono bromista, agregó:
—Creo que se parece a ti, princesa.
Alyssane sonrió ampliamente y respondió con sarcasmo:
—¿Tú crees, Ser Lucan?
—Te la regalo —dijo Ser Lucan espontáneamente.
Alyssane se quedó sorprendida y le pidió que repitiera lo que había dicho. Él lo repitió, sonriendo.
—Te la regalo.
Alyssane le agradeció con una sonrisa radiante. Mientras tanto, desde uno de los pasillos del castillo, Benjic pasaba con sus tres leales amigos. Se detuvo y, desde arriba, pudo ver a Alyssane con Ser Lucan.
Benjic frunció el ceño, observando la escena con atención mientras sus amigos seguían
con curiosidad, sus tres leales amigos se acercaron a él
—¿Qué pasa, Benjic? —preguntó uno de ellos, mirando hacia donde él observaba.
Benjic los miró brevemente antes de responder.
—Necesito su ayuda con una tarea importante. Venid conmigo —dijo, comenzando a caminar hacia abajo por las escaleras del pasillo.
Sus amigos intercambiaron miradas intrigadas y lo siguieron en silencio.
En la noche, mientras Benjic y Alyssane descansaban en su cama, un sirviente tocó la puerta informando que Sr. Lucan había sido encontrado sin vida en los establos. Alyssane escuchó la noticia con incredulidad desde la cama y se cubrió la boca, visiblemente perturbada. Benjic se vistió rápidamente, le dio un beso en la frente a Alyssane y se apresuró a investigar lo sucedido.
Alyssane llamó a Elinda, quien llegó de inmediato, preguntando qué estaba pasando. Alyssane le pidió que la ayudara a vestirse apropiadamente y juntas se dirigieron a una pequeña reunión que se había formado.

En el lugar, vieron a una mujer mayor, evidentemente la madre de Sr

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En el lugar, vieron a una mujer mayor, evidentemente la madre de Sr. Lucan, llorando desconsoladamente. El padre de Sr. Lucan estaba furioso, preguntando cómo permitieron que esto ocurriera, mientras los guardias explicaban que no habían visto a nadie.
Benjic permanecía en silencio, lo cual intrigó a Alyssane. Ella expresó sus condolencias a la madre de Sr. Lucan y se sentó en la mesa del consejo, aún sin poder asimilar lo que había sucedido. Un miembro del consejo preguntó en voz alta quién podría haber sido capaz de cometer tal acto, pero nadie tenía respuestas, ni siquiera los guardias.
Alyssane notó a Benjic, quien estaba sorprendentemente tranquilo.

Alyssane notó a Benjic, quien estaba sorprendentemente tranquilo

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Cuando sus miradas se encontraron, Alyssane supo la respuesta.

 Cuando sus miradas se encontraron, Alyssane supo la respuesta

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Cenizas del amor/ alyssane velaryon & benjic Blackwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora