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Ver a Vi en aquel bar me pareció lo más raro del mundo después de no haberla visto desde hacía años. Siempre creí que no estaba muerta, como todos decían, pero siempre había el otro lado, en donde pensaba que la perdí, así que me quedé impresionada de lo mucho que había cambiado.
Estaba sentada en una de las mesas, tocando con mi banda. Yo tocaba el bajo, aunque era uno especial que yo misma me había construido como arma. Me junté con ellos justo después de que Vi abandonara a Powder, ya que no tenía trabajo y tenía que buscarme la vida para sobrevivir. Cuando no te queda familia te las tienes que apañar como sea.
Delante de nosotros estaba Sevika, que estaba en el bando de Silco y Jinx, jugando a las cartas mientras fumaba con dos chicos. En cuanto vi a Vi dejé de tocar. Ella cogió impulso para dirigirse a Sevika y darle con la rodilla en su mejilla, haciendo que cayera al suelo.
Ahí fue cuando la banda dejó de tocar y las mesas de al rededor despejaron la zona, incluidos los dos tíos con los que estaba Sevika. La banda también se dispersó para evitar problemas, sabíamos que ella no era una persona de fiar, aunque yo me quedé cerca, ya que sabía que Sevika llevaba un brazo de metal, algo que Vi pasó por desapercibido, por lo que en realidad ella estaba en desventaja.
Vi empezó a luchar contra ella, y la verdad es que había mejorado muchísimo desde la última vez que la vi, aunque de por sí las peleas eran su fuerte. Eso fue hasta que Sevika la atacó con su brazo metálico, que seguía tapado, hasta que se quitó el poncho. Ahí fue cuando Vi se dio cuenta de que estaba, por así decirlo, jodida, aunque no se rindió y siguió luchando.
Me quedé mirando, pensando que Vi iba a ganar, hasta que Sevika la acorraló contra la pared y, débil, Vi no pudo hacer nada con la mano que apretaba su cuello.
Ahí es donde entré yo. Cogí el bajo y giré una de las clavijas para que se transformara en un arco. Ahí se entiende cuando digo que lo construí yo como arma. Las flechas no eran problema, ya que yo siempre las llevaba encima, en mi espalda.
Cogí una eléctrica de color azul y se la lancé a Sevika, haciendo que la corriente le electrocutase el brazo, dejando ver rayos de electricidad azules, y cayera al suelo. Vi aprovechó la oportunidad y le dio otro golpe para dejarla inconsciente.
Me fui hacia la pelirroja, quien se incorporó débilmente, y la ayudé a sentarse en una de las sillas que habían quedado por allí.
— ¿___? — me dijo con la voz apagada, aunque estaba sorprendida.
— La misma. Cuanto tiempo, ¿eh? — dije mientras revisaba las heridas.
— Has cambiado.
— Claro que he cambiado, tú también has cambiado. Aunque sigues peleando igual de mal — bromeé.
— Tú sigues siendo igual de fea — soltó una pequeña risa.
— Ja, ja. ¿Qué haces aquí? Creía que te habías ido para siempre, o al menos que habías muerto.
— Busco a Powder. Sevika tenía información.
La miré con tristeza.
— Powder ya no está, Vi. Ahora es Jinx y trabaja para Silco.
— ¿Qué?
— Cuando te fuiste, ella se fue con Silco, no puedes hacer nada para cambiarlo, ahora las cosas funcionan diferente.
— Pero ella sigue ahí dentro, tengo que intentarlo.
Vi se intentó levantar, pero la dejé reposar en la silla de nuevo con un pequeño empujón.
— Tú no vas a ningún lado hasta que te cures. Necesitas un médico.
— Estoy bien, no te preocupes por mí.
— Claro que me preocupo, sigues siendo muy importante para mí, Vi
Ella me miró y sonrió. Dejó que la llevara hasta mi casa para curarla, ya que no quería que la viera ningún médico. Puede que este sea el comienzo de una nueva ___, la misma que se enamoró de Vi a sus 10 años.
