25. 𝐌𝐞𝐥

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— ¿De verdad tengo que hacerlo? — preguntó

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— ¿De verdad tengo que hacerlo? — preguntó.

— Claro, será divertido.

Mel había sido amiga de ___ durante más de diez años. A menudo ella se la quedaba observando mientras pintaba sus preciosos cuadros. Le gustaba ver como deslizaba el pincel sobre el lienzo, su trazo era prácticamente perfecto, al igual que ella.

Desde hacía menos de un año, ___ se había empezado a enamorar de ella, pero claro, ¿quién podía ser rival contra Jayce Talis? Se notaba mucho que Mel había formado una alianza bastante cercana a él y eso la ponía muy celosa, aunque nunca decía o hacía nada.

— Veo que pasas más tiempo con Jayce — dijo ___, empezando una conversación.

— Sí, aún es nuevo, tiene mucho que aprender — contestó mientras preparaba las pinturas, y la chica rodó los ojos mientras se sentaba en la silla que tenía justo en frente del lienzo —. ¿Por qué lo dices? — preguntó algo despreocupada.

— Es que ya no pasamos tanto tiempo juntas — admitió, sin parecer desesperada, con la voz grave —. Antes lo hacíamos todo las dos, ahora solo estás con Jayce.

— Apoya la espalda del todo — ordenó, y la chica lo hizo de mala gana —, y cruza las piernas, así, perfecto. Jayce está aprendiendo, solo soy su mentora. ¿Te preocupa algo?

— Sí, que te carcoma el coco y dejemos de ser amigas. Que me dejes de lado.

— Por favor, eso no va a pasar.

— La única vez que nos hemos visto esta semana ha sido hoy — le recordó —. Has estado todo el tiempo con Jayce. Además, ¿por qué nos vemos justo hoy? ¿Y por qué haciendo esto?

— No te muevas — ordenó —. Verás, quería hablar contigo — admitió, y empezó a mover el pincel por el lienzo.

— Sobre qué, ¿sobre Jayce? — dijo sarcástica, aunque le dolió un pelín. Mel soltó una pequeña carcajada y siguió a lo suyo, sin despegar la vista del cuadro.

— Claro que no. ¿Por qué le odias tanto? Quero hablar sobre nosotras.

— ¿Nosotras? — preguntó preocupada, alzándose ligeramente.

— No te muevas — repitió, y ___ volvió a su posición anterior —. Sí, sobre nosotras. Creo que tienes razón, sobre que no nos vemos, sobre que paso tiempo con Jayce.

— Ajá — asintió, no muy segura —. ¿No irás a decirme que ya no quieres ser mi amiga? — preguntó en broma, aunque temió que Mel asintiera.

— Por dios, no. — Soltó una carcajada, aunque no sonrió —. Bueno, en parte, eso dependerá de tu respuesta...

— ¿Qué respuesta?

— Te advierto que la pregunta puede arruinar nuestra amistad. Como ya he dicho, eso dependerá de tu respuesta.

— Sí — asintió, cansada de esperar — dime la pregunta, vamos.

Y, entonces, Mel la miró durante unos segundos. Luego volvió la vista hacia el lienzo y cambió de pincel para mojarlo sobre el color verde. ___ estaba a punto de hablar, cansada de que le hiciera esperar, pero, en ese momento, se quedó con la boca abierta, ya que hizo la pregunta:

— Si te dijera que estoy enamorada de ti, ¿cuál sería tu respuesta?

El silencio las inundó a ambas, y ___ pensó que estaba de broma. Mel seguía pintando como si nada, concentrada en el dibujo. Desde luego, si estaba nerviosa sabía ocultarlo muy bien.

— ¿Cómo que estás enamorada de mí? — Se incorporó de nuevo.

— ¿Te he dicho que pudieras moverte? — dijo, y ___ volvió a sentarse como antes, dejando escapar un suspiro exagerado.

— ¿Estás de coña? — preguntó, aunque tranquilamente para que no se pensara que se estaba burlando de ella.

— ¿Crees que estoy de broma?

— No lo sé, ¿estás de broma?

— Durante esta semana he tenido tiempo de recapacitar. Esa ha sido mi conclusión. Si no quieres que seamos amigas nunca más, lo entenderé. — ___ abrió la boca, sorprendida.

— O sea, que estás enamorada de mí, ¿y no vas a hacer nada por conseguirme?

— Eres libre de decidir lo que quieras, no estoy en tu contra si decides algo que no es de mi agrado.

— Vaya... — suspiró —. La Mel que yo conozco manipula la gente para conseguir lo que ella quiere. ¿Qué te ha pasado?

— Pasa, que no puedo manipularte — admitió —. Eres demasiado lista e independiente como para saber lo que estoy haciendo y lo que no. Además, tampoco querría. ¿Cuál es tu respuesta?

— Mi respuesta es que he estado enamorada de ti desde hace... uno, dos, tres cuatro... — susurró contando los meses —. Once meses.

— Vaya... — asintió, mirándola —. Qué poco. — Se alzó de hombros.

— ¿Perdón?

— Llevo detrás de ti desde hace más de cinco años. Te he dicho que no te muevas.

— Que no me mueva... ya — repitió las palabras, algo enfadada —. Oye, si no me puedo mover, ¿por qué no vienes aquí y me besas tú misma? Digo yo... A no ser que la señorita se desconcentre y pierda la estética del cuadro... ¿Sabes? Iba a hacerlo yo misma, pero da gracias que se me permita respirar. En serio, te agradezco que me dejes respirar, si no sería un marrón...

— Siempre tan sarcástica... — dijo con una sonrisa, pero no se movió de su sitio.

— Me estás vacilando, ¿verdad? — preguntó, y Mel negó sin importancia —. Ya veo, quieres que me levante. Pues no, no voy a caer en tu trampa.

— Genial, así podré acabar el cuadro.

— No me convencerás.

— No era mi intención hacerlo.

Hubo un silencio bastante largo entre ambas. Mel quería que la chica se levantara, pero ___, tan cabezota, no iba a permitirse perder.

— ¿Cuánto vas a tardar? — preguntó ___ después de cinco minutos, cansada del silencio y de estar sentada, sin moverse.

— En un par de horas — contestó Mel sin importancia. Ella estaba acostumbrada a pintar durante largos períodos de tiempo, pero ___ no aguantaba allí sentada más de dos horas ni de coña.

— ¿Un par de horas? — repitió con los ojos abiertos como platos —. ¡Vale! ¡Tú ganas! — dijo, y se levantó del sillón para estirarse la espalda —. Dios, no aguanto ni un segundo más aquí sentada. Ni sin besarte, claro...

Y, entonces, ___ se fue hacia Mel y ambas juntaron sus labios en un beso largo y apasionado. Cuando se separaron, ___ asintió.

— Me has manipulado — dijo —. ¿Cómo te sientes al respecto?

— Has sido tú la que se ha levantado — sonrió.

— Ya veremos quién se levanta la próxima vez... 

ARCANE - one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora