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La guerra en Piltóver estaba a punto de estallar. Jinx y su ejército de la ciudad subterránea contra Ambessa y sus soldados de Piltóver.
___, al igual que sus amigos, Vi y Ekko, estaba en el lado de Piltóver, defendiendo la ciudad desde arriba de un edificio. Los firelights atacarían desde el aire y Vi, junto a Caitlyn, en tierra.
La chica estaba preparada, observando todo el terreno desde la azotea del edificio en el que se encontraba, agarrando con fuerza su arco mejorado con la tecnología hextech y con el carcaj de flechas sujetado a la espalda.
Ekko subió hasta ella en su tabla, la cual agarró con la mano al bajarse en la azotea. Caminó hacia la chica y divisó el terreno, justo como ___ había hecho la media hora anterior.
— ¿A dónde crees que nos llevará esto? — preguntó él, y la chica se encogió de hombros. Aún no le había mirado a la cara.
— Espero que a nada malo. Aunque es difícil prevenirlo cuando está a punto de estallar una guerra.
Y, entonces, la chica se giró a verle. Reconocía que su "look" de batalla se le hacía algo raro. No por su pelo, que se lo había recogido en un moño, ni por su pañuelo rojo, que habitualmente lo llevaba naranja: era por Jinx. La "X" rosa marcada en su pecho con un spray, y su accesorio para el pelo, hecho por la peli azul, que llevaba en uno de los mechones de delante, le recordaban a que también estaba de su lado, y eso la enfadaba.
— Sigo sin entender por qué estás de su lado — dijo la chica, mirándole a los ojos después de recorrer su vista en todo lo que le recordaba a Jinx.
— Ya lo hemos hablado... — suspiró, y ___ se giró hacia un lado, cansada de oír lo mismo de siempre.
— No va a cambiar. Tú mismo lo dijiste — aclaró, y el peli blanco suspiró de nuevo.
Ekko se quedó sin argumentos, aunque le haya explicado a ___ que eso fue antes de que Silco muriera y que ella quería lo mismo que él: justicia para Zaun, ella no lo escuchaba. Al menos no lo suficiente.
Las explosiones en los puentes que daban paso a ambas ciudades empezaron a explosionar y tuvieron que dejar la conversación para otro momento, si es que la tendrían después de la guerra, que ya había empezado.
— Tienes que irte — avisó ___, y sacó una flecha del carcaj para colocarla en el arco, preparada para lo que sea.
Ekko no contestó y se la quedó mirando con una expresión de tristeza, cansado de que la dejara de lado respecto a su opinión sobre Jinx, ya que ella fue la que estuvo siempre a su lado y ahora, por una tontería (según él), habían chocado.
La chica se dio cuenta de que no se fue y se giró para verle:
— ¿Qué? — preguntó, al ver que no se movió.
— Puedo comprender que te molesta que esté del lado de Jinx — admitió, y la chica se sorprendió. Ekko avanzó hacia ella —, pero quiero que sepas, que siempre estaré en tu bando. Elijas el equipo que elijas.
Se quedó sin palabras. ___ asintió después de unos segundos y ambos se reconfortaron en un cálido abrazo, que no duró mucho a causa de las circunstancias.
— No mueras haciendo el tonto por ahí — le dijo ella, y Ekko sonrió.
— Tú tampoco. Después tendremos una charla pendiente — informó, y ___ lo miró confundida, frunciendo el ceño.
— ¿Qué charla?
— Sobre esto.
No le dio tiempo a reaccionar cuando Ekko la besó. Fue algo tan rápido que ni siquiera pudo decirle nada antes de que se tirara por la azotea para volar y dar la orden de ataque a los firelights.
La chica negó con la cabeza, asomando una sonrisita, y ahora mantendría su mente en lo que debía: la guerra. Luego se preocuparía de sus temas amorosos, ahora tenía que repartir ostias con sus nuevas flechas mejoradas, así que calentó el cuello dándole un giro y las explosiones no tardaron en aparecer contra los habitantes de Zaun.
