13. 𝐄𝐤𝐤𝐨

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— ¿Estás seguro de que es por aquí? — pregunté.

Heimerdinger nos mostraba el camino a Ekko y a mí. Íbamos a colarnos en el consejo para robar unos papeles de Hextech. Le dije al exconcejal que él era el dueño del lugar y que él podría entrar perfectamente, pero dijo que era más seguro con nosotros a su lado y que lo haríamos más rápido en equipo.

— Completamente seguro — respondió Heimerdinger —. Las damas primero.

Miré a Ekko, quien no dijo nada, y entré en el estrecho pasillo al otro lado de la reja, por los conductos de ventilación, dos pisos más abajo que el principal, donde saldríamos a robar los papeles.

Una vez dentro, el exconcejal se adelantó, mostrándonos el camino. Heimerdinger llevaba una máscara multicolor que Ekko le había hecho. Había aprendido todo de él y ahora eran un equipo. Yo estaba en todas partes, aunque también formábamos un buen trío a la hora de completar misiones.

Heimerdinger iba dando vueltas, dando pequeños saltitos y escondiéndose en la pared cada vez que llegábamos a una intersección, haciendo señas para indicar que teníamos vía libre para continuar.

Durante una de sus volteretas, al exconcejal se le cayó la máscara, pero la recogió igualmente y cuando llegamos a otra esquina, él nos hizo esperar mientras miraba con la cabeza inclinada.

— ¿No eras el dueño del lugar?

Ekko, que no había hablado en todo el camino, al fin preguntó. Heimerdinger, que estaba metido en el papel, le hizo callar poniéndose el dedo índice en sus labios (o más bien en el bigote).

—Vamos — dijo avanzando, cuando vio que no había nadie.

Ekko y yo nos miramos y él suspiró divertido. Me hizo una seña con la cabeza y seguimos avanzando.

— El branbleback ha abandonado la jungla — dijo Heimerdinguer.

— ¿El qué? — pregunté, sin entender sus palabras.

— Amm... Hablar en código no funciona si te lo inventas — contestó Ekko.

Llegamos al final del conducto, donde nos esperaba una escalera que subía hasta el piso principal. Los tres nos miramos para averiguar quién sería el primero.

— Agh, ya voy yo — me ofrecí, poniendo los ojos en blanco.

Al llegar arriba, abrí la rejilla con cuidado y cuando pisé el suelo ayudé a Heimerdinger a subir, seguido de Ekko, quien la cerró despacio para no alarmar a los guardias.

Estábamos dentro de un pasillo, pero entre dos pequeñas paredes que daban a una puerta, así que nosotros no podíamos ver nada (aparte de la pared de en frente), y los guardias tampoco (a no ser que pasaran en frente nuestro).

— ¿Y ahora qué? — susurré.

— Hay que buscar el laboratorio — indicó Heimerdinger —. Seguidme.

Pero, al oír unas pisadas, aparté al exconcejal de la pared y lo metí hacia dentro. Alarmados, Ekko y yo nos miramos sin saber qué hacer.

— ___, haz algo — me ordenó él.

Miré a Heimerdinger. De todas formas, él era el dueño del sitio. ¿Por qué tenía que ser yo la que solucionara las cosas?

— ¿Por qué yo? — me quejé.

— Apártalos de nuestra vista. Distráelos, rápido — dijo Himerdinger.

Sin pensarlo dos veces antes de arrepentirme, salí del escondite y me choqué con el guardia, empujándolo un poco hacia atrás.

— Vaya, lo siento — fingí estar preocupada —. No te había visto.

— Eh, ¿quién eres? — dijo alarmado, apuntándome con el arma.

— Vale, tranquilo — alcé los brazos —. Acabo de ver a... ¡Viktor! Sí, a Viktor... Me había pedido su ayuda con el tema de un proyecto suyo... — dije, inventándome la primera mentira que se me ocurrió por la cabeza.

— ¿Viktor? — dijo, no muy convencido —. ¿Tienes alguna invitación? No pareces de por aquí — gruñó.

— No, era un tema urgente... Y soy de la ciudad subterránea, no visto tan bien como tú.

— ¿Por qué Viktor querría a alguien de la ciudad subterránea?

— ¿Disculpa? — dije, ofendida —. Viktor es de la ciudad subterránea. Somos amigos desde hace tiempo. Necesitaba unos materiales que le he traído, nada más.

— No me digas. ¿Y dónde están esos materiales?

— ¿En su laboratorio? — contesté, obvia.

— En ese caso ya te ibas, ¿cierto? — amenazó.

— Hmmm — pensé —. No, creo que no.

Agarré el cañón del rifle, apartándolo, y le pegué una patada en la rodilla, haciendo que se inclinara y perdiera la fuerza de agarre. Le arrebaté el arma y con la cantonera del arma le pegué en la cabeza, haciendo que cayera inconsciente en el suelo.

— Bien hecho, ___ — me felicitó Ekko, cuando ambos salieron de su escondite —. Aunque podrías haberlo hecho antes.

Lo miré mal y él se encogió de hombros.

— ¿Qué? — dijo, como si le estuviera acusando de algo en lo que era completamente inocente.

— La próxima vez lo harás tú. Ya veremos si te pillan — amenacé.

— Acepto la apuesta — me desafió, acercándose a mí.

— Vamos, chicos, no tenemos tiempo para peleas de enamorados — interrumpió Heimerdinger.

— Oye, nosotros no estamos... — dijo Ekko.

— ¿Cómo que enamorados? — pregunté, a la vez que él.

— ¡Shht! — Heimerdinger nos hizo callar —. Por favor, tenéis mucha química, pero hemos venido a lo que hemos venido, así que sigamos con el plan.

— Si no fueras tan mono y pequeñín te habría dejado cao al lado de ese guardia — dije en cuanto retomamos el camino.

★ ★ ★ ★ ★ 



NOTA:

El clip (o escena) se ha subido justo hoy, así que no tengo ni idea de lo que están haciendo estos dos colándose por ahí. Solo me lo he inventado, ya que aún no ha salido la temporada. 

(Lo aclaro por que tal vez cuando salga la segunda temporada este one shot no tendrá ningún sentido, o tal vez estén haciendo algo totalmente diferente). 

pd. Me encanta este dúo ;( son muy monos JSAKDSKAHDAKDH

ARCANE - one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora