𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝗼𝗰𝗵𝗼

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— ¡yeonjun, apresúrate o nos vamos sin ti! — le gritó desde la puerta abierta, sosteniendo a la pequeña yizhuo en brazos.

— ¡ya bajo!

— ¿dejamos a yeonjun? ¿sí? ¿nos vamos sin él? — le preguntó juntando sus frentes y hablándole con una voz chillona e infantil, recibiendo de su parte un par de carcajadas que le hicieron reír.

— ¿vas a decirme a dónde vamos? — una vez bajó, con el cabello medio mojado y ya cambiado de ropa, le cuestionó.

negó, y yizhuo lo imitó, sacudiendo su cabecita.

— nop. te enterarás cuando estemos allá. vamos. — yeonjun frunció los labios y acató sus palabras, subiéndose en el auto una vez dejaron a ning en su silla.

esa mañana, diferente a muchas otras, beomgyu lo había despertado con una euforia que yeonjun no comprendió. y sólo le dijo que se pusiera lindo, textualmente hablando, antes de que él mismo arreglara todas las cosas de yizhuo.

— ¿no debías cruzar en la última entrada?

— no, es por aquí si vamos a...— se calló de golpe, justo a tiempo, y le miró con los ojos entrecerrados por un momento. yeonjun sonrió. — no creas que vas a engañarme para decírtelo... ¿quién te piensas que eres, light yagami?

— lo intenté. — decidió no indagar más y se recostó en el espaldar de su asiento. mentiría si dijera que estaba tranquilo o que en realidad no le importaba cuando estaba con los nervios a tope, preguntándose qué era aquello que beomgyu tanto le había estado ocultando la última semana. — ¿es algo bueno?

— es algo muy bueno. — apretó una de las manos del mayor entre la suya. — si no te gusta creo que voy a ponerme a llorar.

no pudo evitar reír. estaba de buen humor y esperaba que eso se prolongara todo el día.

— si lo hiciste tú, de seguro me gustará. — le sonrió con dulzura y le lanzó un beso, gesto que yeonjun le devolvió.

fue un viaje largo, larguísimo. habían estado en el auto por lo menos dos horas y media, sino es que más. y cuando yeonjun miró el espejo retrovisor y vio a ning dormida profundamente en su silla, recordó algo en lo que había estado pensando por un tiempo.

— ¿beom?

— ¿hm?

— ¿planeamos hacer algo para el cumpleaños de ning? — le preguntó mirando la fecha en su celular, trece de septiembre. quizás debía estar más preocupado por su propio cumpleaños, pero no podía evitar pensar primero en el de la menor, al cual no le faltaba poco más de un mes.

— es el mes próximo. — mencionó notando que el mayor no estaba ni enterado de la sonrisa que se había dibujado en su rostro por la mención del tema.

se encogió de hombros, finalmente dejando su teléfono a un lado, mirando por un momento la vía.

— sí, lo sé. pero es el primer...— se calló de repente y miró por la ventana de su lado, sintiendo la vista exterior de esta demasiado familiar para él. frunció el ceño. — espera... ¿dónde estamos?

— ¿qué? — fingió demencia, toda la que podía. intentando con todas sus fuerzas no ser lo suficientemente obvio como para que el pelinegro se diera cuenta, aunque lo más probable es que ya lo supiera.

— ¿estamos...? ¿acaso estamos en daegu? — beomgyu no respondió, pero claro que podía sentir fija sobre él la mirada confundida del contrario.

— ¿...qué? — repitió.

— ¡beomgyu! — el menor apretó los labios, acelerando un poco cuando se dio cuenta que estaban a punto de llegar, buscando no tener que inventar más excusas para distraer a yeonjun. — ¿qué demonios estamos haciendo en daegu? ¿qué hacemos aquí?

— no podía decírtelo estando en seúl...— detuvo el auto y yeonjun inmediatamente lo supo; estaban en casa de sus padres. saberlo lo asustó, y al momento en que beomgyu arropó sus manos con las propias y le miró con seriedad, ese sentimiento no se disipó. — estoy embarazado.

le soltó las manos de golpe y le empujó, un poco molesto por lo tonto que estaba siendo.

— te estoy hablando en serio, ¿por qué vinimos? — lo escuchó suspirar mientras apagaba el auto y se quitaba el cinturón.

— sabes qué día es hoy, ¿verdad? — un poco temeroso, asintió. beomgyu se removió un poco sobre su propio asiento para mirarlo más cómodamente. — ¿recuerdas que me dijiste que te encantaría venir a mi casa?

— sí...

— ¿y recuerdas cuando me dijiste que te morías por ver a tu madre? — yeonjun tragó seco, miró por el rabillo del ojo la casa antes de hablar.

— beomgyu, ¿qué estamos haciendo aquí? — le preguntó de nuevo, intentando conseguir una respuesta concisa, más todo lo que obtuvo del menor fue una sonrisa y un rápido beso en los labios.

— entremos y lo sabrás.

beomgyu se encargó de llevar a yizhuo y de caminar frente a él, pues tenía las llaves. y yeonjun no podía sentirse más aterrado, ¡aterrado! él estaba muerto del miedo, no le gustaba no saber las cosas que beomgyu hacía y la incertidumbre era su sentimiento menos preferido.

— si no te gusta...— comenzó, murmurando muy cerca suyo una vez las llaves estuvieron en el cerrojo de la puerta. —...promete no enojarte conmigo, ¿sí? lo hice pensando en ustedes.

él no lo pensó, sólo asintió porque estaba impaciente. beomgyu suspiró.

— bien. entonces...— finalmente, le dio vuelta a las llaves en la cerradura y abrió la puerta, tan lentamente que yeonjun genuinamente creyó que pasaron horas.

— ¡sorpresa! — y el sonido ensordecedor de algo explotando seguido de muchas voces vitoreando hizo que diera un pequeño salto en su lugar, asustándose por la impresión.

estaba completamente congelado. la bonita y acogedora casa de los padres de beomgyu ahora estaba llena de gente y por dondequiera que mirara habían adornos coloridos, estando un poco opacados por los globos en forma de número que formaban un bonito veintiséis a mitad del salón.

todos estaban ahí, y cuando hablaba de todos, se refería a absolutamente todos. veía, obviamente, a los padres y al hermano de beomgyu, a su madre y a su abuela, los hermanos de soobin, estaban soobin y huening kai, jimin y minjeong, e incluso estaban taehyun y aeri. todo el que conocía estaba ahí. su corazón estaba latiendo tan rápido.

— ¿tú... tú hiciste esto? — murmuró, lo suficientemente audible para que el castaño lo escuchase, sintiendo como le temblaban las manos y las rodillas.

— ¡claro! por eso no podía decirte. era sorpresa. — por un momento, no supo cómo sentirse respecto a la reacción que parecía estar teniendo yeonjun, que ni siquiera se movía en lo absoluto. — ¿yeyo? ¿estás bien?

le miró, pero ni siquiera pudo contestar nada cuando los ojos se le empañaron de lágrimas y comenzó a llorar a chorros, abrazándose al menor y sintiendo tanto la mano de beomgyu como la manito de yizhuo acariciándole la espalda para consolarlo.

claro que estaba bien. ¿cómo no estarlo? si tenía a beomgyu con él.

¡ning! ★ beomjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora